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martes, 1 de octubre de 2024

Uñas largas y piedras duras

USA persiste en la subordinación de otros, aun cuando ya no hay futuro a semejante asimetría global...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 29/07/2021
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Joe Biden-Conferencia-Estados Unidos
Washington, acogotado pero soberbio, insiste en regentar al resto de la humanidad sin derecho a réplica. (Tomada de culturacolectiva.com)

Razón no le faltaba a aquel analista que casi diez años atrás previó que Donald Trump sería el primer presidente del proceso de descalabro de la pretendida supremacía gringa a escala universal.

Que se entienda. No hablamos de que despertemos una mañana con la noticia de que en la Casa Blanca ya no comandan poderes ni individuos adscritos a la histórica y enfermiza estrategia del supremacismo norteamericano sobre el resto del orbe, o ajenos a todo cambio sincero en aras de revertir semejante sino de prepotencia. Pero lo cierto es que estamos, sin dudas, frente a un evidente pataleo Made in USA por intentar frenar lo ya imposible de detener en materia de política internacional, por dos razones obvias: la presencia de dos potencias, China y Rusia, mancomunadas en favor de un orden global sensato, equilibrado, justo y con respeto y beneficio para todos, junto a buena parte de los restantes pueblos y naciones sumados a esa tendencia multilateral.

Y por estos días de cierre del séptimo mes del año en curso siguen apareciendo muestras y evidencias de lo ya enunciado.

En el caso de China, por ejemplo, la cancillería local acaba de reclamar en un tono para nada amable (y eso en la milenaria diplomacia asiática es muy serio), que los Estados Unidos cesen de demonizar al país como “enemigo imaginario” para desviar la atención de sus propios problemas internos y pretender desestabilizar al gigante asiático. La entidad oficial dijo textualmente que Beijing puede “darle a Washington un tutorial” sobre cómo tratar en pie de igualdad a otras naciones si fuera necesario.

“Nunca ha habido un país en este mundo que sea superior a otros, ni debería haberlo, y no aceptaremos que nadie afirme ser superior a otros”, refrendó la declaración, emitida en momentos en que la subsecretaria de Estado norteamericana, Wendy Sherman, visitaba territorio chino, y el jefe del Pentágono, Lloyd Austin, marchaba al sudeste asiático para “concertar aliados regionales” contra China.

Medios de prensa recordaron a propósito el “punto muerto” en que están hoy los vínculos y tratativas entre Washington y Beijing, como consecuencia de la escalada de tensiones provenientes de una Casa Blanca ha ido envenenando escenarios de interés mutuo como el comercio, la ciberseguridad, la tecnología y las viejas disputas en el mar de la China Meridional, junto a la debida no injerencia de los Estados Unidos en temas internos chinos, como los relativos a Taiwán.

En lo que toca a Rusia, y según muy recientes declaraciones del canciller Serguei Labrov, tanto Washington como sus pretendidos aliados de Occidente están tratando de crear un cerco de inestabilidad en torno al gigante euroasiático, presionando y forzando incluso a gobiernos de Asia Central y el Cáucaso Sur a unirse a esa apetecida cruzada contra el Kremlin.

Todo ello se traduce en el intento de cercar militarmente y en grado máximo las fronteras rusas en busca de un inútil amedrentamiento y de tensionar a las fuerzas armadas nacionales, a la vez que se aplican sanciones unilaterales de orden económico y comercial con la pretensión de ralentizar el avance integral del país.

En pocas palabras, seguir el riesgoso camino de pretender la subordinación ajena a los dictados y caprichos de un maltrecho poder de ultramar creído, desde sus torcidas bases fundacionales, en que su pujo absolutista es la regla divina e inviolable que, sin cuestionamientos ni protestas, toca acatar al resto de nuestra especie. Por cierto, concebida esta última por USA más de una vez, como una suerte de rebaño compuesto por individuos de segunda, entre los cuales la ignorancia, la incapacidad, la indolencia y la falta de iniciativa y creatividad son absolutamente predominantes… Caramba, un juicio que suena clarito a fascismo….


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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