Papa Francisco visita Perú en mal momento

El Papa Francisco llegará a Perú el próximo día 18 —luego de una visita de tres días a Chile— en medio de un clima de repudio popular al gobierno de Pedro Pablo Kuczynski (PPK) por el indulto al criminal Alberto Fujimori, bajo pretexto mentiroso y solo para evitar ser vacacionado en el cargo por corrupto.

Este jueves último, y como viene ocurriendo desde el 24 de diciembre cuando decidió darle la libertad a Fujimori—acusado de crímenes de lesa humanidad y robo, entre otros delitos—, millares de peruanos volvieron a las calles en protesta por la actitud del gobernante, quien, paradójicamente, llamó a 2018 Año del Diálogo y la Reconciliación Nacional”.

Familiares de las víctimas del régimen fujimorista y organizaciones sindicales y movimientos populares encabezaron la jornada nacional de protesta en Lima —la capital—, Tacna, Puno, Moquegua, Cusco, Arequipa, Apurímac, Madre de Dios, Ayacucho, Trujillo, Chiclayo y Juánuco, entre otras localidades.

Las marchas son coordinadas por el Comité Nacional de Lucha encabezado por la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP), la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la Confederación Nacional Agraria y decenas de organizaciones sociales y estudiantiles.

En una actitud que muchos consideran en Perú cuando menos descarada, PPK, de 77 años, ex alto funcionario de la banca internacional y ex ciudadano estadounidense, acordó con Kenji Fujimori, del partido Fuerza Popular liderado por su hermana Keiko, canjear el voto de su bancada en el congreso nacional a su favor, para que no fuera desaforado, a cambio de indultar a su padre.

La reacción popular y la de su gabinete fue inmediata. Mientras el pueblo se movilizaba en las ciudades y pequeños poblados, nueve de sus ministros renunciaron, así como igual número de funcionarios de alto nivel, tres congresistas de su partido Peruanos por el Kambio (PPK también) y numerosos periodistas de la radio y la televisión estatal.

Ante la desbandada, el mandatario anunció en enero un nueve gabinete que demuestra la debilidad gubernamental, ya que los integrantes son figuras del fujimorismo y algunos del Partido Aprista Peruano (APRA).

En opinión del analista político Martín Guerra, las verdaderas intenciones de Kuczynski fueron: “…crear una alianza con aquellos que lo salvaron de la vacancia por el indulto (...) y estaría creando una nueva corriente política, la cual es dudable, porque los nuevos integrantes del gabinete no son hegemónicos”.

Guerra, también escritor, refirió en declaraciones a TeleSur, que la coalición que PPK formó en su ejecutivo es débil, pues los encabezados por Kenji Fujimori están sometidos a la disciplina del hijo del dictador, mientras los apristas están acusados de corrupción. Una rara combinación.

“De los cinco congresistas que tiene el APRA en el Congreso votaron tres contra dos por la vacancia de Kuczynski; al igual que el fujimorismo, ya que 10 de ellos, de los 70, se abstuvieron y salvaron con esto al presidente”, indicó.

Con este nuevo fragmentado gabinete, PPK cometió, opinan politólogos, una torpeza política, ya que no se trata de un grupo de reconciliación, sino de la separación de la población en un rango importante, ya que están a favor de políticas neoliberales.

En declaraciones sobre su Consejo de Ministros, PPK indicó : “…representa a la diversidad del Perú”, por lo que el congresista del Frente Amplio (de izquierda), Marco Arana, expresó que con los nuevos titulares el jefe de Estado consolidó “su aislamiento del país”.

Los nuevos integrantes son Jorge Meléndez (Inclusión Social), Jorge Kisic (Defensa), José Arista (Agricultura), Abel Salinas (Salud), Alejandro Neyra (Cultura), Javier Barreda (Trabajo), Lieneke Schol (Producción) y Angela Grossheim (Energía y Minas). Cayetana Aljovín pasó de Energía y Minas a Relaciones Exteriores. Los demás miembros fueron ratificados en sus cargos.

El rechazo al gobierno de PPK, que se mantiene en una compleja situación social y política, también fue expresado por más de 400 psicólogos, quienes se manifestaron de manera colectiva en contra del indulto a Fujimori, ya que tal acto, dijeron, es proclive a generar una “fractura social”, según plantearon en un comunicado, que se une a las protestas públicas de más de 300 escritores y 150 historiadores.

Los psicólogos acusaron al jefe de Estado de actuar en su beneficio personal y el de Fujimori. Además, dijeron que Perú solo tendrá reconciliación cuando se reconozca la “verdad histórica”, basada en “la equidad y la justicia”.

Cuando asumió en 2016, tras ganarle por escaso margen a Keiko Fujimori—quien se quedó con el control del Congreso—, PPK afirmó: “Quiero una revolución social para mi país”, dándole especial importancia a la salud y a la educación.

Cuando se cumplió un año del anuncio,el gobierno enfrentó el paro de maestros y médicos que exigían mejoras contractuales, como la derogación de la Ley de Reforma Magisterial, compra de insumos para los hospitales, y aumentos salariales.

Un reciente sondeo de la encuestadora GfK indica que el 60 % de los peruanos considera que PPK y su equipo hacen mal/muy mal trabajo en la lucha contra la corrupción en el Estado, en tanto un 67% piensa que posee un mal desempeño en la lucha contra la delincuencia.

Mientras esto ocurre, un Fujimori que es odiado por sus crímenes, entre ellos dos matanzas y la infertilización de más de 300 mil mujeres indígenas y negras, dio sus primeras declaraciones políticas en un evidente apoyo a la consigna política del gobierno en el 2018: "anhelo un Perú sin rencores, con todos trabajando por un objetivo superior".

El exgobernante, de 79 años, habló también que Perú recuperará la seguridad y se eliminará la violencia -quizás recordando los cientos de asesinatos cometidos por sus fuerzas armadas durante sus mandatos (1990-2000)- "si los intereses particulares y oportunismos se dejan de lado".

Alejandro Aguinaga, médico de cabecera de Fujimori y uno de los que declaró el supuesto grave estado de salud del exmandatario para que lo indultaran, dijo que Fujimori reside actualmente en una lujosa residencia en el distrito de La Molina, una de las zonas más exclusivas de Lima, asiento de la burguesía capitalina, donde las personas ni siquiera pueden acercarse.

Es este el Perú convulso que recibirá a Francisco, un Papa que mantiene una vertical postura contra las dictaduras y a favor de las libertades y rechaza la violencia, por cierto, una de las grandes heridas de la nación suramericana.