Fajado con los albañiles
A ratos pasa suave la mano por la superficie recién enlosada, sonríe como un niño regordete y remata con que “verdad que esto está quedando lindo, compa”. Ever le responde con un raquítico “sí” y saca los dientes. Después recuerdan por dónde habían dejado la treta y vuelven a la carga...