A lo largo de los años, son muchas las campañas que se han realizado contra el consumo de drogas y sustancias nocivas. Se divulgan sus efectos en la salud, las cifras de mortalidad e, incluso, se visibilizan historias de quienes sufren adicción y los efectos que ha traído esta enfermedad a sus vidas; sin embargo, esto no parece ser suficiente.
De acuerdo con el Informe Mundial sobre las Drogas, publicado en junio por la Oficina de las Naciones Unidad contra la droga y el delito (UNODC); en el último decenio, el consumo de drogas ha aumentado en un 20 %, más de 290 millones de personas usan drogas actualmente.
“La producción, el tráfico y el consumo de drogas siguen exacerbando la inestabilidad y la desigualdad (…). Necesitamos proporcionar tratamiento y apoyo basados en evidencia a todas las personas afectadas por el uso de las drogas, mientras nos enfocamos en el mercado de las drogas ilícitas e invertimos mucho más en prevención”, declaró GhadaWaly, directora ejecutiva de la UNODC; pero, ¿estará solo en ese aspecto la mejor solución?
Es coherente afirmar que la disminución del narcotráfico y del consumo de drogas sondirectamente proporcionales, así como es de suma importancia la existencia de lugares para la rehabilitación a personas afectadas por drogas o adicciones; sin embargo, no debemos perder de vista que el combate más efectivo se debe dar desde la prevención, que no constituye una tarea individual.
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Actualmente, no es posible comprender este fenómeno sin antes analizar los elementos que lo propician; factores que van más allá del hecho de encajar en un grupo o la soledad, sino otros que también corresponden a la sociedad en la que vivimos hoy, donde los hábitos de consumo cultural que prevalecenmerecen especial atención.
Los contenidos que se globalizan, en su mayoría generados por las mismas corporaciones, en su búsqueda de ser una copia fidedigna de la sociedad, pecan de normalizar conductas adictivas que, al no ser debidamente tratadas, pueden imitarse por quienes los consumen.
Un claro ejemplo son series como la producción española “Élite”, vista por una enorme cantidad de público, en su mayoría adolescentes y jóvenes, donde las drogas y el alcoholismo están presentes en todos los conflictos sin ser el conflicto en su totalidad; es decir, están, pero no son parte del problema y menos el problema en sí.
Este tipo de narrativa, unida a los hábitos generales de consumo musical, donde los artistas en sus canciones y video clipsmuestran como modelo a seguir estilos de vida donde las drogas son parte del camino para llegar al “éxito”, constituye un peligro si el público no realiza un consumo crítico.
La inserción de este tipo de contenidos en las sociedades es una causa directa del aumento que se explica en el informe de la UNODC. Así como algunas políticas de países y/o Estados externos que se han flexibilizado con respecto a estos temas.
Aun así, en Cuba, continúa vigente la política de tolerancia cero ante las drogas. Y, siguiendo la línea de mensaje de la Sra. Waly, las autoridades trabajan para impedir la entrada y la comercialización de drogas en el país; y, de igual manera, existen centros de rehabilitaciónque gratuitamente ofrecen ayuda y asesoramiento a quienes quieran dejar atrás las adicciones.
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Por otro lado, es innegable que las ofertas de consumo cultural en Cuba se encuentras accesibles para todos los públicos, dando, además, preponderancia a los contenidos que potencian el consumo crítico de contenidos como el recién concluido Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano o la Bienal de La Habana.
A pesar de esto, es innegable lo difícil que se hace competir contra la globalización culturalque trae otro tipo de contenidos al país; por lo que se hace necesario generar producciones que no omitan estos temas y que les den una mirada esperanzadora.
Un ejemplo es la telenovela cubana que está emitiendo actualmente el canal Cubavisión, “Renacer”, que trata desde una perspectiva crítica la historia de un adicto en recuperación, los problemas que enfrenta y su proceso de reinserción en la familia y la sociedad en general.
Debemos priorizar y potenciar la inserción de contenidos culturales educativos e ilustrativos con respecto a estas enfermedades; así como visibilizar los espacios a donde pueden acudir las personas que las padezcan.
A pesar de que existe la percepción general de la droga como un problema fundamentalmente individual, no es posible contrarrestar este fenómeno sin antes plantearse qué implicación tenemos como sociedad en el aumento o disminución del mismo.
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