Lima, la capital del Perú, será la sede de la VIII Cumbre de las Américas que comenzara el próximo 13 de abril, en el segmento de alto nivel, con un slogan tan controvertido como irrisorio: “Gobernabilidad democrática y corrupción”. El anfitrión acogerá a los mandatarios de 34 países invitados, dentro de la peor crisis política generada por la corrupción en las más altas instancias gubernamentales, que llevó a la renuncia del expresidente Pedro Pablo Kuczynski.
Los países que participaran representan a más del 90% del continente americano, con la excepción de la República Bolivariana de Venezuela que fue excluida por acuerdo del grupo de Lima y de la voluntad expresa de EEUU, lo que significa un golpe a la unidad hemisférica, como antes sucedió con las exclusiones de Cuba de esos eventos.
El presidente Raúl Castro en ocasión de la XV Cumbre del ALBA dejo clara la postura cubana cuando señaló “Las exclusiones no contribuyen en lo absoluto a la paz, al diálogo ni al entendimiento hemisférico. «Es inadmisible que un grupo de países, sin derecho ni mandato, pretenda hablar por la región y sirva de instrumento para la agresión a un miembro de la familia latinoamericana y caribeña» como lo es Venezuela.
El lema central de la Cumbre plantea un serio desafío para su análisis y posible evaluación en la declaración final-si la hubiera-.Gobernabilidad y corrupción son antípodas al ejercicio honesto del poder. La gobernabilidad democrática se expresa en la capacidad de los gobiernos para asegurar que sus políticas públicas satisfagan las necesidades de su población y la corrupción lo impide, pues no permite concretar estas políticas públicas del estado, por el contrario las coloca al servicio de fines ilícitos y desprestigia a los gobiernos democráticos y les resta legitimidad, Por eso la derecha en la región hoy quiere acabar con la democracia en nombre de la lucha contra la corrupción.
La Cumbre no tendrá la presencia del Presidente estadounidense Donald Trump, muy ocupado en generar más guerra y destrucción por Siria, pero si lo hará Mike Pence, lo que de seguro generara mucha polémica pues ha mostrado desde que llego a la oficina Oval posturas agresivas, amenazantes y descalificadoras con varios países latinoamericanos, en especial con México, con el tema de la migración y la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y humillante e injerencista con Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Cuba. Pero de seguro medirá sus posiciones de cara a Latinoamérica, pero también enfrentara a numerosos gobiernos que no le harán el juego.
En paralelo a la Cumbre de Jefes de Estado o gobierno se lleva a cabo la Cumbre de los Pueblos que reúne a movimientos sociales y partidos de toda la región, con una agenda propia. Cuba está presente con representantes de su sociedad civil—que apoyan a su gobierno y están en línea con él y llevan a ese foro el mandato de su pueblo que reclama a voz en cuello el cese del bloqueo y la eliminación de la base naval de EEUU enclavada en Guantánamo, territorio de Cuba y la solidaridad con el amplio espectro de la izquierda continental. En particular contra las amenazas hacia Venezuela y el vil encierro al líder del partido de los Trabajadores de Brasil, Luis Inacio Lula Da Silva.
Durante la misma semana de la Cumbre de Presidentes, se llevará a cabo la III Cumbre Empresarial, organizada por el Banco Interamericano de Desarrollo, un Foro de la Sociedad Civil, el V Foro de Jóvenes organizado por la Young Americas Business Trust y el III Encuentro de la Red de Parlamento Abierto de ParlAméricas.
Este evento será propicio para buscar acercamiento y consenso en determinados temas de interés común, pero también para que puedan ser escuchadas las voces de los pueblos del continente.
Perú recibirá los encuentros sumido en protestas sociales no solo contrarias a la corrupción política sino en pos «de mejorar las condiciones laborales y salariales y de vida de una inmensa mayoría de su población.
A juicio de este periodista el escenario de la octava Cumbre de Las Américas que se efectuará en Perú es bastante incierto. La cumbre servirá para tomar el pulso del estado de la región, pero también para hacer vibrar el rechazo a la política imperial de injerencia e intromisión en la vida de los pueblos de América Latina. Gobiernos honestos y movimientos sociales se encargaran de hacerlo.
La Cumbre puede ser positiva, pero debe ir de los discursos a las acciones, sino será un acto más de relaciones públicas con una foto final de familia.
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