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miércoles, 9 de octubre de 2024

A Trump le gusta la frase “estás despedido”

Ante el apreciable número de funcionarios que entran y salen de la Casa Blanca, despedidos o “renunciados”, se ha dicho con cierta ironía que en ese despacho presidencial hay una especie de “puerta rotatoria” constantemente en movimiento...

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Donald Trump el Presidente de los Designios
La Casa Blanca se asemeja cada vez más a El Aprendiz, el concurso de televisión que Donald Trump presentó durante 14 temporadas.

La sorpresiva salida de John Bolton del gabinete de Donald Trump puso de nuevo en evidencia la particular relación que este polémico presidente sostiene con sus más cercanos colaboradores, a quienes suele despedir por Twitter. En una lista larga, que ya ha superado a todos los presidentes que le antecedieron, Trump echó esta semana a John Bolton, su asesor de Seguridad Nacional.

Desde el año pasado, en el que las renuncias y despidos ya formaban parte de las características de su Gobierno, la prensa estadounidense e internacional y las agencias de noticias calificaban los episodios como un auténtico reality show, en el que sus protagonistas no saben si siguen o no en la administración hasta que el Mandatario se decide a enviar un recado en Twitter. Se afirma que la expectación que rodea los despidos es un fiel reflejo del popular programa The Apprentice (El aprendiz), que lanzó a Trump al estrellato televisivo al grito de «¡Estás despedido!».

“La Casa Blanca se asemeja cada vez más a El Aprendiz, el concurso de televisión que Donald Trump presentó durante 14 temporadas. Cada semana uno de los participantes era expulsado bajo el fulminante clamor de Trump: ‘Estás despedido’. En sus poco más de 13 meses como presidente, el multimillonario neoyorquino ha perdido al 40% de altos cargos, según cálculos de Brookings Institution. Es una cifra inusual en tan poco tiempo y que incluye a pesos pesados, como el jefe de gabinete o el director del FBI. El tumulto, el desgaste, las luchas intestinas y las polémicas se han convertido en rutinarios”, decía hace un año el diario español El País.

Ante el apreciable número de funcionarios que entran y salen de la Casa Blanca, despedidos o “renunciados”, se ha dicho con cierta ironía que en ese despacho presidencial hay una especie de “puerta rotatoria” constantemente en movimiento.

En el mismo texto que data de 2018 se señala: “Hay una imagen que refleja la inestabilidad en la Casa Blanca. Es del 22 de enero de 2017, dos días después de la toma de posesión de Trump, y los altos cargos designados por la Casa Blanca juran sus cargos. De los 23 asesores investidos ese día, solo nueve permanecen, según el diario The Washington Post. Trump, por ejemplo, ha tenido a cuatro directores de comunicación y todos se han marchado… El contraste es enorme con la anterior administración de Barack Obama, que sufrió algunas bajas pero que, por la ausencia de escándalos, fue bautizada como ‘No drama, Obama”.

Se afirmaba por aquellos días que los motivos de las salidas de altos cargos de Trump son múltiples. Algunos fueron despedidos, dimitieron fruto de una polémica o renunciaron por decisión propia. Se han ido asesores radicales y moderados. La disfuncionalidad y fuga de talento alarma a los círculos políticos de Washington y ahonda la incertidumbre en el ala oeste de la Casa Blanca.

En dos tuits, Donald Trump se deshizo de su asesor de seguridad, John Bolton, considerado un “halcón” con fama intervencionista.

Esta semana, Trumpo señaló: «Informé anoche a John Bolton que ya no se requieren sus servicios en la Casa Blanca».

En sus 17 meses en la Casa Blanca, Bolton disparó la tensión con Irán y aumentó la presión contra lo que bautizó como la «troika de la tiranía»: Venezuela, Cuba y Nicaragua.

La relación entre Trump y Bolton llevaba meses deteriorándose debido a la frustración del presidente con respecto a la falta de resultados en la estrategia hacia Venezuela. Sin embargo, la gota que colmó el vaso fue la oposición del asesor presidencial a las negociaciones de Trump con los talibanes.

Con algunas excepciones, como la salida en términos amistosos de la exembajadora ante Naciones Unidas, Nikki Haley -hizo el anuncio en la Casa Blanca junto con el Presidente- y de la jerarca de la Administración de Pequeños Negocios, Linda McMahon, los funcionarios de más alto nivel del Gobierno son, con frecuencia, dañados por su exjefe en tiempo real o con retraso.

El secretario de Estado, Mike Pompeo, cuenta con la opinión favorable del presidente Donald Trump. Pero, enfoca con un humor muy particular la perspectiva de lo que puede ocurrirle. “Estaré en el cargo hasta que me eche por Twitter”, bromeó Pompeo, en fecha reciente, en su estado natal de Kansas, cuando le preguntaron sobre su futuro político.
A su vez, Nikky Haley fue una estrella del Gobierno. No temía decir lo que pensaba y se ganó la reputación de enfrentar a Trump cuando lo entendía justificado. Apareció junto a Trump en diciembre para anunciar su decisión de irse.

Trump asumió el cargo en enero de 2017.

Despedidos 2017-2018

En una relación de la agencia EFE de los principales ceses y dimisiones de la Presidencia Trump, por orden cronológico se tenían los siguientes:

Michael Flynn: teniente general retirado. Nombrado consejero de Seguridad Nacional el 20 de enero del 2017. Veinticuatro días después renunció al descubrirse que había engañado al vicepresidente Mike Pence sobre la naturaleza de su reunión con el embajador de Rusia. Se convirtió en la primera víctima de la investigación por la supuesta interferencia rusa para influir en el resultado de las elecciones presidenciales de 2016.

Sally Yates: fiscal general adjunta con Barack Obama, ejerció como fiscal general interina hasta que fue despedida el 30 de enero por pedir al Departamento de Justicia que no defendiera en los tribunales una orden ejecutiva que vetaba la entrada de inmigrantes de siete países de mayoría musulmana.

Preet Bharara: fiscal del distrito sur de Manhattan, en Nueva York. El 11 de marzo de 2017 fue despedido por Trump junto a varias decenas de fiscales en todo el país tras haberse negado a dimitir de manera voluntaria.

James Comey: exdirector del FBI. Tiene el dudoso honor de haber sido repudiado por los dos candidatos presidenciales: Hillary Clinton, que lo acusó de perjudicar sus aspiraciones presidenciales, y Donald Trump que, ya como presidente, lo despidió en mayo de 2017 por negarse a cerrar la investigación sobre la trama rusa.

Mike Dubke: director de Comunicación de la Casa Blanca, que dejó su puesto en junio de 2017. Dubke, que había llegado a la Casa Blanca de la mano del jefe de prensa y portavoz presidencial Sean Spicer, no había participado en la campaña electoral ni pertenecía al entorno de confianza del gobernante republicano.

Sean Spicer: secretario de Prensa de la Casa Blanca desde enero hasta julio de 2017. Renunció en protesta por la contratación de Anthony Scaramucci como director de Comunicación de la Casa Blanca. Sus desavenencias con Trump fueron recurrentes y visibles.

Reince Priebus: político y abogado, fue el primer jefe de gabinete de la Casa Blanca. Dimitió en julio de 2017 después de sentirse abandonado por el Presidente ante los graves insultos que recibió del nuevo director de Comunicación Anthony Scaramucci y de ser responsabilizado por el entorno de Trump de muchas de las filtraciones publicadas por la prensa estadounidense.

Michael Short: secretario de Prensa adjunto hasta su renuncia en julio de 2017, es junto a Reince Priebus la segunda víctima de Scaramucci. Short abandonó su puesto para evitar ser despedido después de que el nuevo director de Comunicaciones filtrara a la prensa que iba a ser cesado.

►Anthony Scaramucci: director de Comunicaciones de la Casa Blanca desde el 21 de julio hasta su cese el 1 de agosto. Provocó la salida del director del Gabinete Reince Priebus. Fue cesado de manera fulminante por el sustituto de Priebus, el general retirado John Kelly, que llegó a poner orden en la Casa Blanca.

Steve Bannon: referente de la extrema derecha estadounidense («alt-right»), fue estratega político y consejero de Trump hasta su marcha el 18 de agosto de 2017. Aunque no quedó claro si dimitió o fue cesado, su nacionalismo de corte proteccionista no encajaba bien con las ideas globalizadoras del yerno del presidente, Jared Kushner.

Sebastian Gorka: antiguo miembro del consejo de redacción de Breitbart News, medio de comunicación de referencia en internet de la «alt-right» (derecha alternativa). Gorka, cercano a Steve Bannon, dejó la Casa Blanca el 25 de agosto de 2017 y afirmó que sería más útil para Trump fuera del Gobierno.

Tom Price: secretario de Salud hasta el 29 de setiembre de 2017. Vapuleado desde derecha e izquierda por haber pagado con dinero público varios viajes personales en aviones privados, su salida se produjo tras ser desaprobado por el Presidente.

Omarosa Manigault: era la única asesora afroamericana del presidente Trump. Aunque negó que fuera despedida, los medios informaron que fue obligada a abandonar la Casa Blanca tras un enfrentamiento verbal con el jefe de gabinete, John Kelly.

Andrew McCabe: segundo en la cadena de mando del FBI hasta su dimisión el 30 de enero de 2018. Dimitió tras ser repetidamente acusado por el Presidente de favorecer a su rival electoral, Hillary Clinton, en la investigación sobre el caso de los correos electrónicos enviados por Clinton a través de un servidor privado cuando estaba al frente de la Secretaría de Estado.

Rob Porter: el secretario de personal de la Casa Blanca renunció el pasado 7 de febrero tras ser acusado de maltratar a sus dos exesposas física y verbalmente.

►Hope Hicks: la directora de Comunicación de la Casa Blanca abandonó el pasado 28 de febrero su puesto porque, según sus declaraciones, «sentía que había completado su ciclo». Su renuncia se produjo un día después de declarar sobre la trama rusa.

Gary Cohn: expresidente de Goldman Sachs y firme defensor del libre comercio, dimitió el 8 de marzo como principal asesor económico de la Casa Blanca debido a sus diferencias con Trump sobre la imposición de aranceles a la importación de acero y aluminio.

Rex Tillerson: secretario de Estado desde que Trump accedió a la Casa Blanca hasta su cese el 13 de marzo de 2018. Es el político de mayor nivel despedido por el Mandatario. Tillerson y Trump habían reconocido tener diferentes puntos de vista sobre asuntos clave de política exterior.


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