Se abre el telón, y como cada 27 de marzo, celebramos el Día mundial del Teatro. Establecida por la Institución Internacional de Teatro (por sus siglas en inglés, ITI) desde 1961, esta fecha pretende hacer un merecidísimo homenaje al arte de la escena, arte efímero que ha cobrado forma, se le han sumado amigos y enemigos y que a pesar de los embates, permanece.
El quehacer se ha multiplicado, los modos, los grupos, los presupuestos estéticos han cambiado; se han detenido algunos, renovado muchos, pero lo cierto es que han permitido el impulso del teatro.
Cuba se suma a la celebración desde su incesante labor por el arte de las tablas, y aunque son innumerables los logros, me circunscribo a hacer un pequeño recorrido por algunos de los resultados de tantos años de bregar incesante.
Me refiero a la creación, primero, de un espacio como el Consejo Nacional de las Artes escénicas y sus sedes provinciales, que promueven y permiten el sostén de eventos como el Festival Nacional de Camagüey, el Festival Internacional de La Habana, el Festival de Teatro Latinoamericano o el Festival Latinoamericano de Monólogo de Cienfuegos.
Así mismo, el impulso de los diferentes festivales provinciales de teatro, que en su mayoría tienen alcance nacional, como el Festival de Pequeño formato de Santa Clara, Máscara de Caoba en Santiago de Cuba, Espacio Vital de Pinar del Río.
No debo dejar de mencionar las Cruzadas teatrales o el impulso de novísimos dramaturgos, directores y eventos que promueven el quehacer de los jóvenes, como el Festival de Otoño en Santiago de Cuba y el Festival Elsinor -que auspicia la Facultad de Arte Teatral del Instituto Superior de Arte-, ni los intercambios con la escena mundial a través de las visitas de reconocidas agrupaciones y figuras o las semanas de teatro alemán, noruego y polaco.
También, resulta imprescindible la promoción de los dramaturgos y teatrólogos a través de espacios como la Editorial Tablas Alarcos, la revista Tablas, de Artes Escénicas y su sitio Web y la revista Conjunto, de Casa de las Américas. En fin, son numerosas las estrategias que procuran la revitalización del teatro cubano y sin las cuales la superación de los artistas o la creación de las diferentes escuelas de teatro en el país no sería posible. A cada uno de los hacedores de teatro, desde sus más modestas trincheras, llegue hoy el homenaje.
Y no puedo concluir estas líneas sin mencionar a los verdaderos protagonistas. ¿Cómo hablar de teatro sin reconocer a todos los que le dan vida desde sus asientos? A cada uno de los que forman parte del público teatral, sean extendidas las felicitaciones. Al público todo: al especializado y al que solo ha ido una vez; al que lo entrega todo por el teatro, lo disfruta, lo sufre, lo añora, lo piensa, lo espera, y que a pesar de los años, permanece; al que no le importan las larga colas, la falta de aire acondicionado; al que padece y se alegra junto a los artistas…en fin, al público cubano de todos los tiempos, gracias por perpetuarse y hacer del teatro, un arte eficaz.
El telón aún no se cierra: en este largo camino queda mucho por andar; pero lo hacemos desde la celebración de un arte que se revitaliza cada día, que pisa fuerte de la punta al cabo de esta Isla para renovarse, repensarse y mantenerse más vivo que nunca…Solo me resta decir: ¡Felicidades!.
marisol
7/6/15 17:37
Precioso comentariocon logica, magia e imaginacion de esta joven...Me encanta el teatro Cubano.
FELICIDADES...!!!!
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