“Arriba, a comer toda la comida y a dormir tempranito, que los reyes magos no le regalan a los que se portan mal”, decía mi abuela cada vez que se acercaba el seis de enero, la fecha en que, según ella, tres hombres vestidos de rojo, con largas barbas y montados en camellos, recorrían largas distancias hasta llegar a las casas de los niños.
“¿Y cómo van a entrar si es de madrugada?” “Ahh, porque ellos son magos y tienen una llave que puede abrir todas las puertas; pero cuidado, si te ven despierta se asustan y se marchan sin dejar nada”… Así ocurría seis de enero, tras seis de enero… Mi mamá, que era muy buena contando historias, se había esforzado en hacerme creer la leyenda.
Yo nací en los noventa. Aquellos años del Período Especial en que las familias cubanas duplicaron afectos, como fórmula para olvidar escaseces. Pero, cada año, sin excepción alguna, el despertar del 6 de enero se convertía en uno de los momentos más esperados. Era la fecha en que me llegaba un nuevo juguete. Como en nuestra casa no había arbolito de navidad, siempre colocaba mi carta debajo de la almohada y, el día de Reyes, toda la familia se agrupaba alrededor de mi cama y la de mi hermana y los mejores actores del mundo fingían sentirse sorprendidos por lo que había dentro de aquella cajita que abríamos con desespero.
Así transcurrieron mis años de infancia: creyendo en reyes buenos que me alegraban una vez al año, en ratoncitos Pérez que hablaban, aunque yo no pudiera escucharlos, así como en monedas perdidas que me recordaban a la cucarachita Martina.
Un día, cuando ya estaba en la escuela, descubrí que mi mejor amiga nunca había recibido un regalo por los reyes. Recuerdo que pasé horas preguntándome si tan mal se portaría Yuneisy en su casa, y hasta preferí no contarle de los juguetes que yo había recibido. Al año siguiente, mi confusión fue mayor: al parecer, éramos cuatro o cinco niños del aula los únicos que “nos portábamos bien”. El punto final para mi cabeza poblada de fantasías llegó un cinco de enero, cuando una de mis compañeras de grupo me dijo con absoluta seguridad que los reyes eran mis padres.
Ese fue de los días más tristes de mi niñez. Pensé llegar a la casa y preguntar a mi mamá por qué me había mentido, quise espiarla, buscar en los escaparates incansablemente hasta encontrar la prueba de que era ella quien estaba detrás de todo; pero vi a mi hermana más pequeña entusiasmada con la carta que había enviado a Melchor, Baltazar y Gaspar y a mi abuela diciendo lo mismo de siempre: “Arriba, a comer toda la comida y a dormir tempranito, que los reyes magos no traen regalos para los niños que se portan mal”.
Entonces me di cuenta de que el día de Reyes era también una fiesta para ellos, porque disfrutaban creyendo sorprendernos y sabiéndonos felices… por eso decidí callar.
Esa noche no pude dormir. Sobre las tres de la mañana vi a mi madre caminar hacia mi cama agarrando entre las manos una cajita. Apreté fuertemente los ojos hasta no ver nada. Mi corazón latió por el temor a ser descubierta. Lloré. Pero también me sentí tranquila porque los reyes no fueran unos hombres desconocidos, con barbas largas, y camellos misteriosos.
Por eso creo en las fantasías, en la imaginación y en que los niños tengan motivos para ser felices; sin embargo, el día de los Reyes magos es también triste para mí. Triste por Yuneisy, por mis tantos amigos que no lo conocieron jamás. Es una fecha en la que prefiero no pensar en aquellos que compiten por mostrar el mejor regalo, sin pensar en los niños que nunca podrán tenerlo.
@wilcardo
16/1/13 9:19
Muy buen erticulo... y la revista en general me gusta es buena,, el mejor diafragma... me gusta definitivamente.
Alina
11/1/13 22:15
Muy buen articulo, que bueno que todavia existen niños grandes que le transmiten a sus hijos la belleza de la fantasia. Que seria del mundo si esta no existiera, no habria cuentos de hadas y todo seria ver para creer, algo bastante complejo y sobre todo para los primeros años de vida, cuando no existen las preocupaciones. Tengo tres niños y disfruto mucho esa sonrisa cuando reciben sus regalos cada 6 de enero, ellos saben que nosotros, sus padres somos los reyes pero tambien disfrutan haciendonos creer que no lo saben en fin estoy a favor de la fantasia, sin tantos analisis profundos, los niños merecen tener siempre una sonrisa en sus rostros.
Darnelis
11/1/13 16:44
Hola atodos y muchas cosas buenas les deseo para este año, yo no tuve Reyes Magos, si escuché muchas veces los cuentos de mi abuela sobre ellos, crecí sabiendo que no existían, sin embargo desde la inocencia y la imaginación de los niños creo que es algo muy bonito, tengo dos hijas y les enseño esa fantasia cada 6 de enero, es algo que me hubiera gustado vivir, a pesar de que mi hija mayor de 10 años, ya sabe que no existen, este año dejo su carta en el arbolito, gracias a Dios mis hijas tienen los pies puestos en la tierra y no compiten con nadie, piden lo que saben que mamá les puede dar.
yuya
9/1/13 14:16
Yo tampoco tuve reyes magos, pero a mis hijos si les ensenñe esa fantasía. Aunque siempre les digo que el rey mago les trae lo que puede comprar. El más grande ya sabe que sus padres somos quien le compramos el regalo sin embargo se siente feliz esperando cada 6 de enero para recibir su regalo. Y también yo soy feliz auqnue tenga que hacer el esfuerzo para comprar el juguete más bonito, porque en realidad son supercaros , pero la sonrisa de mis hijos vale más que cualquier esfuerzo que tenga que hacer por conseguir el regalo.
yuya
9/1/13 14:10
Leí este artículo un poco atrasado, pero les digo que yo tampoco tuve reyes magos, en mi época de infancia no se hablaba de ellos. Pero con mis hijos si alimenté esa fantasía cada 6 de enero, lo que sin cartas siempre les dije que el rey mago traía lo que pudiera comprar. Ahora el más grande ya sabe que son mamá y papá los que compran pero igual se siente feliz de recibir un juguete cada 6 de enero aunque no sea un juguete caro. Y yo me siento feliz también haciendo el esfuerzo y comprando el más bonito que pueda, porque en realidad son caros pero que felicidad más grande que verlos sonreir a ellos.
maury
7/1/13 11:52
Yo, muy feliz de saber que mi hija gozo de esas fantasias y muchas otras como por ejemplo tres pajaritos que hiban a la ventana de mi cosina y mientras comian arroz me contaban como se portaba ella en la escuela y ahora tengo una nieta que cree en papa noel pero que su abuelo cubano le enseno sobre los tres reyes magos, El de ella es Melchor y les lleva tambien juguetes el 6 de enero asi recibe regalos el 25 de diciembre y el 6 de enero.
Tatiana
7/1/13 10:22
Nuy bueno el trabajo y bueno los comentarios. Yo tampoco tuve reyes magos, mis padres no creían en eso. Y pensando en este tema y lo que ha generado el debate de los comentarios, creo que en un momento de la Revolución como que hubo un alejamiento de todas estas tradiciones, mi generación (60-70) pocos conocimos de ello, no fue hasta la visita del Papa cuando se oficializó el 25 como día feriado que creo que se retomaron con fuerzas todas estas tradiciones, entonces Papa Noel, pascua, los tres Reyes Magos comenzaron a visitar los hogares cubanos con mas fuerza.
nureya
7/1/13 8:19
Hermoso y polemico comentario, fui afortunada, nací con los albores de la revolución y mis padres, materialistas acérrimos, se esforzaron para darnos a mis hermanos y a mi la alegria de los reyes, cada 6 de enero recibiamos juguetes, organizados en la estrecha salita de mi casa, desgraciadamente mis padres reyes, ya no están conmigo, pero mi niño tuvo juguetes y traté de mantener la tradición con mis sobrinos, aunque resulta dificil en este mundo de internet y globalizado, donde los juguetes son bien caros y donde no todos los niños reciben algun regalo en la mañana del 6 de enero. De todas formas pienso que es una linda tradición y ojala no se siga mercatilizando para bien de nostros, los humanos.
Bithisarea
6/1/13 11:41
Yo tampoco tuve Reyes Magos, mis padres eran militares y no celebrabamos ni navidad ni Reyes ni nada de eso. Mis hijos si van a tener Reyes Magos creo que la fantasía es importante a esa edad... ya cuando sean mayores se darán cuenta de que el Ratoncito Perez no existe y que los Reyes Magos son sus padres pero dejaré que vivan ese pedacito de fantasía. Es triste que muchos niños no tengan ni Reyes ni Padres Magos y es más triste que sus padres quieran hacer magia pero no puedan porque un juguete cuesta el salario de dos meses.
Arístides Lima Castillo
6/1/13 11:38
Bello tu escrito María del Carmen, pero también he encontrado muy conmovedor lo comentado por Maite, muy especialmente, y por Celia y Yoyo. Fui de los tal vez privilegiados que sí tuve "reyes magos" o "padres magos" como dices. Viví ese engaño como hasta mis diez cuando mi hermano, cinco años mayor, y una prima de mi misma edad que no creía en esa fantasía porque sus padres pocas veces tenían para tales lujos, me revelaron el secreto que ni había intentado conocer. Y aunque ni pisca de religioso, siempre fui de los muy preocupados para que mis tres hijos mantuvieran esa ilusión, hasta que ya no se pudo más. Y lo juro, jamás lo hice con ánimo de competir. Sus juguetes eran (gracias a que no existían las tarjetas de crédito) los mejores a los que pudiéramos alcanzar. Siento mucho que todavía haya infante que espere ese milagro y en la mañana llore de desilusión al ver que no ha recibido su presente aunque está seguro ha sido el mejor niño de todo el barrio. Es lamentable, pero la desigualdad persiste aún en el mundo y en nuestra patria. Y me pregunto: ¿Qué daño se le puede hacer a un pequeño con tal “mentirita”? ¡Ojalá que las desigualdades no existieran para que todos los niños pudieran ser felices todos los 6 de enero!
ailyn
6/1/13 10:28
Soy la hermana de la autora, la que esperaba junto a ella todos los años los regalos de los reyes... y también viví y disfruté la fantasía, aunque también sufrí al saber que era mi mamá... Me he emocionado mucho mucho leyendo esto, graciasssssss Mery por dejar constancia de nuestros años de la infancia, y gracias a nuestra madre por ser siempre nuestra maga.
Maite
6/1/13 9:07
Yo tampoco tuve Reyes Magos, ni padres magos... tuve y tengo algo mejor: una madre y un padre de verdad que nunca se escondieron detrás de camellos y historias bíblicas que ni ellos ni yo conocíamos para hacerme feliz, para darme todo lo que necesitaba y no todo lo que quería, para hacerme más allá de feliz incluso ahora con 26 años, para borrar de mi diccionario la palabra "no" y la palabra "imposible" y regalarme todos los días la mejor educación y los mejores valores posibles (confieso que tal vez se les fue un poco la mano con la autoestima jaja, pero bueno eso no mata a nadie). Recuerdo muy bien cuando ya yo tenía 12 años y mi hermana 7 que llegó a la casa la primera Barbie, porque nunca tuve ese tipo de juguetes, debido a la estrechez -asfixia- económica de esta cruda etapa pero no creo que la necesitara tampoco... Por eso me preocupa ahora el destino de mis hijos en esta sociedad empujada al consumo donde las colas de ayer en las TRD solo se concentraban en 3 jugueticos plásticos y no me parece que los padres estuviesen movidos por los sinceros intereses de los padres de la autora de alimentar la imaginación de sus hijos, pararecía más un proceso mimético de competencia entre personas para saber quien compraba más robots transformes o el mejor juego de cocinas para alcanzar una posición frente a totales desconocidos, bueno en fin pueden ser ideas mías.
celia
6/1/13 6:47
HOLA HNA. CUBANA,ESO HA SUCEDIDO CON MUCHOS NIÑAS Y NIÑOS EN TODO EL MUNDO.GRACIAS A DIOS NUNCA TUVE REYES MAGOS NI NIÑO JESÙS, DIGO ESTO POR QUE EL DOLOR DEBE SER MUCHO MÀS GRANDE CUANDO SE DESCUBRE LA VERDAD, EN ESO AGRADEZCO A MI PADRE QUE ME FUE SINCERO EL DIA QUE OÌ HABLAR A OTROS NIÑ@S DE NIÑO JESÙS.Y FUE CUANDO UNA AMIGUITA ME CONTÒ QUE SU FAMILIA ERA MUY POBRE,MÀS SIN EMBARGO ELLA Y SU HERMANITO HICIERON LA CARTA AL NIÑO JESÙS PIDIENDO UNOS PATINES, Y LO QUE HALLARON DEBAJO DE SU CAMITA FUERON DOS HALLLACAS,Y ELLOS SE PREGUNTABAN QUE POR QUÈ LES TRAÌA HALLACAS SI YA SU MAMÀ HABÌA HECHO UN DIA ANTES, Y LLORARON HASTA MÀS NO PODER,PUÈS CUAL ES SU SORPRESA CUANDO VIERON NIÑOS RICOS CON LOS PATINES QUE ELLOS HABIAN PEDIDO AL NIÑO JESÙS, APARTE DE OTROS JUGETES MÀS, ENTONCES PREGUNTARON A SU MAMÀ PORQUE ERA TAN MALO AQUEL NIÑO JESÙS? ¿POR QUÈ TRAÌA BUENOS REGALOS A LOS NIÑOS RICOS ,SI ELLOS TENÌAN CÒMO COMPRAR LOS QUE QUISIERAN? ERA INJUSTO TODO AQUELLO!!! EMPEZARON A ODIAR A AQUEL NIÑO MALO DE QUIEN TOD@S HABLABAN BIEN, FUE TANTO EL LLANTO Y LA RABIA QUE SENTIAN QUE A SU MAMÀ NO LE QUEDÒ ALTERNATIVA SINI CONTARLES LA DURA REALIDAD. ME CONTARON ELLOS QUE LLORARON JUNTO A SU MAMÀ, PERO DESDE ESE DIA SE LES QUITÒ AQUEL PESO DE EnCIMA, AL SABER QUE TODO HA SIDO UN INVENTO DEL CAPITALISMO PARA JODERNOS. HOY DIA YA COMO PADRE Y MADRE QUE SON,HALARON CON SUS HIJOS SOBRE LA VERDAD DESDE EL PRIMER MOMENTO. SE LLAMAN MIS AMIG@S, SERVIA Y JULIO. YO,DESDE EL PRIMER MOMENTO HABLÈ LA VERDAD A MIS HIJAS. POR SUPUESTO, RESPETO LA OPINIÒN DE CADA QUIEN
Yoyo
6/1/13 5:22
Hermoso texto que me sacó las lágrimas. Yo fui una de las que no tuvo Reyes magos, que no supo ni siquiera que existían Melchor, Gaspar y Baltasar; aún no se muy bien la historia del niño jesús por lo que se celebra Navidad, no por el periodo especial, porque nací unos años antes, sino porque mis padres eran tan materialistas (Marxista-leninistas) que nos privaron de soñar con ellos. Lo peor es que como me criaron así mi hija tampoco conoció la historia de ellos, aunque yo le comprara su juguete cada 6 de enero. En esta navidad, que acaba de pasar, mi hermana acaba de romperle la magia a su hija dicéndole que los reyes magos son sus padres, aunque no dejó de comprarle su juguete. Y es cierto que cuando uno es grande agradece a los padres por haber sido sus reyes magos, pero cuando se es niños se necesita de los sueños y las ilusiones. Tal vez por eso tu escrito me llegó porque no tuve ni reyes magos, ni padres magos.
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