De franqueza y amistad (+Video)

Algunos dirán (ya se sabe quienes) que “dos seres siniestros” se reunieron por estos días en la no menos “funesta” Pyongyang para “conspirar contra las libertades y los valores democráticos y justos que Washington (otra vez ese “ejemplo universal”) tiene el deber de instrumentar a nivel planetario como corresponde a un digno “líder del género humano” nominado por la Providencia,

Es siempre el intento de mostrar que los “malos” no piensan en otra cosa que en destruir a los “buenos”, y éstos están entonces obligados a hacer lo que sea con tal de no dar espacio a la perversidad de los aviesos oponentes.

Sin embargo, convertido en el primer presidente chino que visita a la República Popular Democrática de Corea, RPDC, en casi tres lustros, el mandatario del gigante asiático, Xi Jinping, acudió este junio a reunirse de forma amistosa, abierta y constructiva con el máximo dirigente norcoreano, Kim Jong Un, no solo para abordar temas propios de las  largas y fundamentales relaciones entre ambas partes, sino además para establecer coordinaciones necesarias acerca de una posible desnuclearización de la Península Coreana, una de las áreas más militarizadas del orbe desde la bancarrota de la guerra de agresión de los Estados Unidos contra el Norte en la década del cincuenta de la pasada centuria.

Derrota norteamericana en la que tuvieron un papel relevante las fuerzas de voluntarios chinos que acudieron en apoyo a los combatientes del ejército popular liderado entonces por Kim Il Sung.

China, por demás, ha sido uno de los más firmes pivotes internacionales de la RPDC. Noventa por ciento del comercio de Corea del Norte se ejecuta con su gran vecino, según informes de prensa, y los programas de cooperación económica, social y cultural han impulsado una amplia identificación  mutua.

 Por tanto  Xi Jinping fue recibido en Pyongyang como un sincero y abierto interlocutor, que no tardó en reconocer los esfuerzos de Corea del Norte para revertir el peligro nuclear en la zona previas garantías sensatas y equilibradas de aquellos que juzgan como “amenaza global” el derecho de un país históricamente preterido, cercado y agredido, a asumir variantes defensivas que abran de una vez las entendederas de quienes solo sueñan en golpear y derruir a los demás.

Y es que, aun cuando no lo deseen determinados actores internacionales, China es un elemento central en la geopolítica de la Península Coreana por el innegable peso global que exhibe en nuestros días, y por sus profundos lazos históricos con una región que toca directamente su frontera Sur y donde cada acontecimiento o giro inevitablemente acciona como un timbre en la puerta de la casa.

Por demás, nadie puede hablar de “conspiraciones”, cuando echa por tierra de forma obcecada e irresponsable posibles acuerdos vitales, simplemente porque no quiere oír ni tomar en cuenta al interlocutor y en su ególatra desborde únicamente pretende imponer e imponerse.

Y es que Corea del Norte, convertida en pocos años en una nación cuya defensa suma ahora su propio poder nuclear, no tuvo reparos en dialogar con Washington en Singapur en 2018 y meses más tarde en Hanoi, donde otra vez la enfermiza falta de tino de Donald Trump, empeñado en un desarme atómico inmediato de la RPDC, llevó al fracaso tan trascendentes diálogos.

Como si Pyongyang no conociese de sobra que con ciertos personajes norteamericanos nada puede concretarse sobre la base de meras promesas o esbozos de posibilidades.

Se espera entonces que en un posible encuentro bilateral entre Xi Jinping y Donald Trump en la cumbre del G 20 programada para los días 28 y 29 de este junio en la ciudad japonesa de Osaka, el dirigente chino no solo abordará con el presidente gringo el espinoso tema de la imposición unilateral de aranceles por la Casa Blanca a las importaciones del gigante asiático y otros desmanes económicos Made in USA, sino que además le dejará claro que Beijing no es ajeno para nada al curso que pueda asumir en el futuro el diferendo de la Oficina Oval con Pyongyang por su programa militar nuclear.

NOTA DEL AUTOR:

Cuando este comentario obraba en manos de los editores, se publicó la información de que Donald Trump remitió una carta al líder norcoreano, Kim Jong Un, que este calificó de “excelente” por su contenido aun no revelado.

Por otro lado se anunciaban próximas conversaciones entre USA y los Talibanes para intentar una paz en Afganistán, a la vez que se indicaba que el Pentágono estaría realizando ataques cibernéticos contra las defensas militares iraníes. 

Todo esto  indica, a juicio de no pocos analistas, la reiteración del inconsistente comportamiento de la línea exterior de Washington, donde el oportunismo político ligado a intereses electorales y de otra índole generan permanentes contradicciones en la administración gringa como las que se evidencian en los casos a que se refieren estas líneas.