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sábado, 5 de octubre de 2024

Con orgullo legítimo

La celebración en toda Rusia del Día de la Victoria es satisfación bien merecida...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 10/05/2017
2 comentarios
Día de la Victoria
Solo el heroismo masivo de los soviéticos frenó el avance fascista al Este.

Suelen los oponentes hablar de “nostalgia” como burdo sinónimo de ridiculez cuando, aún desaparecida la Unión Soviética decenios atrás, muchos en el planeta todavía aplauden a la bandera roja de la hoz y el martillo que en mayo de 1945 se plantó victoriosa sobre las ruinas del imperio nazi, en pleno corazón de Berlín.

 Y lo han hecho y hacen todavía tales intereses, porque genéticamente temen hasta de la sombra de todo acontecimiento que confirme la fuerza tremenda que puede tener una idea, un sentimiento y una voluntad comprometida con la defensa del género humano.

Y la victoria de la URSS frente la peste fascista hace setenta y dos años es precisamente de esas trascendentes epopeyas que pueden calificarse con toda justeza como decisivas en el devenir de nuestra especie. ¿O que sería el mundo hoy si Hitler hubiese llegado a dominarlo por completo?

Pero ese aporte esencial del pueblo soviético no se admite ni se reconoce. Y es que las aspiraciones absolutistas, la violencia desmedida, la satanización del oponente y la tergiversación de la realidad, no son solo actitudes ni prácticas imperiales de nuestros días.  Si lo sabrá la URSS desde su integración luego del triunfo de la Revolución bolchevique de 1917, luego tras su consolidación a sangre y fuego frente a la invasión de tropas occidentales, el estímulo a la guerra contrarrevolucionaria interna, el aislamiento internacional y la difamación permanente.

Y si el socialismo establecido en el viejo imperio zarista cometió errores y adoleció de insuficiencias en su actuación y desarrollo por más de siete décadas, tales “pecados” resultan apenas unas gotas de agua en el océano de caos que el Occidente capitalista estableció en las relaciones globales, y que a la larga favoreció, entre otras barbaridades pasadas y actuales, la llegada al poder en Alemania de Adolfo Hitler, estimuló a exprofeso sus ambiciones xenófobas y expansionistas, y permitió sus correrías bélicas iniciales, con el propósito de que marchase al Este y convirtiera en polvo al primer Estado de obreros y campesinos de la historia.

Generalizada la batalla frente a un díscolo régimen genocida que se trastocó en pandemia mundial, Occidente, ya aliado de la URSS por pura necesidad, demoró al máximo dar batalla a Hitler en Europa para desgastar todo lo posible a la URSS. Solo el heroísmo masivo de los soviéticos frenó el avance fascista al Este en episodios bélicos tan enconados y memorables como los de la fortaleza de Brest, Stalingrado, Leningrado o el Arco de Kurks (la mayor batalla de blindados de la Segunda Guerra Mundial), que desarticularon finalmente la maquinaria militar germana y abrieron la costosa y heroica marcha hacia Berlín, la cual incluyó la liberación de todo el territorio nacional ocupado por los nazis, junto a la de aquellos países que el Ejército Rojo atravesó en su marcha hacia el búnker de Adolfo Hitler.

Finalmente, el 9 de mayo de 1945, la bandera roja era sembrada definitivamente por los libertadores en el derruido centro de Berlín, al costo de no menos de veinte millones de vidas de hombres y mujeres soviéticos, la mayor cifra de muertos pagada por nación alguna de cuantas participaron directamente en la contienda.

Para los pueblos de la URSS, y con toda justicia, aquella epopeya fue denominada la Gran Guerra Patria, y el 9 de mayo proclamado como el Día de la Victoria. Un triunfo que, por demás, colocó a la Unión Soviética entre las primeras potencias del orbe, dio origen al hoy extinto campo socialista en el este europeo y por largos decenios proporcionó un poderoso aliado a los sectores progresistas y revolucionarios del planeta.

Son, sin dudas, hechos que no pueden ser olvidados ni desvirtuados, y que la Rusia de hoy, a la cual incluso se le intentó escamotear semejante legado luego del descalabro de la URSS, ha rescatado como parte fundamental de su memoria histórica su espíritu de unidad, y su intención de contribuir a la instauración de un orden internacional equilibrado y respetuoso de la autodeterminación y la integridad ajenas.

Justo para eso el poderío militar que cada 9 de mayo se exhibe en la Plaza Roja, de manera que no existan equívocos entre los que insisten en la aversión y la hostilidad hacia el gigante euroasiático.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista

Se han publicado 2 comentarios


senelio ceballos
 11/5/17 22:16

Saludos desde Rusia..Lic.NESTOR....Aqui ese desfile fue apotiosico!! bello!!! lindo!!! y sobre todo........AVISATIVO PARA OPONENTES Y AMIGOS!!.....Para los que todavia suenanan en apoderarse de  los recursos naturalews de este pais y sus aliados.....Por otra parte decirle a los amigos..ESTE ES UN VERDADERO ESCUDO ..para los cabezas caliente......Pero lo mas signifcativo fue los desfiles del..REGIMIENTO INMORTAL.....o tabien le llaman el peloton de siempre  /besmierte unidad!!..Segun estadisticas...Por mas de 50 paises ocurrieron desfiles de personas con sus retratos de sus familiares muertos en aquella guerra hace 72 annos.....Mas de 8 000 000 de habitantes aqui en Rusia...Sin contar con las ex-republicas de CCCP y decenas de paises entre ellos ingleses, EU.australia, canada, alemania etc...Hasta en el ICAP-cubano ...realizaron recordaciones jovenes ruso-cubanos..LINDO VERDAD?..Alertador para nosotros los deas viejas generaciones..Gracias por su articulo...aqui en cubahora.cu

Nor1
 11/5/17 16:40

¡Grloria Eterna al Pueblo Sovietico! algun dia se retomara y reajustara el rumbo de la justicia y el humanismo en esa region a la que el capitalismo no ha traido mas que desigualdad y dependencia economica. la vida ha demostrado que no existe socialismo de mercado y que el neoliberalismo no es bueno para el pueblo. muchas gracias.

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