El mal humor

El mal humor es definido por el Diccionario de la Lengua Española como aversión habitual o accidental a todo acto de alegría y aun de urbanidad y atención.

Una persona malhumorada es quien está de mal humor, desabrido.

Se enfada o irrita con facilidad. A veces si ninguna razón aparente.

Cambia de humor y se siente triste sin saber exactamente la razón. Puede volver a la alegría en cuestión de minutos y lo percibe como si estuviera perdiendo el control.

Parte de la respuesta pudiera ser la impostergable necesidad de hacerle frente a cambios y presiones constantes en el hogar, en el centro de trabajo o en la vida personal.

OTRAS RAZONES

Tal vez una decepción amorosa o el comienzo de una nueva incapaz de llenar las expectativas puede ser la causa.

También un conflicto laboral, carencias económicas, un nuevo trabajo o una nueva responsabilidad.

Metas personales por cumplir o incumplidas, conflictos hogareños o con vecinos así como separaciones familiares se incluyen como detonantes.

Esa persona gruñona puede sentirse angustiada y como si no tuviera tiempo suficiente para hacerlo todo.

En fin, las razones para el mal humor pueden ser infinitas para cada ser humano. O realmente, puede no haber ninguna de peso para justificarlo.

ESE TEMPERAMENTO

Sentirse incómodo,  irritable o con temperamento fácilmente exaltable pueden ser signos de depresión. También lo son los sentimientos de aburrimiento y desesperación.

Hay quienes identifican la depresión con tristeza. Pero ella también puede reflejarse con cambios en el carácter, enojo, impaciencia, desinterés o aburrimiento.

HORA DE ACTUAR

Cuando hay cambios de carácter interfiriendo con el disfrute de su vida o con las relaciones interpersonales, es una manifestación de la necesidad de hacer algo al respecto.

Hablar con alguien de confianza es un buen comienzo. Un consejo oportuno puede iluminarle planos oscuros hasta ese momento  y no tenidos en cuenta.

Si es necesario,  puede acudir a un personal especializado

No hay otra alternativa. Debe tomar las riendas de sus propios asuntos, recuperar el equilibrio, volver a sonreír y tomarlo todo con su justa calma. Ni menos, ni más

Se trata de un buen manejo de esos momentos de irritabilidad.

OTRAS BUENAS ALTERNATIVAS

Analice cualquier situación desde el punto de vista de un observador inteligente. Tenga a mano la foto de alguien a quien admire por sus triunfos y su astucia, contémplela y pregúntese, ¿qué haría fulano/a en mi lugar?

Con la respuesta en mente, entonces actúe.

Cuente hasta 10 … o hasta 1,000. Respire profundamente varias veces. Y si en esos momentos esta en solitario, comience a realizar ejercicios calisténicos incluidas cuclillas y trote en el lugar.

De esta manera el organismo producirá más endorfina. Esta   hormona  controla el estrés y mejora el estado de ánimo.

Después a montar bicicleta, jugar  pelota, nadar o simplemente correr con atuendo apropiado.

HAY MÁS

Debe dormir y descansar lo suficiente. El cansancio físico o mental mantenido puede ocasionar más tristeza e irritabilidad.

Haga surgir su creatividad. Comience a leer o a escribir un libro. Un diario puede ayudar a organizar y expresar sus pensamientos y sentimientos. Contribuirá a hacer todo más llevadero.

Enterrar sus sentimientos en su interior los hace parecer más terribles y más alejados de la realidad

No obstante, si se encuentras triste, irritable, aburrido o desesperado la mayor parte del tiempo o si no consigue olvidar las causas reales, agigantadas o imaginarias de sus penas, pudiera estar deprimido y necesitar ayuda de un psicólogo o de un psiquiatra.

Lo importante es recuperar el equilibrio emocional, ser feliz y hacer felices a quienes lo rodean.