El tiempo de estudio es imprescindible para nuestros hijos. Pero al mismo tiempo de planificar este tiempo, también se debe considerar el de horas libres y el de vida familiar; es una buena forma para alcanzar el equilibrio en el hogar al mientras se favorece el desarrollo social y personal de los menores.
En estos tiempos de pandemia recién comenzará un nuevo curso escolar, presencial o por teleclases, y es necesario plantearse cómo gestionar el tiempo de los muchachos. Como padres y madres uno de los principales objetivos durante la etapa escolar es que los menores aprendan y se responsabilicen de sus tareas escolares, pero ¿y el resto del tiempo en época de COVID-19?
LA IMPORTANCIA DE PLANIFICAR
Tras terminar las horas lectivas, muchos niños y adolescentes deben realizar actividades extraescolares como son los repasos de las materias impartidas, tienen que hacer deberes escolares además de estudiar con más asiduidad en época de exámenes. Pero los menores no deben llegar a agotarse con estas tareas, pues se corre el riesgo de que les hagan un rechazo hacia las faenas escolares e, incluso, llegar al abandono. Por tanto, hay que tener en cuenta que es tan importante fomentar la responsabilidad con los estudios como planificar también el tiempo libre de los menores y en que sería empleado. Lograr un equilibrio que jamás llegue a desbalancearse a favor de la ociosidad, por ejemplo, interminables horas frente a las pantallas.
CÓMO ORGANIZAR EL TIEMPO
Se debe confeccionar un horario o calendario con las tareas a realizar cada día. En esta planificación es recomendable incluir tanto las actividades obligatorias ante el estudio como el tiempo libre. En función de la edad del menor, dicha organización se puede realizar con dibujos, esquemas o por escrito, tanto en papel como utilizando alguna herramienta tecnológica.
Cuando resulte necesario, acompañarle en la planificación de sus tareas. Para ello, utilizar preguntas y sugerencias en lugar de facilitarle, ya hecho de antemano, el listado de tareas y el orden en el que llevarlas a cabo. De esta manera se fomentará su autonomía y confianza en sí mismo.
CON LÍMITES PRECISOS
Se debe establecer normas, límites y consecuencias, haciendo partícipe al hijo o hija de estas decisiones para que se sienta tenido en cuenta y, de esta manera, comprenderá qué función cumplen las pautas y asumirá con mayor responsabilidad los resultados si se ha saltado el límite marcado en algún momento.
Es necesario crear una rutina de estudio. Establecer un horario de inicio y cierre de las tareas académicas, así como de los tiempos de descanso intermedios, pero también fomentar su autonomía. De forma paulatina, según su edad, las responsabilidades se irán aumentando. Es recomendable ofrecerle ayuda cuando lo necesite, pero dejarle espacio para que comience a realizarlas por sí mismo y permitirles que se equivoquen, considerando el error como una fuente de aprendizaje, además, de esta manera se estará fomentando la tolerancia a la frustración.
EL TIEMPO LIBRE
A través de preguntas se debe conocer qué actividad le gustaría realizar en sus horas libres en el hogar. Se le pueden proponer diferentes alternativas ajustadas a su edad, dejándole espacio para decidir qué le apetece realizar. Ayúdale a tomar la decisión, pero no tomarlas automáticamente por él o ella ya que esto hará que pueda convertirse en una obligación. Es necesario permitirles que tengan un tiempo para jugar, disfrutar y desconectar, leer o compartir tiempo con sus iguales a lo largo del día, aunque sea a través de las redes sociales, aunque ya en los tiempos actuales se les puede permitir una salida bien controlada siempre cumpliendo con las directrices del distanciamiento social.
Con los hijos, en caso de ser posible, se debe compartir el tiempo de ocio seleccionando una actividad que les guste a ambos y mostrar interés por hacerla juntos, aunque sean 5 minutos al día. Si se requiriera más tiempo del que dispone la persona mayor en el día a día, se puede planificar para el fin de semana, como pudiera ser jugar ajedrez.
EL FUTURO DE LOS HIJOS
En los padres es normal que hayan generado determinadas expectativas acerca de cómo será el hijo o hija en la etapa adulta; por ello, es fundamental tener en cuenta las motivaciones inculcadas al menor desde sus primeros tiempos de comprensión para adaptar las exigencias aplicadas hacia él o ella tanto a nivel académico como personal.
Cuidar y orientar el tiempo libre de los niños y los adolescentes favorecerá su desarrollo social y personal, aunque durante el curso escolar no puede olvidarse de compaginarlo con las tareas académicas. Con esta armonía también se cuidará la relación con los hijos, al no basarla exclusivamente en su rendimiento escolar sino también en su tiempo libre y, por tanto, favorecerá el desarrollo de un adecuado concepto de sí mismos y una autoestima sana.
Ofelia
11/10/21 10:23
Es muy importante eso de proteger el futuro de los hijos
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