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lunes, 7 de octubre de 2024

Una aventura poética en Ángel Escobar

El bardo guantanamero puso fin a su vida el 14 de febrero de 1997, decisión que embarga hasta hoy ciertos misterios y franquezas, paradojas distintivas de su existencia...

Elaine Caballero Sabuqueiro en Exclusivo 01/03/2017
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Ángel Escobar
De Ángel Escobar destaca el vigor de la escritura para transformar al hombre.

Me acerco al poeta con cierta rareza, tal vez premeditada por los sucesos que conozco. Una vez en sus versos descubro la locura latente tras palabras finas; pero ¿qué amarga resultara la vida si no existieran momentos de arranques, furias empedernidas y raptos de frenesí? Así pudiera definirse la vida de Ángel Escobar, un rapto de delirios, una especie de caleidoscopio donde el hombre puede contemplar los avatares del destino.

El bardo guantanamero puso fin a su vida el 14 de febrero de 1997, decisión que embarga hasta hoy misterios y franquezas, paradojas distintivas de su personalidad. Luego de ingresos, electroshock, una infancia difícil y amores poco correspondidos, Escobar elige la muerte como espectáculo pasajero.

Autor de una poesía desgarrada, rotunda, donde existe una manera diferente de acercarse al lector, como quien busca impresionar con la simple realidad, sin tantas métricas ni retruécanos: …Si la marea no te ahoga/ ni los cangrejos te devoran/ las lanzas se cebarán en tu carne/Tendrás frío. Es de noche/ De algo te servirán tu desdén o tu amor/Yo no te he abandonado/ Estoy aquí contigo.

Se percibe la inmensidad de un vate que no desea otro país que no sea su mente, donde los delirios son una cita constante. También emerge la presión y el diapasón social, cuando la complicidad de sus actos es testigo de incomprensiones. Sin embargo, nadie le quita lo principal: incólume navega hacia versos y fantasías, tal vez protagonistas de nuevos cuadernos.

Algo poderoso he aprendido de Ángel Escobar (y de la literatura en general): el vigor de la escritura para transformar al hombre, pues analizándolo descubro su valentía ante la palabra plasmada en versos. Revela con suma cautela que en el silencio habitan las mayores verdades y la vida resulta una cofradía de infinidades.

Uno de sus libros más logrados —a mi modo de ver— es Abuso de confianza. Aquí siento sus penas y preocupaciones en mi piel. Logra un derroche de metáforas y frases inolvidables; como si de alguna manera buscara, desde ese entonces, el paso a la posteridad y se adelantara al destino elegido. Publicado en 1992 durante su estancia en Santiago de Chile, en él poseen gran teatralidad sus creaciones. A veces sus fronteras irisan las mitades, en otras no concede oportunidad a la tolerancia: “Ciego lee en su oráculo”. Busca lo mínimo, lo esencial, los sentimientos escondidos tras guiños y señales.

Si bien en un primer momento se observa un marcado conversacionalismo en su poética, con el paso de los años llegó a un punto de despliegue, de síntesis y originalidad.

Aquel 14 de febrero, la vida se hizo demasiado larga en sus ojos, el deseo de la muerte resultó un bien anhelado. La eternidad no buscó otra salida que sus manos concluyentes ante el silencio. El poeta había fallecido, pero sus versos aún fulguran con la intensidad de siempre, cuando algún lector se sumerge en ellos.


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Elaine Caballero Sabuqueiro

Periodista de Tribuna de La Habana

Se han publicado 1 comentarios


Portuario
 1/3/17 11:22

Tragico desenlace para un hombre tan lleno de talento!

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