Para la población costarricense, que lo eligió como presidente de la República, Rodrigo Chaves y su plataforma de gobierno continúa siendo una incógnita, pues aunque promete ponerle frenos a la pobreza y la desigualdad en un país antes considerado ejemplo para América Latina, su formación como servidor de grandes grupos de poder económico le advierten que será, si es que habla en serio, una tarea sumamente difícil.
Analistas coinciden en que los votantes prefirieron votar por Chaves en las pasadas elecciones de abril para evitar que retornara al poder el exmandatario Figueres, tradicionalista, conservador, y sin una posición clara, aunque adivinable, en su eventual plan gubernamental.
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En ese sentido, el politólogo local Gustavo Araya, afirmó que ¨hay una población a la que la oferta política le disgusta pues no se siente representada y más bien tiene opiniones negativas. No se trata de quién ofrece mejores soluciones para el país, sino de quién es menos malo", según el diario La Nación.
Durante décadas, Costa Rica –que eliminó el Ejército Nacional en 1948- con crecimiento sostenido, de vocación pacifista, andaba con buen rumbo, pero la introducción del neoliberalismo en su economía cambió el paisaje, en especial en los sectores más vulnerables.
Chaves, 60 años, exministro de Hacienda durante seis meses de la administración saliente, posee un doctorado en Economía Aplicada, Mercados e Instituciones de la Universidad de Ohio, Estados Unidos. También trabajó más de 30 años en el Banco Mundial. Su trayectoria en esa organización finalizó en 2019, tras ser director de la oficina en Indonesia.
Además, su currículo indica que es especialista en Políticas Públicas e hizo asesorías a nivel de gobierno y sociedad civil en más de 40 países.
Asumió el cargo el pasado día 28, acompañado en su primer año de gobierno por una Asamblea Legislativa dirigida por la oposición, lo que supone que sus iniciativas puedan ser detenidas por ese órgano de proyección neoliberal.
En su primer discurso tras recibir la banda presidencial, el economista de carrera y ex funcionario del Banco Mundial durante 30 años, precisó ante el cuerpo de 57 legisladores que Costa Rica precisa un cambio histórico, y prometió trabajar para reducir la pobreza, la corrupción, el desempleo y la violencia contra las mujeres, entre otros tópicos. ¨Hay que reparar el país¨, aseguró, aunque sabe, por experiencia, que resultará difícil, dada la corrupción imperante y los abusos emanados del poder público.
Ante 97 delegaciones internacionales que asistieron a la San José, la capital, también fueron juramentados el primer vicepresidente Stephan Brunner y la segunda vicepresidenta, Mary Munive, en una ceremonia austera, por razones económicas, ya que hacerla en espacios abiertos, como el Estadio Nacional, resultaba demasiado caro para la maltrecha economía local.
Chaves hizo un guiño a los ticos cuando invitó a la ceremonia a la primera mujer cacique del país, Idalia Andrade Degracia, como representación de los pueblos autóctonos, en un gesto para demostrar su propósito de reivindicar los pisoteados derechos humanos de esas comunidades.
La especialista Nancy Hernández, en declaraciones a La Nación afirmó que “Hoy tuvimos por primera vez en 20 años de traspaso representación de los pueblos originarios (…), esos elementos hacen pensar que el tema de derechos humanos se podrá ver de manera más amplia en este mandato”.
Informes del Instituto Nacional de Estadística y Censos confirmó que hoy el 23% de la población tica vive en la pobreza, y el 13,6% en desempleo. A ello se une que el nuevo gobierno también tiene que negociar con urgencia las condiciones del préstamo de 1 700 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional (FMI) gestionados por la administración saliente.
En lo social, Costa Rica debe resolver también la desigualdad social, pues actualmente presenta una de las más altas de América Latina. En los últimos 20 años ese punto se disparó y hoy el ingreso del quintil más rico es 13 veces mayor que el ingreso del quintil más pobre. Un quintil es la quinta parte de una población estadística y representa el 20% del número de individuos de un grupo determinado.
FMI APRIETA TUERCAS A COSTA RICA
En 2021, Costa Rica pactó un acuerdo financiero con el FMI por 1 778 000000 dólares con desembolsos periódicos durante tres años y la condición de que el entonces gobierno de Carlos Alvarado lograra aumentos de ingresos y reducción de deuda y de gasto.
Una de las promesas de Chaves es renegociar el texto firmado con el Fondo sobre el cumplimiento de las metas, pues no tiene en pauta el incremento de impuestos.
Los directivos del FMI aclararon entonces a Alvarado que ¨Son necesarios esfuerzos adicionales para mejorar el sistema tributario del país, de manera que sea más equitativo, respalde una disminución equilibrada del déficit fiscal y asegure una trayectoria sostenible para la deuda pública en mediano plazo.
Pero el mayor desafío para el país consiste en la deuda pública, que abarca el 70% del Producto Interno Bruto (PIB) de Costa Rica, aunque Chaves no muestra intención al respecto.
El economista Joaquín Cercas planteó que "De cada colón (moneda nacional) de ingreso que obtiene el Gobierno, la mitad va al pago de intereses, lo cual es altamente grave para la productividad, la inversión, porque sabemos que esos recursos se podrían dedicar a infraestructura, escuelas, programas sociales, y es algo que se ha normalizado".
En una de sus justificaciones de endeudamiento, el ex mandatario Alvarado planteó que el préstamo del FMI contribuirá a sanear las finanzas estatales al cambiar deuda cara por deuda más barata, lo que no convence a distintos sectores políticos y sindicales, pero satisfizo a empresarios y organismos internacionales.
Aunque Chaves mantiene silencio al respecto, el préstamo que se desembolsará durante tres años se utilizará en un 90 % para pagar deuda cara, lo que permitirá un ahorro de unos 68 millones de dólares en intereses.
El restante 10% se destinará al pago de la deuda que la actual administración posee con la Caja Costarricense del Seguro Social. A cambio del préstamo, Costa Rica se comprometió a eliminar el déficit primario en el año 2023 y bajar la deuda al 50 % del PIB en 2035, lo que requiere una serie de polémicos ajustes en el gasto y en los ingresos que suman el 4,75 % del PIB.
No todos están felices por el arreglo institucional. El secretario general de la Asociación Nacional de Empleados Públicos (ANEP), Albino Vargas, aseguró que habían "otras opciones" para evitar más endeudamiento, como por ejemplo enfrentar con fuerza la evasión fiscal. El proyecto afectará, dijo, a las clases bajas y medias y viola el orden constitucional y compromisos del país ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
LA SATISFACCIÓN DE SECTORES ECONÓMICOS
La aprobación del acuerdo con el FMI trajo satisfacción a las cámaras empresariales del país. La Unión Costarricense de Cámaras y Asociaciones del Sector Empresarial Privado (UCCAEP) manifestó que es "un primer paso para recuperar confianza y la credibilidad de los mercados internacionales".
El presidente de la Cámara de Industrias de Costa Rica, Enrique Egloff, calificó de "una buena noticia" la aprobación del crédito, pues considera que "generará confianza en los inversionistas y es un paso importante para promover una mejor calificación del riesgo país".
Pero en enero de este año, la deuda del Gobierno Central ascendió a ¢27,5 billones ó 42 464 000 000 de dólares, equivalentes a un 64,20% del PIB. Del monto de la deuda, el 75,08 correspondió a deuda interna y el 24,92% restante a la externoa.
ASAMBLEA NACIONAL QUIERE REDUCIR EL ESTADO
El diputado Rodrigo Ariasn del Partido Liberación Nacional (PLN) es el nuevo presidente del Directorio de la Asamblea Legislativa. Con 50 votos a favor y siete en contra. Es la primera vez en más de una década que el jefe del Congreso no es de la misma agrupación que el presidente del país. Arias Sánchez es abogado de profesión, pero tiene un amplio camino recorrido en el ámbito de política en Costa Rica.
En 1986 también fue diputado de la República, pero dejó su puesto para acompañar como ministro a su hermano, el exdignatario Óscar Arias, también Premio Nobel de la Paz.
En una entrevista al sitio digital nacion.com, Arias aseguró que su mandato será diferente, pues asume el puesto proclamando la reducción del Estado, es decir, con el peligro del despido de miles de personas, pero que el entiende como un proceso de reactivación económica.
La Asamblea monolíticamente neoliberal, lo que pretende es reducir y reconfigurar el papel del Estado al mínimo. Ello llevará a la unificación de diversas instituciones y ministerios, con el despido inmediato de cientos o miles de trabajadores del sector público, lo que incrementará la desigualdad social.
El 88% del Parlamento en manos neoliberales refleja una unidad programática de la mayoría conservadora. Hay un temor oculto entre los viejos partidos del extinto bipartidismo y de los conservadores evangélicos y neoliberales que el ¨prometedor¨ presidente Chaves pretenda salirse del canasto e intente gobernar por encima de ellos, mediante decretos y otras triquiñuelas políticas que podrían romper sus planes y acercar a Costa Rica a El Salvador gobernado por Nabid Bukele.
La nación centroamericana presenta, entonces, una situación seguida por los expertos políticos y la población que recibe los golpes institucionales. Nadie piense en debilidad de los sindicatos y movimientos sociales. Solo están expectantes.
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