Estrés mantenido y corazón

El estrés, del latín stringer, ‘apretar’, es una reacción fisiológica del organismo. Entran en juego diversos mecanismos de defensa para afrontar una situación percibida como amenazante o de demanda incrementada.

El estrés mantenido puede provocar perjuicios físicos debido al aumento del gasto de energía, una mayor rapidez de actuación, menor descanso del necesario y el consiguiente agotamiento de las fuerzas.

Algunas respuestas de tipo emocional observadas en personas afectadas por un estrés son abatimiento, tristeza, irritabilidad, apatía, indiferencia, inestabilidad emocional, etc.

Cuando las situaciones estresantes se mantienen de forma permanente, el cuerpo permanece en un estado constante de alerta, lo cual aumenta las probabilidades de desgaste fisiológico.

ALOSTASIS, CARGA  ALOSTÁTICA Y ESTRÉS CRÓNICO

La “alostasis” es la capacidad de mantener la estabilidad a través del cambio. La carga alostática mantenida conlleva a la fatiga o directamente al daño físico.  La capacidad del cuerpo para recuperarse y defenderse se puede ver seriamente comprometida y como resultado, aumenta el riesgo de lesión o enfermedad.

Cuando el organismo es forzado a adaptarse a situaciones  tanto psicosociales como físicas adversas y negativas de forma continuada, se encuentra hiperactivo, pierde su regulación y se produce la “carga alostática”. Conduce a las conocidas manifestaciones y enfermedades derivadas del estrés, como son las cardiovasculares o el agravamiento de las ya existentes.

ESTRÉS MANTENIDO Y CORAZÓN

Los adultos con estrés mantenido, donde se manifiestan depresión y ansiedad, tienen casi cuatro veces más probabilidades de morir de enfermedad cardiaca y casi tres veces más probabilidades de fallecer por cualquier causa, en comparación con las personas sin estrés.

El sufrimiento acumulativo del estrés psicológico puede aumentar el riesgo de mortalidad sobre todo en los pacientes con enfermedad cardiaca previa, tal como sucede con los bebedores pasivos.

Hay muchos otros factores causales, entre ellos un divorcio, la enfermedad prolongada o la muerte de algún familiar  cercano así como  el estrés financiero o laboral.

FUE DEMOSTRADO

En una investigación ralizada en la Universidad de Auckland, Nueva Zelanda y publicada en la  revista Heart, se recogieron datos sobre 950 personas entre 31 y 74 años de edad con enfermedad cardiaca estable.

Casi un 4 por ciento sufrían de un estrés persistente moderado o más grave. Su riesgo de muerte temprana fue sustancialmente más alto en comparación con los demás.

MECANISMOS DESENCADENANTES

El estrés mantenido podría provocar o empeorar la enfermedad cardiaca al conducir a un aumento en la actividad de las hormonas del estrés y de estilos de vida malsanos.

Por ejemplo, quien sufra de un estrés continuo sin posibilidades de solución por lo menos al alcance de sus manos o de su inteligencia y/o carácter, podría fumar, beber, drogarse, hacerse físicamente inactivo, acumular sobrepeso o desarrollar diabetes.

Además y en dirección opuesta, la enfermedad cardiovascular en sí podría a su vez incrementar el estrés psicológico.

NECESITAN AYUDA

Cualquiera que sea la causa, las medidas para reducir el estrés podrían aumentar las probabilidades de más años de vida, sobre todo si se tiene una enfermedad cardiaca previa.

Las medidas para reducir el estrés a largo plazo tienen la virtud de mejorar los resultados de las personas en riesgo. Aunque lamentablemente, el estrés no tiene una solución simple y la respuesta podría depender del propio  individuo, sus motivos y sus expectativas.

Reconocer el problema es un primer paso importante. Y el respaldo de familiares y amigos también es clave. A veces, lo mejor es buscar ayuda profesional.

EL MÉDICO AMIGO

Los médicos deben preguntar de forma sistemática a los pacientes cardiacos sobre el estrés en sus vidas.

La evaluación del estrés debe ser una parte constitutiva de la evaluación de rutina de los pacientes con enfermedades cardiovasculares.

Y los pacientes con un estrés crónico significativo deben entonces recibir remisiones a profesionales de la salud mental. Esto es particularmente importante en relación a un paciente cardiaco con un estrés psicológico prolongado de nivel moderado a alto.