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jueves, 9 de octubre de 2025

Bad Bunny en el Super Bowl: el anuncio que remueve (I)

Desde el mismo anuncio fue planteada la narrativa conflictiva…

José Ángel Téllez Villalón
en Exclusivo 09/10/2025
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Bad Bunny en el Super Bowl: el anuncio que remueve (I)
El 28 de septiembre, se supo que Bad Bunny protagonizará el medio tiempo del Super Bowl 2026.

Se confirma, una vez más, cada nuevo insumo a lo imperante se amolda. Las noticias surfean y se ajustan al ideolograma que estructuran y posicionan las clases dominantes. Las noticias no hacen más que engordar a las narrativas hegemónicas. Se imantan las opiniones con  lo que más provoca y llama la atención. El debate se mueve alrededor del mismo eje. Los medios de aquí y de allá, los del norte y del sur global, producen y reproducen la trama que interesa a los poderosos, útil para invisibilizar y dejar afuera lo trascendente, la de congelar lo vital y revolucionario.

Desde el mismo anuncio de la Liga Nacional de Fútbol (NFL), el domingo 28 de septiembre, durante el medio tiempo del partido entre Packers y Cowboys en el AT&T Stadium de Arlington, Texas, fue planteada la narrativa conflictiva: Bad Bunny vs Trump,   Bad Bunny vs ICE, la estrella latina contra las estrellas anglosajonas. Aquello de que el “Conejo malo” encabezará el espectáculo de medio tiempo del Super Bowl LX en 2026, se montó sobre los mismos relatos imperantes, solo para re-mover.

“Es enemigo acérrimo de Trump´: el rechazo del movimiento MAGA a que Bad Bunny actúe en el show del Super Bowl”; “La elección de Bad Bunny para protagonizar el Super Bowl enfureció al mundo MAGA… y ahí radica el verdadero poder del artista”; “¿ICE vigilará el Super Bowl 2026? Crece la polémica tras el anuncio de Bad Bunny en el show”; “El ICE en la Super Bowl: el Gobierno afirma que habrá agentes de inmigración y desprecia la actuación de Bad Bunny”; “La Casa Blanca dice que por ahora no hay planes de redadas migratorias en el Super Bowl con Bad Bunny”, fueron algunos de los titulares.
Según  reseñan, la elección causó la indignación del bando conservador. Influencers y activistas del movimiento MAGA expresaron su desacuerdo por doquier. Reacciones a las recientes críticas del boricua contra la represión migratoria de la administración Trump, porque canta en español  o  por el pretexto que mejor les sirviera.

El lunes 29 de septiembre, la ex piloto profesional de automovilismo Danica Patrick objetó en X que interpretar “ninguna canción en inglés no debería permitirse en uno de los programas televisivos de mayor audiencia del año en Estados Unidos”, para pedir después un espectáculo de medio tiempo alternativo en inglés. “No nació necesariamente en América. No me importa dónde hayas nacido. Lo que me importa es poder cantar la música. Su música casi no está en inglés”, dijo en el pódcast “War Room”. “No creo que sea tan divertido. No creo que una tanto. Lo que odiaría es que vuelva a dividirnos, de otra manera”, añadió.

El martes 30 de septiembre, y presentador del pódcast “Bussin’ With the Boys”, Taylor Lewan, manifestó su oposición durante una aparición en Up & Adams. El exjugador de la NFL  sugirió que otra megaestrella debería haber obtenido este show de 13 minutos. “Debería haber sido Taylor Swift”, insistió Lewan, de 34 años. “Ella se ha estado integrando en el mundo del fútbol. Ha unido dos culturas completamente diferentes”.

Nick Adams, un comentarista que se describe a sí mismo como "el autor favorito del presidente Trump" y que recientemente se anunció que será el embajador de EE.UU. en Malasia, dijo que la elección de Bad Bunny es "una cachetada en la cara para la abrumadora mayoría de estadounidenses que apoyaron a Donald Trump". Adams llamó al movimiento MAGA a boicotear el Super Bowl y propuso al cantante Kid Rock como alternativa.

Por su parte, la presentadora de televisión Trish Reagan, comentó que Bad Bunny es "un rapero con un catálogo de letras vulgares", y se refirió a la canción "Compositor del Año", que dice "un presidente mamabicho que no hace un pito".
El comentarista y Youtuber de derecha Benny Johnson, en una publicación en su cuenta de X de cerca de 4 millones de seguidores, calificó al artista puertorriqueño como un "enemigo acérrimo de Trump" y un "activista en contra de ICE". Y agregó: "La NFL se está autodestruyendo año tras año".

Tales fueron las ronchas que Corey Lewandowski, aliado de Trump y asesor del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), dijo el miércoles que agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos, estarían presentes. "No hay ningún lugar donde se pueda brindar refugio a quienes se encuentran en este país ilegalmente". "Ni en el Super Bowl ni en ningún otro lugar. Los encontraremos, los arrestaremos, los meteremos en un centro de detención y los deportaremos", amenazó en el programa The Benny Show.

El viernes 3 de octubre, la controversia alcanzó su punto máximo. La secretaria de Seguridad Nacional y exgobernadora de Dakota del Sur, Kristi Noem, prometió enviar agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) al Super Bowl. “Habrá control de ICE en el Super Bowl. Lo habrá, porque el Departamento de Seguridad Nacional es responsable de garantizar la seguridad, así que tengo la responsabilidad de asegurarme de que todos los que asistan al Super Bowl tengan la oportunidad de disfrutarlo y de irse, y de eso se trata Estados Unidos”, declaró en el pódcast de Johnson. Luego advirtió: “Estaremos por todas partes… Vamos a hacer cumplir la ley. Así que creo que la gente no debería venir al Super Bowl a menos que sean estadounidenses que respeten la ley y amen a este país”.

Todo para alimentar la narrativa de “guerra cultural” que ha enarbolado Donald Trump desde su primera carrera presidencial. En un marco  de competencia y suma cero, de pugnas etéreas y estériles,  que no rozan las contradicciones de más peso, las disputas más cerca de la base de la pirámide de Maslow, entre sentidos esenciales. Se colocan en las pantallas publicitarias, lo que entretiene  y no  revoluciona. Se pone el foco mediático donde los poderosos prefieren. Todo circula dentro de esa cortina de humo.

No verá, dentro de este esquema,  algo que suene a disputas profundas, existenciales o históricas, como luchas entre clases ni batallas  anticolonialistas. Por ejemplo, entre Benicio Cortés y Bad Bunny, entre el sujeto y la marca, entre el cada vez más alumbrado y el famoso marcosaurio, entre el  intérprete de “Tití me preguntó” y el de “Lo que le pasó a Hawaii”, entre el músico “rebelde” y los mandamases de las imperialistas industrias culturales han vendido.

Entre poses  que fragmentan y actitudes que inspiran, orientan y aglutinan. Entre  reproducir lo mismo o “romper”, entre diseñar hits o crear. Entre parecer o ser. Entre servir de instrumento para el consumismo o constituirse en motivo de orgullo hispano, entre circular como el  superastro del trap latino o el patriota que canta salsa y plena, que lanza DTMF y organiza 31 conciertos para el bien de los suyos, para mayor admiración de los puertorriqueños, e incluso de refugiados en tierras árabes.


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José Ángel Téllez Villalón

Periodista cultural


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