sábado, 21 de septiembre de 2024

Floreció, pero no con flores

Florecer también significa que algo prospere y no se refiere únicamente a lo legal...

Félix Arturo Chang León
en Exclusivo 22/05/2020
1 comentarios
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Florecieron a la vista de todos, las ventas de productos descubiertos en estos días en casas convertidas en almacenes de mercancías robadas. (Alfredo Lorenzo Martirena Hernández / Cubahora)

En la década de los 90 del siglo pasado hubo escasez de todo, y entre lo más sensible estaban los alimentos, por lo cual los organopónicos recibieron una bienvenida, en unas localidades más que en otras, pero la acogida fue cálida.

La provincia de Villa Clara vio florecer esos sembrados a diestra y siniestra en el norteño municipio de Caibarién, y llegó un momento en que parecía que se extenderían a lo largo de toda la vía hacia los límites con la parte septentrional de Ciego de Avila.

El entusiasmo llegó igualmente a la capital del territorio villaclareño, Santa Clara, donde en medio de la fiebre de construcción de los canteros se levantó una cantidad de ellos que dejó estupefacto a no pocos, pues era un organopónico de flores.

Por entonces no solo eran caras las viandas y las hortalizas, también lo eran las flores en los alrededores del parque Vidal, pero aún así, había quienes exprimían sus bolsillos con tal de hacer un fino obsequio.

Con buenos ojos fueron vistos las siembras del reino vegetal con destino a la alimentación y también las destinadas a satisfacer esa otra hambre que tienen los hombres, y que en este caso eran las flores cultivadas en los alrededores del hospital Arnaldo Milián Castro, centro de salud que a pesar de su veteranía, sigue siendo llamado el nuevo.

Prometo seguir indagando si el organopónico de las flores fue trasladado hacia otro lugar, pero hasta ahora, no he hallado una plantación similar en toda Santa Clara, donde sí perduró el nombre de Las Flores para aludir a esa área donde se concentraron los trabajadores por cuenta propia (los de nuevo tipo surgidos a partir de la flexibilización ampliación de las actividades, pero sin mercado mayorista) para vender, según el dicho popular, desde una aguja hasta cualquier pieza de un avión.

La explanada quedó arrasada y paulatinamente comenzaron a levantarse con cualquier material techos y mostradores donde se guarecieron los comerciantes no estatales dispuestos a abrirse paso aunque no tuvieran un proveedor al por mayor.

Lo que floreció a partir de ese momento no fueron las flores con sus bellos pétalos y fragancias, los olores fueron otros, y lo mismo vendían un lapicero con rótulos del Ministerio de Salud Pública de Cuba que medicamentos clasificados como de uso exclusivo dentro de los hospitales.

Las rosas, los gladiolos, las gardenias, y los girasoles desaparecieron del lugar, pero florecieron a la vista de todos, las ventas de productos exactamente del mismo tipo que los descubiertos en estos días en casas convertidas en almacenes de mercancías robadas de entidades estatales donde existe una abundante estructura de dirección y abultados controles.

Nadie puede estar en contra de que existan los comerciantes no estatales, pero eran y son colosales las cantidades de personas descontentas ante las ilegalidades, que se confirman con los hechos delictivos y sus protagonistas llevados ante las cámaras, aunque con el rostro oculto, a pesar de que nunca se enmascararon para mostrar desafiantemente lo obtenido mediante el robo.

En estos días en que ha sido necesario aplicar medidas para evitar aglomeraciones, los concurrentes a “Las Flores” y a otras áreas que la voz de la calle se niega a llamarles de otra forma que no sea candongas, han tenido que desconcentrarse hacia distintos lugares de la ciudad.

Aparentemente han perdido la ventaja de estar en un lugar al cual acudían los clientes, y ahora cualquiera pensaría que por la dispersión venden menos.

Un vecino a quien pregunté dónde conseguir un par de bolsitas de cemento blanco, respondió sin demoras: “en la candonga de Las Flores.”

Y seguidamente dijo: “Oye, no me mires así que si vas a Las Flores no hay nadie, pero están en Facebook… y siguen vendiendo lo mismo, igualito-igualito… Tu entras y preguntas y enseguida te dicen a dónde tienes que ir a comprarlo”

Lo volví a mirar. Y hasta ahora: ¡Sin comentarios!

No obstante, estimado lector, puede usted comentar sobre las posibilidades del florecimiento virtual de la venta de productos luchados o “recursos desviados”.


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Félix Arturo Chang León

Periodista cubano de origen chino que nació y vive en Cuba. Santa Clara. Dirigió el periódico Vanguardia durante 16 años.

Se han publicado 1 comentarios


CGlez
 23/5/20 8:02

¿nO HAN entrado uds a las paginas o grupos de Facebook? entren a los revolicos y verán las candongas virtuales. Ese comercio electrónico está floreciendo

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