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lunes, 7 de octubre de 2024

¿La diecisiete mil uno?

Donald Trump sigue sumando farsas a su profuso récord, ahora con el coronavirus...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 16/03/2020
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Bolsonaro y Donald Trump
¿Quién infectó a quién?

Ciertamente, con diecisiete mil mentiras debidamente certificadas en cuatro años de mandato, de ser norteamericano uno dudaría al menos de las afirmaciones del señor presidente acerca de lo invulnerable de los Estados Unidos frente al Covid19, y de su “óptima gestión ejecutiva” para preservar la salud de sus conciudadanos.

Por cierto, cuando se redactan estas líneas se dijo que un funcionario gubernamental brasileño y el propio presidente Jair Bolsonaro habían dado positivos en sendos exámenes médicos para detectar el coronavirus, a solo unas setenta y dos horas de haberse reunido “familiarmente” con Trump en su complejo inmobiliario de La Florida.

Pero el jefe de la oficina oval todo lo resuelve. Poco antes de ver la luz el despacho noticioso fechado en Brasilia, y ante una comparecencia pública de altas autoridades médicas estadounidenses sobre el Covid19, dijo —en inadecuada chanza— sentirse muy seguro, porque desde hace tiempo “no se toca el rostro y se lava las manos con frecuencia”.

Mientras, las cifras de norteamericanos afectados por el virus siguen creciendo exponencialmente, al punto de ser las más elevadas dentro de este hemisferio. No pocas alarmas están disparadas. Residentes en los Estados Unidos certifican que enseres de aseo y material higiénico han virtualmente desaparecido de los mercados en los últimos días. No pocas ciudades cierran locales públicos, escuelas y universidades, a la vez que se suspenden eventos deportivos y culturales de gran afluencia de público, y el pago para acceder a una prueba médica de contagio demanda una erogación de unos tres mil dólares de los bolsillos de cada paciente.

Pero todo está bien, seguro, controlado, explica un presidente que se dice “exitoso” y un “bicho” a la hora de negociar, no importa que en su expediente personal acumule cuatro declaratorias de bancarrota por la mala conducción de sus empresas, que volvieron a flote gracias a los dineros acumulados por papá Trump.

Lo cierto es que en la Unión (hasta el instante en que se redacta esta nota) los enfermos suman casi 1665, los muertos superan los cuarenta, y la gran mayoría de los Estados del país reportan contagios.

Sin embargo, confirmaba el rotativo floridano El Nuevo Herald, “en un país con 330 millones de habitantes apenas se han hecho pruebas a casi 11 000 personas”, en tanto expertos locales en epidemiología, incluso vinculados con el Congreso de la nación, revelaron que en estudios de los restos de ciudadanos norteamericanos fallecidos meses atrás, por lo que se estimó entonces una fuerte gripe, aparecieron trazas del Covid19, lo que trastorna todas las versiones oficiales (esencialmente occidentales) de que la pandemia tuvo su absoluto origen en China. A la vez se refuerza la tesis de que el Covid19 puede haber sido introducido en el gigante asiático, en tanto arma biológica, por alguno de los integrantes de la delegación estadounidense a los Juegos Mundiales Militares, realizados precisamente en la ciudad de Wuhan en octubre de 2019, a pocas semanas de estallar la pandemia.

Según varios estudiosos de los coronavirus, la actual variedad que azota a casi todo el planeta es, textualmente, “un producto de laboratorio para uso agresivo” que contiene, entre otros elementos dañinos, “segmentos del VIH-Sida, del agente bacteriológico NMD-1, bacilos de la disentería y del tifus, y rastros cancerígenos”, que en su combinación reducen o privan a las víctimas de su aparato inmunológico.

No obstante, y a las puertas de nuevas elecciones presidenciales, Trump sigue intentado sacar las manos del fuego con “acciones radicales”, y en renovado y repetido desdén hacia sus pretendidos socios, decretó días atrás, de manera unilateral y sin previa consulta, el cierre de los Estados Unidos a todos los vuelos procedentes de Europa, un nuevo gesto de total desprecio hacia sus “inferiores” adeptos otanistas, a los que embarca en las aventuras hegemonistas Made in USA en Asia Central y Oriente Medio, demanda mayores gastos militares, utiliza contra Rusia, y culpa ahora de buena parte de los casos de Covid19 que se registran entre los norteamericanos.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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