Terrorismo al suelo

Luego de una meteórica expansión por suelo iraquí y sirio de la mano de los intereses hegemonistas, sionistas y árabe-reaccionarios, la entidad terrorista Estado Islámico, EI, parece culminar su cuenta regresiva como instrumento de agresión e inestabilidad.

 En efecto, con la caída en manos de Damasco de la ciudad de Abu Kamal, en la provincia siria de Deir Ezzor, fronteriza con Iraq, el EI ha perdido todos sus puntos clave en el escenario de combate y está a las puertas de su definitiva derrota.

Abu Kamal era el último bastión terrorista en Siria, y fue ocupado por las tropas del eje antiterrorista integrado por el Ejército Nacional Sirio, Rusia, Irán y los combatientes del Hizbolá libanés, lo que posibilita importantes decisiones políticas destinadas a fortalecer la paz y la estabilidad en suelo sirio.

De hecho, el presidente iraní, Hasan Rohani, se congratuló púbicamente por lo que calificó de “victoria definitiva sobre el Estado Islámico”, y felicitó a los combatientes de su país por su desempeño en la gran cruzada contra el terrorismo y la agresividad hegemonista.

Los planes destructivos de los Estados Unidos, Israel y sus aliados regionales con respecto a Siria e Iraq han sido frustrados, enfatizó el estadista.

Por su parte, el alto mando de las tropas rusas que con su aviación y cohetería ha propinado demoledores golpes estratégicos al Estado Islámico,  precisó que va llegando el minuto final de sus operaciones a gran escala en Siria, aun cuando todavía quedarán pendientes otras tareas para fortalecer la victoria.

 Entre ellas está la consolidación militar de Siria y la presencia, más allá de la victoria, de fuerzas militares rusas y de otros aliados en el país para facilitar un proceso sostenido de seguridad y reconstrucción nacional, decisión que cuenta con la aprobación de las autoridades locales.

Los voceros rusos han sido incluso más precisos, al afirmar que el Hizbolá libanés también tendrá fuerzas en Siria, a pesar de la airada reacción del Tel Aviv contra la participación de esa fuerza militar en las acciones que dieron al traste con los grupos terroristas.

Mientras, un Estados Unidos que ha visto diluirse entre sus manos al aparato agresivo que alentó y pagó para desestabilizar a Damasco, afirmó abiertamente, en voz de su agria representante en la ONU, Nikki Haley, que mantendrá su presencia militar en una porción de Siria como parte de “su compromiso con la justicia” en esa nación árabe.

Como se conoce, de forma totalmente ilegal e inconsulta con relación al legítimo gobierno sirio, Washington y sus aliados de la titulada “Coalición internacional” ocupan una porción de territorio sirio desde la cual han procurado dar protección de los grupos terroristas, alentar acciones separatistas utilizando a sectores kurdos, atacar y asesinar a civiles, y contar con una cuña geográfica que interfiera toda solución equilibrada a la crisis local.

No obstante, y mientras la victoria en la arena bélica es ya un hecho palpable, Rusia, Irán y Turquía, promotores de los diálogos de paz de Astaná, expresaron de conjunto que ha llegado el momento de negociaciones políticas definitivas para Siria.

Para las partes, la consolidación de un ambiente constructivo interno en Siria demuestra que existen actores internacionales, ajenos a otras voluntades globales, con la capacidad suficiente para solucionar entuertos de tanta envergadura como los que han afectado a Siria.

En ese sentido, Moscú y Damasco, en recientes contactos bilaterales, coincidieron que hoy más que nunca existen condiciones favorables para la priorización del diálogo nacional sirio, y para ello el gobierno de Bashar el Assad apoya un amplio intercambio y propone incluso la confección de una nueva legislación fundamental que abarque todos los criterios que respondan a los legítimos intereses y derechos del pueblo sirio, y a la independencia y autodeterminación del país.

En pocas palabras, que parece esfumarse definitivamente  el sueño imperial-sionista de desmembrar a Siria (como se hizo con Libia y Afganistán) a cuenta de remodelar Asia Central y Oriente Medio a tono con los intereses de la Casa Blanca y Tel Aviv, con la sonada “agravante” de que Rusia e Irán se consolidan en la zona como fuerzas decisorias e imposibles de ignorar en lo adelante.