El calendario dispuso que fuese un martes 13. El único martes 13 de 2013; una señal que los supersticiosos habrían asumido como razón suficiente para presagiar fracasos en la final más publicitada, Usain Bolt aparte, de la XIV Edición del Campeonato Mundial de Atletismo Moscú 2013. Se trata de la instancia decisiva del salto con pértiga entre las damas; la batalla soñada.
Nunca antes esta especialidad estuvo destinada a contender en un escenario tan hostil como el que supuso Moscú. Rusia, sede por primera vez del principal evento atlético del orbe, le otorgaba a su salto pértiga; bastión de inexpugnables victorias, la responsabilidad de brillar.
En principio fueron 12 muchachas, reunidas en un grupo finalista que combinaba experiencia y juventud. Para todas, las presiones, con miles de rusos de por medio, estaban a la orden del día.
Por un lado, con cupos de lujo para aderezar la pelea, andaban Jennifer Suhr y Yarisley Silva y también Silke Spiegelburg. Por el otro, Yelena Isinbayeva. Un conjunto con enormes razones para defender, lugares en la historia de la especialidad que refrendar. Todas, en la pugna de entregarse, un tantico más.
Así se lanzaron a la lucha; ellas y el resto, batallando con poco más de 40 000 aficionados, que para bien o para mal, vertieron todo su furor para hacer rugir una instalación que hasta entonces se antojaba desértica.
Isinbayeva empezó tarde, más arriba que el resto, pero el ambiente enrareció y los fantasmas de un nuevo fracaso circundaron el Luzhnikí cuando descendió junto a la varilla en su primer intento sobre 4.65m
Sensaciones que se vivieron con idéntico sobresalto desde este lado del mundo, pues la cubana también erró, dos veces en la misma altura.
Jennifer no, Jennifer ni siquiera se gastó en el intento. Se las jugó como campeona y en un acto de confianza buscó y consiguió con perfección el salto con diez centímetros de agregado (4.75m).
Por ahí pasaron las tres y Silke Spiegelburg, que sin fallos, parecía despojarse de su maldición y coqueteaba -por primera vez- con el podio en un evento de primer nivel.
La varilla subió 7 cm; normalmente a estas alturas los protocolos tienden a crecer con intervalos de 5cm. Mas Moscu se presagiaba violento, y el curso de las acciones correspondió. La prueba se pactaba a 4.82m; una asignatura que solo la cubana había aprobado en la temporada en curso.
Isinbayeva, estratégicamente destinada para abrir cada ronda de saltos, cruzó su cuerpo en la segunda tentativa. Su mejor salto en 2013 y el mejor para ella desde 2010 en escenarios al aire libre. Del tiro apareció el primer vestigio de claridad en su mirada; y una ligera sonrisa invadió su rostro; como quien siente que va encontrando la clave.
Acto seguido, Suhr respondió y con el brinco quedó sola en la punta de la competencia pues Spiegelburg no pudo con la altura y fue directo al banquillo de espera. Esperaba por Yarisley, que en Moscú andaba especializada en andar contra la pared. Ya había pasado por las llamas para clasificarse (4.55), para seguir en competencia (4.65) y ahora para no quedarse fuera de una fiesta que -a priori-, era bien suya. 4.82 o nada y, los saltó. Sacó la casta forjada al calor de todos los momentos de incertidumbre que han acompañado su sacrificada carrera. Los hizo, otra vez con la entereza que le caracteriza; y la maldición del cuarto puesto (Berlín, Londres, Estambul (indoor) y Moscú) cayó sobre la germana que se quedó fuera del podio pese a haber hecho su mejor incursión de la contienda.
Varilla, entonces, a 4.89. Otra vez Isinbayeva en busca de lo que parecía imposible. Jugaba con los límites de una temporada personal caracterizada por una dosificación extrema, muy pocas competencias, marcas discretas y declaraciones cautelosas. Pero la de Volgogrado se ha especializado en patentar los imposibles. Quizás por ello se fue en blanco en Berlín 2009; quizás por ello asaltó el 2012 con una nueva incursión sobre los 5m (indoor) cuando nadie lo esperaba y también, por eso volvió a desafiar las alturas y enrumbó su cuerpo firme hasta escalar con espectacularidad aquellos metros y caer, con sus dos manos apuntando al cielo, a sabiendas de que desde ese instante, el asunto tomaba su ritmo.
Por ahí no cruzó nadie más y los nulos aparecieron en serie. Sin embargo, las tres que suenan con “Y” –Yelena, Jennifer, Yarisley- cumplieron con los designios para juntas construir, una de las más emotivas porfías en la historia de esta compleja especialidad.
Yarisley porque sacó a la hora buena una bala de ese arsenal de saltos superiores a 4.80m que le acompaña en la temporada, y con la estirpe de quien va adquiriendo coraza de líder, fue capaz de sumar otra destacada actuación en su ascendente carrera.
Jennifer, se superó y saldó la deuda de medallas mundiales que acusaba su palmarés.
Y Yelena, porque no defraudó. Absorbió toda la energía de un estadio repleto por su mística presencia y aceptó cargar todo el peso del mundial sobre sus hombros. Y fue la estrella que solía ser, desde el terreno hasta las medallas y con la clase de una reina que regresa a su esencia sedienta de triunfo y resurrección le regaló, de una vez y para siempre, esa actuación digna –que según sus propias palabras- le debía a la tierra que la vio nacer.
El martes 13 finalmente desembocó en una jornada de enormes emociones. Rebosante, por las lecciones de entereza que se escribieron desde Moscú para el mundo; desde el Luzhniki, para la historia.
Solo los grandes corresponden a momentos como estos.
Así la rusa se vistió de oro mundial seis años y varias lesiones, desmotivación, cambios y decepciones, después.
El Luzhniki estalló.
El mundo quedó rendido ante su nueva incursión por los cielos y reverenció el regreso de la zarina.
Volvió la sonrisa amplia y los intentos para récord del mundo.
Volvió la vuelta olímpica, las lágrimas, las acrobacias y ese abrazo; profundamente sincero y agradecido para un Yevgeniy Trofimov que primero le dio y ahora le devolvió a la pértiga, su reina.
Volvió en Moscú, y la ciudad de desdobló en una noche lluviosa, en señal de añoranza por el adiós, momentáneo, que ha anunciado la mejor pertiguista de la historia.
Antes, contenderá en otro par de competencias; presumiblemente, en las paradas de la Liga de Diamantes fijadas para Estocolmo (22 de agosto) y Zürich (29 de agosto). Allí deben darse cita buena parte de las animadoras de la justa mundialista; y aunque las rivalidades van a repetirse, la batalla jamás será como esta; la batalla soñada del majestuoso Luzhniki.
En el final, evoco unas palabras suyas, de Yelena Isinbayeva, tras su segundo título olímpico en Beijing 2008
"El oro no es cuestión de favoritismos.
No importa si has sido imbatible
No importa si eres el campeón defensor
No importa si eres el recordista del mundo
El oro nunca es un regalo."
YELENA ISINBAYEVA EN CIFRAS
28 récords mundiales (15 al aire libre y 13 en pista cubierta).
Dueña de 17 de las 20 mejores marcas del mundo.
Título Mundial de Cadete (4.10m – Bydgoszcz 1999)
Título Mundial Juvenil (4.20m - Santiago de Chile 2000)
3 Títulos Mundiales (Helsinski 2005 (5.01m), Osaka 2007 (4.80m) y Moscú 2013 (4.89m))
4 Títulos Mundiales indoor (Budapest 2004 (4.86m), Moscú 2006 (4.80m), Valencia 2008 (4.75m), Estambul 2012 (4.80m))
2 Títulos Olímpicos (Atenas 2004 (4.91m) y Beijing 2008 (5.05m)) y una presea de bronce (Londres 2012 (4.70m))
2 Veces merecedora del Premio Laureaus (2007 y 2009)
3 Veces Mejor atleta del año de la IAAF (2004, 2005 y 2008)
Premio Príncipe de Asturias de los Deportes (2009)
jose luis del pino barrios
17/8/13 15:22
!!! Felicidades a Isinbayeva !!!! demostro sabiduria al regresar con su antiguo entrenador , bien merecido este oro y para Suhr y Yarisleiy felicitaciones tambien asi como a todas , por la gran competencia que se llevo a cabo Saludos jose luis del pìno
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