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lunes, 7 de octubre de 2024

¿Se acabó la guerra?

Washington anuncia el cese del fuego en Afganistán y un acuerdo de paz para fines de este febrero…

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 23/02/2020
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Afganistán Guerra
Dicen que saldrán de Afganistán…pero ni siquiera en una cifra convincente

Matrero y ególatra al fin, el godfather de la Casa Blanca se ha puesto las pilas para hacer creer a sus conciudadanos que cumplirá, en apenas nueve meses antes de las elecciones presidenciales, muchas de sus principales promesas de campaña a las que no ha dado respuesta en casi cuatro años de gobierno.

De ahí que, pese a escollos, trastazos y un clima interno complicado en el escenario afgano, el inquilino de la Oficina Oval recordase por estos días que hace unos 48 meses atrás arremetió contra las “imbéciles guerras” en las que estaba enmarañado los Estados Unidos desde la era del también republicano George W. Bush, y que proclamó entonces que sería él el hombre que les podría fin de inmediato.

No lo consumó, y ahora, a las puertas de una nueva contienda electoral, y confeso de que “no soportaría” no ser reelecto en noviembre, puso pie en el acelerador para lograr un complicado alto a las hostilidades en Afganistán y proyectar un acuerdo de paz con los talibanes, que hoy controlan más territorio que nunca antes desde la invasión militar gringa de octubre de 2001, ordenada por el ya mencionado W. Bush como parte de su “cruzada mundial antiterrorista.”

Desde luego, vale subrayar que el acuerdo de marras no habla de “retirada” total del suelo afgano, en todo caso de “reducción” de los efectivos ocupantes, de 13 mil en la actualidad, a casi 9 mil. Es decir, algo similar a la conocida “salida” de Siria, donde los “chicos” que serían “evacuados”, han terminado por quedarse casi todos, ahora como ladrones oficiales del petróleo ajeno.

Lo cierto es que para los analistas las fanfarrias de Donald Trump en torno a su “labor pacificadora” dejan una larga cadena de dudas.

Lo primero es que hasta ahora todos sus pases y pasos en materia de poner fin a las “imbéciles guerras” no han terminado en soltar amarras de manera definitiva.

Lo otro se refiere al cuadro interno afgano, marcado por la explosiva rivalidad entre el actual presidente local Ashraf Ghani y sus opositores.

Ghani fue electo en septiembre del pasado año “en comicios ratificados por la Comisión Electoral del país, pero que han sido denunciados como fraudulentos por su inmediato rival, Abdullah Abdullah, y por los talibanes”, según refieren fuentes occidentales de prensa.

Si se toma en cuenta que para una paz efectiva debe existir un acuerdo entre las autoridades afganas en ejercicio y los grupos que combaten la actual realidad vigente, esta tirantez relativa al “poder legítimo” puede ser un detonante para que nada de lo previsto a cuenta de Washington cuaje como está preconcebido.

Así, por ejemplo, el documento estipula un intercambio de prisioneros entre talibanes y tropas extranjeras, pero los extremistas están en prisiones nacionales, por tanto, algunos ponen en duda que esa importante iniciativa resulte del todo viable sin suponer, como mínimo, un intercambio de criterios entre los gringos y el gobierno local.

Mientras, para los seguidores de esta prolongada guerra, la prisa de Trump tiene mucho de propaganda electoral, porque de responder a un verdadero interés humanitario, le ha sobrado tiempo suficiente para conjurar un embrollo que ya ha costado la vida a más de 2 mil 300 militares estadounidenses y heridas y mutilaciones a otros 20 mil 589, junto a cien mil víctimas civiles afganas solo en la última década.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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