Un músico que canta

Soy el destino de mi voz, soy el guardián para mi dios, dice el estribillo de la canción Evitando llorar que forma parte del nuevo álbum de Ángel Bonne titulado El guardián (Sello EGREM, 2016).

En Evitando llorar el saxofonista Ángel Bonne expresa las enseñanzas de su padre, el reconocido músico santiaguero Enrique Bonne quien le inculcó la importancia de esforzarse en la vida para alcanzar sus logros artísticos y personales.

“Todos somos responsables de nuestro destino. La vida me ha enseñado que debo gestionarme mis cosas para lograrlas. Mis últimos tres discos los he pagado de mi bolsillo. Como no podía entrar en el carril de los derroteros de la salsa, simplemente se trataba de salir adelante. Soy un hombre maduro que no está haciendo lo que está de moda. Decidí poner mi destino en mis manos”.

Durante los últimos años, Bonne se ha dedicado a escribir canciones sin compromisos, con letras alejadas de la vulgaridad y sin tener que hacer demasiadas concesiones en cuanto a las tendencias del mercado internacional, para centrarse en describir sus emociones más íntimas.

“Un día, no hace mucho, llegué a la conclusión de que debía ser yo mismo, o al menos parecerme lo más posible a la imagen que tengo de mí. Solo soy un músico, alguien que necesita, desafortunadamente, hacer música. Es poco el tiempo que la vida nos da y no es práctico emplearlo en ser tan complaciente que nunca se esté complacido con uno mismo”, dijo Bonne en las palabras de presentación del disco.

El guardián está integrado por diez cortes –la mayoría de ellos lleva la firma de Ángel Bonne–, donde su autor y arreglista habla de varias etapas de su vida. Los otros compositores del fonograma son Enrique Bonne, Rodolfo Cárdenas y Juan Formell. En tanto, a Miguelito Núñez se debe el arreglo del tema Eres la paz.

Si el amor fuera, es una de las páginas musicales más hermosas del álbum. Se debe a la musa de Enrique Bonne. Según confesó Ángel, su padre la escribió cuando estaba en terapia intensiva. Como una muestra de su grandeza, en ese momento tan cercano a la muerte, le pidió a una enfermera papel y lápiz para cantarle al amor.

He ahí el valor agregado de ese bellísimo bolero que Ángel interpreta con mucho sentimiento y emoción en homenaje a su padre que, para él y todo el pueblo de Santiago de Cuba, es una suerte de Dios.

Havana City, de la autoría de Juan Formell, es un fresco de La Habana del siglo XXI, urbe matizada por la presencia de elementos donde se combinan tradición y modernidad, como pueden ser los carros Chevrolet del 53, donde hoy transitan los turistas por la capital de todos los cubanos.

Rodolfo Cárdenas, gran compositor de la música cubana lamentablemente desaparecido al igual que Formell, es el autor de El cheque una canción que se convierte en crónica social al retratar los sueños y esperanzas que forman parte del día a día de los cubanos de a pie. 

Ángel Bonne advierte que es muy crítico con su obra. “Yo nunca estoy satisfecho. Me siento a sufrir, a buscar los detalles. Estoy consciente de que no soy un cantante. Soy un músico que canta y siempre me gustó cantar desde niño”.

Bonne ya tiene 37 años de carrera profesional y ha viajado a 27 países. Su mayor anhelo es que lo dejen presentarse en los teatros de su país. Confiesa que le encantaría pero, a veces, eso resulta un tanto complejo.

“Mientras otros se fueron a hacer sus carreras fuera de Cuba yo me quedé aquí. Para mí, Cuba y el pueblo cubano son muy importantes. Mientras no logre concretar mi presentación en teatros nacionales creo que el disco merece la oportunidad de abrirse al mercado internacional”, concluye.

En el fonograma El guardián, Ángel Bonne se desempeña en la voz líder, el piano, los coros y el saxo alto. Un grupo de fieles amigos lo acompañó en esta empresa musical: Raúl “El Chino” Verdecia, en la guitarra; Jorge Alexander Wrest, en el bajo; Alfred Thompson, en el saxo soprano y tenor; en el cajón y el drums, Osmani Sánchez y Yosvany Betancourt “Pipi”; Eduardo Llibre, en el bongó y la percusión menor; Belinda Guerra, en la flauta y Reynaldo Milián “Molote”, en la trompeta.

El guardián cuenta con la producción general y musical de Ángel Bonne; la grabación mezcla y masterización, del ingeniero Tony Carreras; la fotografía, de Reynier Palomino y el diseño de Javi G. Borbolla.