Símbolo de la resistencia ante la extrema derecha (+ Trailer)

Sonia Braga es mucho más que un bello rostro en una dama muy carismática, sensual, madura y elegante. La mujer que comenzó su andadura por el mundo de la actuación con solo 14 años y quien diera vida al emblemático y siempre recordado personaje de Doña Flor y sus dos maridos, llevaba casi veinte años sin hacer nada en el cine brasileño.

Por estos días se puede ver en cuerpo y alma caminando por las calles de La Habana, la ciudad que acoge con beneplácito a la protagonista de Aquarius (director Kleber Mendonça Filho), largometraje presentado recientemente como parte de la programación del 38 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.

“Cuando Kleber me envió el guión y lo leí me estremeció y pensé que me gustaría hacerlo pues para mí resultaría un regalo muy grande. A través de Internet nos conocimos un poquito. Luego nos encontramos”, confesó la actriz de 66 años en un encuentro que sostuvo con la prensa en la sala Taganana del Hotel Nacional de Cuba.

Después de tres semanas de ensayo comenzó el rodaje de esta cinta, única representante del continente en el Festival de Cannes.

“Soy una actriz muy intuitiva. Tenía mucho miedo durante los ensayos porque compartía elenco con actores muy preparados que provienen de la Academia. Entraña una gran responsabilidad para un actor cuando acepta hacer un personaje para una producción. Una tiene que estar muy segura de que puede hacerlo. Por suerte, Kleber me inspiró mucha confianza todo el tiempo”.

Aquarius cuenta la historia de una viuda de 65 años, que proviene de una familia tradicional y adinerada de Recife. La protagonista está jubilada pero antes se ganaba la vida como crítica musical.

Clara es la última residente del Aquarius, edificio construido en la década del 40 sobre la avenida costera del Boa Viagem. Todos los apartamentos del inmueble han sido comprados por una compañía inmobiliaria menos el de la viuda quien ha jurado que solo muerta dejará el suyo. Clara emprende una suerte de guerra fría contra los ejecutivos. La confrontación resultará misteriosa y aterradora.

“Fue el mejor guión que he hecho en mi carrera. Trabajamos con mucho amor, fuerza, corazón, voluntad. Lo más importante era la honestidad de lo que estábamos diciendo. Cuando leí el libreto comprendí que el personaje central de la película era el apartamento y todo lo que este representaba en la memoria de Clara”.

El filme con un metraje de 145 minutos y rodado en este año 2016, ha devenido manifiesto anti-impeachment por las incesantes protestas de su staff durante el juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff. En opinión de Braga el largometraje tiene puntos de contacto con la situación actual brasileña y abre una puerta hacia la política.

“Brasil hace tiempo no está bien. Vivo en Nueva York hace algún tiempo porque en mi país no me ofrecían tanto trabajo. Me siento menos actriz y más artista visual. Para mí el cine es una forma de arte divino.

“Desde hace aproximadamente tres años seguía la política bien de cerca pero no encontraba espacio para hablar de eso, como mujer, como actriz y como brasileña. Este filme me abrió la plataforma para hacerlo. Estamos viviendo una vida muy peligrosa, marcada por la derecha, con un retroceso muy grande en todas las conquistas sociales: los derechos de la mujer, de los gay, la libertad de prensa. Por primera vez veo Brasil tan dividido, incluso dentro de una misma familia, por posiciones muy radicales”.

Para Sonia, Aquarius es una metáfora de lo que pasa ahora mismo en muchos otros países y Clara es el símbolo de la resistencia ante la arremetida de la extrema derecha y de la Iglesia que forma parte del Congreso brasileño. A doña Flor le preocupa sobremanera quien podrá regir los destinos de su nación de una manera verdaderamente progresista.

“Venir a Cuba era un sueño desde mi infancia. Gabriel García Márquez me había invitado muchas veces pero siempre estaba trabajando. Finalmente llegué aquí a representar a Brasil. El gobierno tomó una posición muy radical contra la película. Le negaron el derecho a participar como candidata de mi país a los Premios Oscar pero Kleber es un verdadero maestro del silencio”.

La popular actriz conoció la pobreza bien de cerca. Por eso considera tan importante que los artistas e intelectuales se unan para dar voz a los excluidos y oprimidos.  

“Mi padre murió cuando tenía ocho años. Mi madre se quedó sin trabajo del día para la noche. Yo estudiaba en un colegio católico y a los nueve tuve que ir a un colegio estatal. Entonces comencé a comprender la vida y los problemas sociales. No podemos vivir de espaldas a la memoria histórica. Espero que todos los países encuentren la manera de hacerlo. Que exista la pobreza es algo que no me puedo permitir”.

El largometraje Aquarius se ha alzado con varios lauros en los últimos meses en festivales cinematográficos de Lima, Perú; Mar del Plata, Argentina y en México. Es una de las tres cintas de ficción provenientes del Gigante Sudamericano que compite por el premio Coral en el 38 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.