Cuando se maneja es imprescindible una atención constante y cuidadosa a esa importante y vital tarea de conducir un vehículo. No debe existir ningún tipo de distracción, solamente una constante atención al timón en mano y al entorno circundante del transporte rodante.
No obstante, los conductores de vehículos automotores poseen como un sexto sentido capaz de compensar hasta cierto punto una conducción un tanto distraída mentalmente y bajo ciertos influjos emocionales.
Determinada parte del cerebro funciona de manera automática en presencia de algunos de estos tipos de conflicto en el conductor.
Pero para disponer de la función correcta de esa zona cerebral se necesita obligatoriamente de la coordinación adecuada entre los ojos y las manos
LOS MENSAJES DE TEXTO
Esa unión es imposible de establecer cuando se maneja y se envía o se lee al mismo tiempo un mensaje de texto pues queda interrumpido totalmente el circuito entre el ojo y la mano.
Enviar o recibir mensajes de texto cuando se está al frente del timón es demasiado arriesgado como para hacerlo.
Incluso es mucho más peligroso cuando se compara con estados emocionales de enojo o de distracción mental.
UNA EXPERIENCIA ALECCIONADORA
Investigadores de la Universidad de Houston y del Instituto de Transporte en Texas utilizaron a 59 voluntarios a quienes se les indicó que condujeran en la misma sección de carretera cuatro veces pero de manera diferente.
En una de ellas condujeron bajo situaciones normales, sin ningún tipo de distracción y muy concentrados en su tarea vehicular.
En otra oportunidad tuvieron que conducir recibiendo preguntas mentalmente difíciles y necesitadas de sus respuestas.
En la tercera oportunidad sufrieron la distracción con preguntas muy emocionalmente perturbadoras de sus estados de ánimo.
La cuarta y última vez se entretuvieron con la recepción y envío de mensajes de texto efectuados mientras conducían.
El CONDUCTOR EN CUATRO ETAPAS
Cuando se comparó con la conducción normal, las preguntas difíciles o cargadas emocionalmente provocaron determinado nerviosismo en los conductores.
Al sentirse nerviosos manejaron de forma más recta en relación a la situación normal.
Esos conflictos mentales aumentaron el estrés fisiológico de los individuos analizados llevando a sus brazos una reacción estresante de lucha o huída provocando un manejo nervioso del volante.
Automáticamente el cerebro compensa el estado nervioso con una reacción de igual potencia pero en dirección opuesta e induce a una conducción muy recta.
LA CUARTA ETAPA
Los mensajes de texto se vuelven muy peligrosos pues neutralizan e interrumpen totalmente la coordinación entre las manos y los ojos del conductor, ese “sexto sentido” de automatismo.
Mientras leían y enviaban mensajes de texto durante la prueba fue cuando los conductores se salieron del carril o condujeron de forma no segura,
Los sistemas automáticos de los seres humanos son formidables hasta su anulación por los propios sujetos como sucedió en este caso.
Eliminado ese circuito, las manos en el volante quedan sin el control de la vista, provocando la peligrosísima desviación del camino por parte del vehículo conducido.
SE REPITE EL CONSEJO
Cuando se maneja se debe hacer en total concentración y sobriedad. Sin el influjo del alcohol o de ninguna otra droga.
Pero en los casos donde obligatoriamente se deba recibir o enviar un mensaje de texto es imperativo detener el vehículo, colocarlo en zona sin tránsito y con toda tranquilidad y concentración ocuparse del celular pero de forma segura para el conducto y todos sus pasajeros.
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