Campaña electoral en Bolivia a todo tren

Bolivia, nación andina que honra con su nombre al Libertador Simón Bolívar, celebra elecciones generales el próximo 20 de octubre, con una campaña que expresa la lucha política entre el actual mandatario Evo Morales, pretendiente a la reelección, y una derecha que intentará desbancarlo mediante su unión interna, aunque poco probable.

Morales, el primer presidente indígena de Bolivia –que era famosa antes de su asunción en enero de 2006 por los continuos golpes de Estado- ha logrado una estabilidad política e institucional sin precedentes desde la fundación del país en agosto de 1825, cerrando con un gobierno integracionista y para el pueblo los flagelos que convirtieron a esta riquísima tierra en la segunda más pobre de América Latina y el Caribe.

La presidenta del TSE, María Eugenia Choque, garantizó ante la prensa la seguridad y transparencia de este proceso para elegir al presidente y vicepresidente del Estado, así como a 130 diputados y 36 senadores, para el período 2020-2025.

Los próximos comicios, octavos en los últimos 15 años si se suman las municipales y departamentales, garantizaría -de ganar el líder aymara- la continuación de un sistema político justo y la consolidación de la democracia. En la actualidad, el país posee altos índices de inclusión económica, social y política, establecida en la Constitución Política del Estado Plurinacional, aprobada por la Asamblea Constituyente y un referendo popular en enero de 2009. 

Nunca antes de que gobernara el binomio Morales-Álvaro García Linera, hubo tantos dirigentes en distintas instancias gubernamentales en representación de los pueblos quechuas, aymaras y guaraníes. También la composición de Ministros, Senadores, Diputados, Asambleístas, alcaldes y otros apuntan no solo a los grupos étnicos autóctonos sino también a obreros, campesinos, jóvenes y  mujeres. Estas últimas superan el 51% en las instancias legislativas. La actual presidenta de la Cámara de Senadores es Adriana Salvatierra, de 30 años de edad.

Para mantener la continuidad de la obra política que salvó a Bolivia y devolvió la dignidad a su pueblo, es preciso que, a pesar de las artimañas de la derecha interna, el presidente sea reelecto y, de ser posible en una primera vuelta para evitar la agrupación de los candidatos de derecha perdedores. 

Son nueve las fuerzas políticas que participan en las venideras presidenciales, pero solo cuatro de ellas poseen alguna posibilidad de alcanzar espacios. Las preferencias de los electores –siempre según encuestas- se dirigen al Movimiento al Socialismo (MAS) de Morales, Comunidad Ciudadana (CC), del ex vicepresidente Carlos Mesa Gisbert, Bolivia dijo no (BDN), representada por Oscar Ortiz Antelo, y Movimiento Tercer Sistema (MTS), con Félix Patzi Paco.

El presidente sería reelecto si gana en primera vuelta con el 50% más uno de los votos válidos, o si obtiene el respaldo de un 40%, y una diferencia de 10 puntos sobre el segundo colocado.

Estados Unidos, que intenta aplicar la obsoleta Doctrina Monroe en América Latina, está presionando a candidatos opositores para que renuncien y sus votos pasen a su favorito Mesa, en una polarización de fuerzas que podría acarrear graves consecuencias, según denunció en la prensa el sociólogo boliviano Eduardo Paz Rada.

La cofradía de Donald Trump apuntaba a que las agrupaciones opositoras presentaran un solo postulado, pero la iniciativa fracasó debido a los intereses particulares de los partidos y sus candidatos.

¿Por qué Morales podría repetir su triunfo como en 2005, 2009 y 2014, en las que obtuvo la victoria con votaciones de 54%, 64%, y 61% respectivamente?.

Sin que signifique que los gobiernos del MAS sean perfectos, para los bolivianos que eran desconocidos como seres humanos por anteriores administraciones, la presencia de un descendiente aymara, ex líder sindical pobre y discriminado, que ha actuado con suma inteligencia para burlar a sus enemigos internos y foráneos, significa también el crecimiento de Bolivia como país, dueña de sus recursos naturales y del equilibrio de la igualdad de sus ciudadanos pues las riquezas no se extrapolan al extranjero.

En 15 años, con la redistribución honesta de la riqueza, el MAS redujo la pobreza de los más de11 millones de bolivianos del 60% al 35%, y la extrema pobreza de 38% a 15%, junto a la universalización de la educación y la salud pública.

Ninguno de estos logros hubiese sido posible sin la voluntad política de los gobiernos de Morales-García Linera y de los nuevos actores de la sociedad, las poblaciones hasta entonces marginadas y discriminadas y ahora claves en la reestructuración del país y su crecimiento anual sostenido entre un 4% y un 5%, aun en épocas de crisis sistémica del capitalismo.

Uno de los basamentos de la posible victoria del binomio oficialista en primera vuelta es el fundamental respaldo que les brindan los jóvenes de entre 18 y 35 años (casi 1 200 mil votantes) conscientes de las bondades del proyecto socialista boliviano, indicaron encuestas de dos medios de comunicación impresa y televisiva.

La juventud votante representa la sexta parte del padrón electoral boliviano de 6,6 millones de personas convocadas a las urnas.

Pero también la dupla oficialista articuló el apoyo de los movimientos sociales, de gran poderío en Bolivia, sindicatos, indígenas, juntas vecinales, y organizaciones de mujeres,  grupos esenciales en el proyecto político nacional que también participan en las listas de las candidaturas a parlamentarios.

Distintas encuestas realizada desde enero hasta julio pasados demuestran el alza de las preferencias para Morales y el estancamiento y eventuales retrocesos de Mesa, en tanto el tercer colocado, Ortiz, se mueve de manera lenta.

Las últimas investigaciones al respecto precisan que el líder boliviano posee el 39% de intenciones de voto, seguido por Mesa con 22% y Ortiz, con un 9.5 por ciento.

El Dignatario ganaría –siempre según previsiones – en los departamentos La Paz, Cochabamba, Oruro, Potosí, Pando y Beni), el CC en Chuquisaca y Tarija, y Ortiz en Santa Cruz.

Si gana, el presidente buscaría la continuidad y profundización del proyecto político que comanda desde hace 13 años mediante la Agencia Patriótica 2020-2025, que entre otros puntos plantea la consolidación del Estado Nacional y la reducción a cero de la extrema pobreza.

La oposición política boliviana sufrió un duro revés cuando 12 de sus legisladores solicitaron a Estados Unidos y la desprestigiada Organización de Estados Americanos (OEA) la intervención para evitar una nueva candidatura de Morales, que les costó el rechazo de la población seguidora del MAS e incluso de aquellos que no comparten en su totalidad las ideas de esa agrupación.

En una reciente concentración de campaña en La Paz, capital del país, el Mandatario se refirió a que el MAS ha recibido el respaldo de numerosos sectores del empresariado nacional que ven con beneplácito la recuperación de las empresas estratégicas y los recursos naturales en manos del Estado, para vivir con “dignidad, soberanía e identidad”, destacó la agencia rusa Sputnik.

Varios analistas coinciden en que el Movimiento cuenta, al contrario de la oposición, con una plataforma electoral clara en torno a la Agenda Bicentenario 2025, la que recibió aportes de distintos sectores del país.