De nunca acabar

Si bien la constitución del Congreso español bajo el liderazgo del derechista Partido Popular, PP, pareció dar aire a las aspiraciones de Mariano Rajoy de repetir su permanencia en La Moncloa, es evidente que nada está decidido aún con relación a la carencia de un gobierno nacional, anomalía que se prolonga ya por casi siete meses.

Con mayoría parlamentaria simple luego de la segunda vuelta electoral realizada este junio, el PP logró el respaldo del movimiento de centro derecha Ciudadanos para encabezar el legislativo a cambio de otorgarle dos puestos en la mesa directiva de esa entidad oficial a la agrupación que encabeza Albert Rivera.

Se dice además, que la tendencia de Rajoy logró otros votos favorables de los representantes de varios movimientos nacionalistas.

Pero aun con tales augurios, lo cierto es que todavía el presidente en funciones no logra el número de diputados que le permitiría organizar un nuevo gobierno, por tanto, el cuello de botella se mantiene casi intacto.

En tanto, las reacciones son muchas y de diferente talante:

Los grupos de izquierda que se nuclean en el binomio Podemos Unidos, por ejemplo, aseguran que luego de este resultado a escala de Parlamento va a resultar difícil que la tendencia que representan pueda lograr algún tipo de coalición que dispute a Rajoy su vuelta a La Moncloa.

Sustentan este criterio en el giro de Ciudadanos, el presunto paso a favor del PP de algunos nacionalistas, y la carencia de entendimiento con el Partido Socialista Obrero Español, PSOE, que resultó la segunda fuerza política más votada en los comicios generales.

No obstante, la convergencia favorable a la derecha no es del todo homogénea toda vez que Ciudadanos tiene fuertes reservas con el hecho de que el PP esté comprometiéndose  de forma oportunista con los ya citados segmentos nacionalistas, proclives algunos de ellos a posiciones de corte separatista.

Mientras, coinciden los expertos, la gran incógnita en el actual proceso resultan las decisiones finales que asuma el PSOE en este nuevo giro en busca de un gobierno nacional.

Medios de prensa precisan, en ese sentido, que la posición del partido de Pedro Sánchez “sigue sin estar cien por cien clara, y todas las posibilidades están sobre la mesa. Desde una eventual abstención en caso de que el presidente en funciones (Mariano Rajoy) se acerque a la mayoría absoluta, hasta que ensaye una alternativa si el PP fracasa o sean inevitables unas terceras elecciones.”

Por lo pronto, es evidente que el líder del PSOE intenta colocar la pelota del lado del PP, al repetir que su partido nada tiene que ver con la formación de gobierno, y por tanto, son Rajoy y sus potenciales aliados quienes deben intentar crear gabinete y presentar su programa ejecutivo a las restantes fuerzas políticas.

De hecho, Pedro Sánchez ha reducido al mínimo sus apariciones públicas y encuentros con la prensa, como para confirmar que las decisiones claves corresponden  a otros, y solo entonces el PSOE se pronunciaría.

No obstante, la dirección del Partido está trabajando ya en propuestas y demandas que serían elevadas al Congreso español en cuanto el legislativo entre en funciones, algunas de ellas referidas a temas cruciales como: los salarios, las políticas de género, e investigaciones judiciales en torno a malos manejos de exfuncionarios  de la anterior administración derechista, entre otros asuntos.

Por añadidura, y como respuesta a las presiones de algunos viejos líderes del PSOE proclives a un arreglo con el PP para “salvar la gobernabilidad nacional”, Sánchez insiste en aplicar la consulta a sus militantes antes de asumir decisiones de ese corte.

En pocas palabras, que nada está decidido aún sobre el más inmediato futuro político español, y en consecuencia no hay otro remedio que seguir al tanto de los giros, marchas y contramarchas en un episodio realmente inédito en la vida institucional local.