Cuando derecho y deber van de la mano

Cuba, 1853, el joven Ignacio. Acababa de pasar sus vacaciones en su ciudad natal, Puerto Príncipe. Hacía cinco años que no veía la tierra de las palmas reales y del azúcar, regresaba hacía poco de España.  En ese tiempo aprendió en España Filosofía y Humanidades y ahora se disponía a ingresar en Real Universidad de La Habana.

 Era una universidad para los hacendados adinerados, en una patria injusta sometida a la voluntad de su metrópoli. Allí, se graduó de Derecho Civil y Canónico. Defendió su tesis el día 7 de junio de 1865. Así afirmaba:

“Se ha dicho que el hombre, para vivir en sociedad, ha tenido que renunciar a una parte de sus derechos; lejos de ser así contribuye con una porción de sus rentas y aún a veces con su persona al sostenimiento del Estado, que debe defendérselos, que debe conservárselos íntegros, que debe facilitar su libre ejercicio. Bajo ningún pretexto se pueden renunciar esos sagrados derechos (…) La justicia, la verdad, la razón, sólo pueden ser la suprema ley de la sociedad”

El joven abogado se graduó el día 11 del mismo once. Todavía no sabía su destino, pero ya estaba en formación uno de los patriotas más reconocidos de Cuba.

 Después continuó sus estudios de posgrado. En las llamadas juevinas y sabatinas, nombres dados a las reuniones en que participaban los estudiantes, debatía sobre varios temas referentes al derecho. Uno especial ha quedado en la historia: su discurso sobre los derechos individuales, que denunciaba la opresión en Cuba. Un escándalo para la época.

 Fue juez durante un tiempo, y siguió con sus ideas progresistas hasta que a mediados de 1868 regresó a Puerto Príncipe y se incorporó a los conspiradores de la región. El resto de la vida de Ignacio Agramonte y Loynaz es más conocido.

 Hoy a 154 años de esa defensa de tesis, Cuba ya tiene lograda la independencia que tanto ansió. Los cubanos ya tienen su garantía de derechos: salud, educación, no discriminación… y tantos otros. Las leyes se actualizan, el país se reforma para estar de acorde a los nuevos tiempos.

Hoy en el Día del trabajador Jurídico pensamos que son muchos  los retos que tiene esa profesión. La nueva Constitución, necesita de cambios en las leyes para aplicarse. Nuevos derechos son incluidos en esta. ¿Cómo generar leyes de acceso a la información? ¿Leyes contra los crímenes informáticos? ¿De protección a la privacidad? ¿De inocuidad de los alimentos?¿Un nuevo código de familia? Son algunas de las preguntas.

Grandes cambios esperan al país, de la mano de tan importante profesión, pues, después de todo, son las leyes las que rigen la vida en sociedad.