Macri en finales

A un mes de las elecciones presidenciales en Argentina, son pocos los que consideran aún que Mauricio Macri pueda ser reelecto el próximo 27 de octubre, dada la crisis económica y social generada por su política neoliberal, que tiene el país endeudado y hambriento.

En los dos últimos años el millonario político de derecha que prometió cambiar el favorable panorama dejado en la rica nación del Sur por los 12 años de gobiernos progresistas de Néstor Kirchner y Cristina Fernández –los que calificó de ¨mal recuerdo¨- se retirará del cargo, como auguran analistas, encuestadoras y el pueblo, dejando tras sí una estela de deudas de miles de millones de dólares imposibles de pagar, crisis cambiaria, alta inflación y cifras de dos dígitos en desempleo y hambre.

La situación socio-económico es tan grave en Argentina que el pasado martes el Congreso Nacional, a petición de los partidos políticos y los movimientos sociales, dio luz verde hasta 2022 a la Ley de Emergencia Alimentaria para aumentar las partidas que permitirán darle de comer a miles de familias en pobreza absoluta o extrema.

Durante el debate en el seno parlamentario, rodeado de miles de personas que esperaban el fallo, el titular del bloque Justicialista, Carlos Caserio, recordó al presidente que ¨erró en administrar el Estado y cómo aplicar la política económica, porque el hambre no es una catástrofe natural¨.

Caseiro, senador por la provincia de Córdova, afirmó que ¨la única solución es que la Argentina crezca, que se recupere el trabajo y la producción regional y se termine la fiesta financiera¨, mientras sentenció que confiaba en la victoria del Frente de Todos en los comicios, que lleva como postulados al binomio de Alberto Fernández y Cristina Fernández como presidente y vicepresidenta.

NEOLIBERAL DE LÍNEA DURA

En realidad, el presidente que llegó a la Casa Rosa de manos de la coalición derechista Cambiemos pasó los primeros meses dictando leyes por decreto, para evitar su paso por el Congreso. Una serie de medidas que demostraron, en poco tiempo, cuál era el rumbo de su presidencia.

Aliado de Estados Unidos en su política exterior imperialista, trató de convertirse en el favorito de Donald Trump, desbancando a su homólogo de Colombia, Iván Duque, pero solo recibió el consejo de pedirle dinero prestado al Fondo Monetario Internacional por 57 000 millones de dólares, organismo que, ante la actual debacle,  trata ahora de que pague la deuda, sin querer soltar un centavo mas y revisando de manera periódico los índices económicos.

Argentina está quebrada de nuevo. El fallecido mandatario Néstor Kirchner, en lo que parece será un dejá vu- eliminó la deuda externa del país luego de que el expresidente Carlos Menem cometiera los mismos errores del macrismo y su sucesor Fernando de La Rúa saliera huyendo en un helicóptero de la casa de gobierno luego de la destrucción del Estado.

El ¨gato¨ como le llaman los argentinos por la forma de su rostro y sus ojos verdes, prometió en 2017 un mandato con pobreza cero, pero lo terminará, paradójicamente, con millones de pobres adicionales.

Para algunos observadores es terrible que una nación destinada a ser ¨el supermercado del mundo, primera productora de granos a ese nivel- de alimentos para alrededor de 500 millones de personas, no pueda alimentar a su población de un poco mas de 44 000 000 de habitantes, cuando, para lograrlo, solo debería destinar apenas el 10% de sus índices agropecuarios.

Solo en 2018, 1,9 millones de personas engrosaron los números de pobreza.

El Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica de Argentina (UCA) revela que como resultado del modelo de ajustes implantado por Cambiemos, la cantidad de pobres pasó en 12 meses de 10 773 000 a 12 676 599 ciudadanos residentes en las zonas urbanas.

Una información de Izquierda Diario señala que ¨la pobreza multidimensional medida por la UCA incluye a los pobres en la medición por sus ingresos y a quienes padecen al menos una carencia de una serie de derechos sociales y económicos (alimentación y salud, servicios básicos, vivienda digna, medio ambiente, accesos educativos y empleo y seguridad social).

Casi al final de su gobierno, y en un rápido balance, puede asegurarse de que el conservador gobierno de Macri no financió ningún proceso de desarrollo ni plan alguno de infraestructura. Por el contrario, se cuentan por miles los pequeños empresarios arruinados, los despidos en masa, entre otros males entronizados en los últimos 28 meses, tras un flaco respiro preelectoral, pues en su primer mes en la Casa Rosada quebró la vida de miles de empleados públicos,

Un comentario publicado en Página 12 alerta que ¨Nunca ningún gobierno provocó tanto daño económico en tan poco tiempo. Se suele hablar de la primera Alianza radical como uno de los peores gobiernos de la historia. Es injusto, Fernando de la Rúa solamente fue incapaz de resolver la herencia menemista. En perspectiva histórica fue apenas un mal final de una mala época¨.

El político que prometió transformar Argentina en nombre de Cambiemos ni siquiera garantizó su palabra empeñada de que los inversionistas extranjeros llegarían confiados y dejarían sus dólares. Solo logró que entraran los capitales golondrinas que poco anidan cuando advierten el mínimo riesgo económico.

En una escalada de vértigo, Macri repitió por tercera vez una experiencia del neoliberalismo extremista y los resultados volvieron a ser los mismos.

Una recaída en la economía y la sociedad de uno de los poderosos miembros del Mercado Común del Sur, un estado maltratado y una nueva falla en la conducción del país deja Cambiemos este 2019.

Como positivo en medio de este desastre, el esclarecimiento social de que Macri engañó a quienes le brindaron su confianza en las urnas –aunque ganó por solo 300 000 votos al izquierdista Daniel Scioli, el candidato kirchnerista del Frente para la Victoria- y el resurgimiento de grandes movimientos sociales, la unidad –al menos aparente del peronismo- y de los grandes sindicatos.

El motor que impulsa ahora la derrota de Macri y desenmascara su campaña electoral en auge son los movimientos surgidos con enorme fuerza, como Barrios de a pie, Polo Obrero, y el Frente de Organizaciones en Lucha, que convocan a actos, marchas de protestas y paros de distintos sectores.

Estos grupos preparan la olla popular, que se hace en las calles, para dar comida a los hambrientos en las localidades mas empobrecidas.

Cómo podrá el próximo gobierno que surja de las presidenciales de octubre volver a colocar los índices económicos y sociales argentinos en índices favorables se conocerá luego de que, como todo indica, el antiguo dueño del Club de fútbol Boca Juniors empaque y se retire del foco político del poder.

Gane quien gane, no la tendrá fácil en la tierra del tango y la milonga.