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martes, 8 de octubre de 2024

Rudy Mora y la ciencia en pantalla (+Fotos)

Gracias a Conciencia, cada sábado podemos trasladarnos al Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, donde hombres y mujeres encaran el desafío de hacer ciencia útil y competitiva desde Cuba. Cubahora conversa con Rudy Mora...

Sarah Paz Martín en Exclusivo 13/11/2018
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Los científicos del CIGB participaron decisivamente en la realización de la serie de Rudy Mora (Fotos: Cortesía del entrevistado).

Hombre blanco. Canas despeinadas. Espejuelos. Bata. Colóquelo al centro o en un lado del cuadro, no importa. Rodéelo de vidrios, combustiones, electricidad. Puede agregar un microscopio y una jaula con ratones. Ahora piense bien, resta perfilar el rostro. Hay dos opciones, según la finalidad de su personaje. Tuérzale uno o dos dientes. Que se noten bien en una sonrisa malévola. O recuerde a su abuelito, el bueno. Intente reproducir la calidez de los pómulos, la mirada sabia…Contemple el cuadro. Sí, ha representado a un científico.

No le fue difícil reconocerlo, ni a mí ayudar a recrearlo. A los dos la literatura y el cine nos han educado con esa imagen. Y terminamos creyendo que así son los científicos porque, históricamente, su percepción ha estado más influida por la caricatura que por el contacto directo con ellos, con lo que hacen. No se engañe, esta es solo una arista de un problema mayor.

Si el científico se figura sin matices como el degenerado o como el superhombre virtuoso, es porque la ciencia en el imaginario social oscila entre su papel como destructora o como salvadora de la vida. Si es fría, abstracta, compleja, su hacedor es indiferente, ermitaño, inaccesible. Si ella es acabada, misteriosa, él es infalible, un aventurero heroico (que ni es mujer ni es negro, por cierto, ni investiga en el área de las Ciencias Sociales).

Ese maniqueísmo ha amparado una de las mayores contradicciones del siglo: la existencia de una sociedad más marcada que nunca por la actividad científica y, sin embargo, poco conocedora de ella. Algo no ha funcionado bien. Y más allá de la responsabilidad de los sistemas educativos, los medios de comunicación debieran procurar un seguimiento más sistemático y fértil de esa agenda. De lo contrario, usted y yo pudiéramos seguir imaginando magos excéntricos, personajes remotos y superiores como el del cuadro, que se ensimisman para descifrar enigmas propios.

En el caso de Cuba, la atención que da el país al sector de la ciencia y la importancia que este tiene en el desarrollo socioeconómico, debieran corresponderse con mayores esfuerzos en la divulgación científica, en especial a través de la televisión, por su alcance, popularidad y potencialidades. Pero entre las pantallas cubanas y la ciencia existe una fractura histórica. Un estudio reciente de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, devela que la presencia y tratamiento de estos temas en la televisión, en sentido general, se caracteriza por su irregularidad, insuficiencias en los mensajes y bajos índices de audiencia.

Probablemente, una de las oportunidades más esperanzadoras de los últimos años haya llegado ahora con la serie Conciencia de Rudy Mora. Y no porque no existan otros espacios e iniciativas para llevar la ciencia a la tv, sino porque esta se propone desde la ficción en formato de serie y se transmite por el canal más visto en el país: Cubavisión. Por otro lado, viene liderada por un polémico a veces pero siempre llamativo e inquieto director como Mora (Diana, Doble juego, La otra cara, Y, sin embargo...), quien se ha aliado nuevamente con la productora RTV Comercial.

¿Servirá este esfuerzo para enriquecer la imagen de la ciencia? ¿Promoverá el interés de más espectadores por el mundo científico? ¿Motivará a nuevos realizadores, periodistas, comunicadores? Las respuestas solo se sabrán con el tiempo.

De momento, podemos valorar Conciencia y trasladarnos al Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), donde hombres y mujeres, con problemas terrenales, encaran el desafío de hacer ciencia útil y competitiva desde Cuba.

Cubahora, en entrevista exclusiva con Rudy Mora, ofrece algunas claves sobre esta serie de 11 capítulos que se transmite cada sábado a las 8:30 p.m.

— ¿Por qué el interés en la ciencia? No es común en su obra.

— Más que el interés en la ciencia específicamente, se trata de abordar zonas de la sociedad cubana que no son muy conocidas. Creo que hay una sobresaturación en la televisión sobre la convivencia más común. Entonces, me interesó penetrar en un mundo menos conocido desde la ficción: quiénes son los científicos, cómo viven, la manera en que se comportan, cuáles son los conflictos de su profesión. Esa fue la idea principal, pero fue muy complejo porque yo no tenía ninguna referencia de eso, no conozco a nadie así. Tuve un proceso de acercamiento: estuve un año y pico yendo tres veces a la semana allí, conversando con muchos científicos y creamos como un grupo de trabajo de 15 a 20 personas. Conversábamos y yo grababa todo, las anécdotas…Y a partir de esas ideas fui sacando los hechos, por lo que no te diría que son del todo reales, pero sí parten de sucesos y anécdotas de su Centro que ellos me fueron contando. Hay una cosa muy característica en ellos: trabajan en un lugar y viven al frente, es una vida de circuito cerrado, donde la convivencia es mucho más interesante porque quien es tu jefe en este lugar, en la acera del frente es tu vecino.

— Entonces, ¿usted estaba buscando zonas poco exploradas desde la ficción y así llega a la ciencia o ya de antemano había pensado en llegar a la ciencia?

— Creo que fue parte y parte. Yo terminaba de hacer Sonando en Cuba y estaba involucrado en un proyecto de película que todavía continúo. Joel Ortega, el director de RTV Comercial, me comenta el tema de los científicos a partir de una relación que él tiene. Y así surgió la idea, si hay que ponerle un padre fue Joel. Ambos fuimos por primera vez allí y explicamos que queríamos hacer una serie sobre el mundo de la ciencia.

— ¿Es difícil llevar a la pantalla temas de ciencia? ¿Por qué?

— No todas las ciencias son iguales, pero la biotecnología es un mundo muy cerrado donde constantemente se manejan términos, nomenclaturas, fórmulas que para ellos son muy comunes pero que para el espectador normal pueden ser raros. Entonces, lo complejo fue tratar de decodificar un poco eso y hacerlo inteligible para el espectador. Ojalá se logre esa intención.

— Uno de los principales conflictos asociados al tratamiento de los temas científicos en los medios, es una cierta tensión que existe entre el mundo de los científicos y el de quienes tienen la misión de representarlos, según la cual en ocasiones los primeros creen que los segundos no van a ser capaces de comunicar los temas con rigor, con precisión. ¿Las personas con las que trabajó en el CIGB ya estuvieron en contacto con la serie? ¿Cómo reaccionaron?

— Ellos estuvieron en contacto con la serie desde el primer momento, los guiones fueron vistos con ellos: los escribía, los analizábamos, quitábamos, sugeríamos. Además, yo tuve la asesoría desde el principio hasta el último día de una de las profesionales fundadoras del CIGB, la doctora Lidia Inés Novoa, quien paso a paso me fue conduciendo en los términos, los lugares. Ella desde el punto de vista científico y yo desde el dramatúrgico, tratamos de ir ponderando las cosas.

“Estamos hablando de una serie de ficción, no de una representación documental o testimonial del asunto. Por tanto, hay un margen donde se suman los ingredientes que tienen que ver con la dramaturgia para atraer al espectador. Ese es el equilibrio: está la ciencia, hay hechos reales, se filmaron las escenas en los mismos laboratorios del Centro, los procedimientos son los que son, pero eso tiene incorporado el mundo de la ficción, con personajes, vínculos”.

— ¿Y ellos están satisfechos con el resultado?

— Ellos hicieron una première hace unos meses cuando cumplían aniversario y yo creo que la reacción fue muy buena. No vieron los capítulos, solo segmentos de algunos. De todas maneras, la última palabra vendrá ahora. Y estoy seguro de que siempre va a haber gente a favor y en contra, y eso es lo que más me interesa, porque de lo contrario es como que no existe la serie. La complejidad de un trabajo como ese está justamente en lo polisémico que es y en lo distintos que pueden ser los criterios de las personas.

— ¿Usted había trabajado antes con esta fórmula de otorgar tanta participación a los sujetos representados en la serie?

— No, primera vez.

— Quizás esa pueda ser una manera de hacer atendible para estos temas…

— Sí, mira, la serie parte de hechos reales y hay zonas de esa realidad del Centro que están perfectamente representadas en la serie, como funciones…Entonces eso los involucra, porque aunque sea ficción, son ellos, su posición, con otro nombre, otros conflictos, los que están presentes en la serie. Y el guion fue visto con cada uno de ellos. Por el grupo de trabajo nuestro desfilaron personas muy importantes del mundo de la ciencia, que daban su criterio, que sugerían…

— Rudy, en los capítulos que han salido hay bocadillos de algunos personajes que se mueven en un registro bien técnico. ¿No le preocupa que eso pueda generar incomprensión en los espectadores?

— Yo creo que la serie debe pasar primero por un proceso de reconocimiento con el público. La gente tiene que entender que este es un mundo que no admite cambios de palabras. Si hay algo que se llama de una manera, tienes que decirlo así porque si no es un error; estamos hablando de algo muy concreto y objetivo.

“Por otra parte, nosotros siempre tenemos una mirada muy particular sobre los productos cubanos. Por ejemplo, en series sobre medicina (aquí se han visto varias temporadas de Anatomía de Grey, Doctor House), se habla en los términos de la medicina, pero la mirada del público cubano a los productos extranjeros es totalmente diferente a como se ven los productos cubanos, de forma más crítica, analítica. Con eso hay que cargar.

“La gente tiene que tratar de entender -y si no se logra, qué pena, porque fue la idea-, de que lo que se habla ahí no admite transformación. Ahora, en la carga de los personajes, las historias, las escenas eso se trató de equilibrar. Yo mismo te digo que en los primeros tiempos del trabajo, creía que estaban hablando en japonés: hay determinados términos que se hacen comunes entre ellos y eso hubo que dosificarlo, pero donde era necesario, era necesario, lo que significó que los actores pasaran mucho más trabajo”.

— ¿Qué representa esta serie en su carrera?

Conciencia es algo más de mí, no es uno más. Es un trabajo al que le he dedicado casi dos años de mi vida y aún sigo trabajando en él. Forma parte de los esfuerzos por comunicarme y que el espectador cubano tenga una visualidad con factura moderna.

“Hay todo un esfuerzo no solamente mío sino de un equipo que me toca conducir. Es mi manera de ver la sociedad, mi manera de reinterpretar determinadas cosas. Soy yo como creador, no te puedo decir que es un trabajo más. Vivo de eso pero forma parte de mi vida.

“Los tiempos han cambiado, ahora hay más consumo de todo. Hay una dinámica audiovisual que hay que tener en cuenta. Entonces, las referencias de las personas en términos de ritmo, de la velocidad dramática, son distintas, y eso condiciona que nuestros productos tengan que hablarle a la gente, sino la gente se duerme”.

— ¿Por qué grabaron en México?

— El mundo de la ciencia tiene un estrecho vínculo con el exterior. En Conciencia hay dos personajes que tienen hechos fuera de Cuba. Uno de ellos es interpretado, incluso, por un actor haitiano radicado en Estados Unidos y sirve para representar las personas que en el mundo se vinculan con el trabajo del Centro. Y me interesaba que fuera verosímil: puedes falsear el exterior en Cuba pero nunca va a ser creíble.

— ¿Qué personaje o situación le recomendaría a los televidentes cubanos que no se perdieran?

— Que la vean toda. Hay un hecho que desata la participación de todos los personajes. Entonces, hay que verla completa para entender los conflictos y porque creo que en su conjunto refleja algo que yo conocía pero que reafirmé ahora: a pesar de las dificultades que viven esas personas, de sus problemas, de los de toda Cuba, sienten un amor tremendo por eso, trabajan días seguidos…Y eso yo quise que estuviera presente en la serie, porque de eso se habla mucho pero no es lo mismo hablarlo que verlo. Para darse cuenta de ese nivel de compromiso con lo que hacen, con el proyecto, con echarlo pa´ alante, independientemente de todos los problemas internos que puede tener cualquiera en cualquier sector, hay que ver la serie entera.

— ¿Qué viene después de Conciencia?

La segunda temporada que, además de darle continuidad a algunos personajes y situaciones de la primera, incorpora la Tarea Vida con nuevas situaciones. Y ya estoy trabajando en eso, en la investigación. RTV quiere tenerlo listo para esta misma fecha del año que viene, lo cual es difícil pero lo intentaremos.


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Sarah Paz Martín

Periodista

Se han publicado 11 comentarios


ester
 5/1/19 23:06

A mi me parece que la serie ha estado muy buena. Con un excelente guión, muy difícil sin dudas por todo lo que implica. Para mi , este guión está muy bien escrito. Un reparto insuperable, actores todos que representan lo mejor de la escena cubana. Sin nada que reprochar. Rudy es un gran profesional de los medios. Todo está muy bien hilvanado. Y me parece que está bien tratado. Los científicos son seres humanos y como tal se comportan. creo que perfecto solo es Dios por tanto, las personas, no importa el medio ni donde vivan tienen sus conflictos, sus intereses, sus limitaciones. Vivas donde vivas, aquí  o en el confín del mundo, siempre habrá personas envidiosas, ambiciosas, "serruchadoras de piso", que disfrutan haciendo el mal. Hay que lidiar con ellas, que remedio, esas reciben solitas, solitas, su propio castigo. Para mi ese capítulo "Silencio" de doña Isabel Santos está para el Oscar, sinceramente.Con un argumento perfecto, actuaciones brillantes, ese actor, por favor, ni hablar. Que bueno, si al menos una vez al año, la televisión cubana regalara a sus televidentes espacios como este. ¡ que maravilla¡ para Rudy , todo mi respeto y admiración y por supuesto, para ese equipo de realización tan bien seleccionado al igual que el todos estrellas con los actores y actrices. ¡que gusto verlos en la pantalla¡ ¡enhorabuena¡¡¡¡

Maria Teresa
 17/12/18 15:26

Es una obra hermosa, hay que preguntarles a ellos a los que dia a dia trabajan con todas las problematicas de enfocar una investigacion, con cuanto amor, dedicacion y tiempo pasan alejados de sus vidas para que ese fruto que es casi como un hijo surta efectos, los reales, los que se revierten en medicamentos importantes...Nos ha atrapado en casa, tengo una hija que tiene 12 años y es bello para mi verla muy pendiente de lo que sucede, atrapa en cada espacio que transmite,sin pretender censurar lo que a diario puede convertirse el trabajo del creador, en esa lucha peregne contra los frenos y desafios que si son ciertos, porque el que trabaja en un centro de investigacion lo vive a diario. Mis bendiciones para Usted Rudy y su equipo de trabajo, los actores excelentes que brillan una y otra vez en la pantalla. En Cuba hay muchos temas de los cuales nos podemos sentir afortunados de ver en la pantalla...los cientificos se merecen este homenaje, orque muchas veces dejan de ser ellos, de su hogar, para formar parte de la sociedad toda...

Investigador del CIGB
 27/11/18 17:24

Alguien muy cercano comentó haber oído que después del capítulo 3 la serie ConCiencia “se arreglaba”, y en mi opinión creo así será. El capítulo 5, de los 6 televisados hasta el momento, es el que más me ha gustado. En una excelente combinación de locaciones reales y magistrales actuaciones, sobre todo del joven protagonista y de Porto, se desarrolla un conflicto generacional que tiene un desenlace favorable y muy edificante. Este capítulo lo veo como un homenaje a los PROFESORES que nos formaron y que con mayor o menor reticencia compartieron el tesoro de sus valiosos conocimientos y experiencias para hacernos más corto y llevadero el camino. Gracias a todos! Este capítulo es, además, una lección de perseverancia y tenacidad para los jóvenes que nos sustituirán algún día, y con los cuales tenemos el compromiso de ayudarles en su crecimiento profesional y personal. Aquí estamos!

El capítulo 6, por su parte, me obligó a encarar una dura y lamentable realidad sobre jóvenes y no tan jóvenes,  verdaderos talentos, que no pueden permanecer en el gremio y tienen que buscar otras opciones, abandonando así el augurio de una carrera exitosa y la satisfacción de ver desarrollarse sus proyectos más preciados. No puedo juzgar a quienes deciden cambiar sus derroteros, cada quien tiene sus prioridades y responsabilidades, esto es un hecho.  En el personaje de Dayron volví a recrear la ausencia de una de mis colegas más brillantes, excelente investigadora y mejor ser humano que, aunque han pasado años de su partida hacia otro sector de la economía cubana su espacio en mi proyecto no ha podido llenarse.  Lamentablemente no es un caso aislado. Pido con fuerza y fe que el mensaje de este capítulo conmine a una reflexión importante, en el aquí y en el ahora, acerca del valioso capital humano que se formó con el sudor y el sacrificio de todo el pueblo cubano y que por razones económicas no está invirtiendo su talento en contribuir a mejorar la vida económica  y social de ese mismo pueblo cubano. Algo habrá que hacer, y sin tremendismos, creo que es bastante apremiante.

Francisco Perez
 13/11/18 13:15

Cuando supe que se estaba haciendo una serie sobre nuestros científicos (as) tenía otra idea de lo que vi en los dos primeros capítulos. Realmente no me gustaron. Desde el punto de vista artístico, de actuación no tengo nada que reprocharles: excelentes las actuaciones. Puede que los que siguen tengan otra tónica en cuento al tema a tratar; pero esos dos primeros sacaron lados nada bellos de nuestros científicos (as). No dudo que existan casos como los allí escenificados (no debe ser la generalidad en ese mundo); pero lejos de ver el esfuerzo que hacen para lograr los resultados que tenemos en ese campo, salieron a flote envidia, celos profesionales, juegos sucios... Realmente no vi el tercero y dudo que vea el resto. No es lo que esperaba sobre contar la vida de nuestros científicos (as). Se ha hecho una práctica no escrita en nuestros guionistas que tratando de reflejar "la realidad" cubana de hoy, solo hacen énfasis en lo negativo y no resaltan los lados buenos de nuestra realidad. Hubo un alemán cuando el fascismo que dijo algo como que "una mentira dicha mil veces se transforma en una verdad". Haciendo un símil yo diría: mostrando tanta cosas negativas sobre Cuba (es general, no solo aplicable a esta serie) la imagen que damos es de una Cuba negativa. Soy realista: hay pérdida de valores, indisciplinas sociales, falta de solidaridad en nuestro país; pero también hay gente que trabaja honestamente, que no "lucha", que investiga y tiene éxito, que pasa trabajo; pero que vive y triunfa de forma honrada y legal. A veces quisiera ver un poco de eso también en nuestras series.

MARIO
 13/11/18 15:15

De acuerdo con usted totalmente Francisco Pérez, solo fíjese que Rudy dice que hay que ver la serie completa para darse cuenta de ese lado bueno, del compromiso con lo que hacen, tal vez lo malo es en esos capítlos que usted vio y luego la cosa gire. veremos. de todas maneras, es mejor mostrar miserias humanas en los científicos que policías e instructores perfectos en tras la huella, que ni diálogos normales pueden tener...todos los extremos son malos y aquí a veces o le dan mucha personalidad o los dejan sin ninguna, nada que ver con las series extranjeras, que gustan porque están bien escritas.

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Zoraida
 13/11/18 12:36

Lo que más me gusta de las cosas de Rudy es que siempre son diferentes y que es como si no estuviera conforme, es atrevido y eso tiene valor. aunque no me gusten todas sus series o sus videoclips lo que no dejo de reconocer es que se está esforzando, y por ejemplo como el sonando en cuba de él no ha habido más, los otros son la copia de la recontracopia, cheos. Felicidades Rudy

Yudi
 13/11/18 9:50

Felicidades por la serie, no esperamos menos de su trabajo, de lo mejor que podemos ver en la TV cubana

Ana Virginia González
 13/11/18 12:22

Bravo Rudy por tu empeño de hacernos mejores personas  , al mostrar los diferentes tonos del comportamiento humano.SIN ÁNIMO DE OFENDER: espero no te suceda como Maité Vera que dejó un monje encerrado en las mazmorras y se percató después de terminada la Aventura.Un personaje deja caer su pasaporte en el baño y a pesar de ello puede llegar a Cuba, es poco creíble dadas las normas de Aduana.

En estos tiempos " de cóleras " el espectador agradece el esfuerzo por la realización de una serie , que a mi juicio,no tiene nada que envidiar a las extranjeras.

 

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Roberto
 13/11/18 9:50

A mí lo que no me gusta es que cada capítulo sea de algo distinto, hay historias mejores que otras, pero creo que es buena la serie como casi todo lo que hace Rudy Mora, aunque aquello del gago era desesperante!!!

Mayda
 13/11/18 10:19

Ese gago que usted dice lo hacía Fernando Hechavarría, uno de los mejores actores de Cuba...Y la serie lo que no debió verse como una telenovela sino como lo que era, por eso la gente no la entendió o no les gustó...

37
Adelaida
 13/11/18 7:36

De veras que empezar con dos cap'itulos de chancleteo b'asico, no fue lo m'as afortunado. 

En el cuarto cap'itulo quedaron un mont'on de cosas en el aire, como el pasaporte olvidado en el baño, o el tipo que se qued'o caminandpo por m'exico arrastrando con la maleta. En ese mismo cap'itulo, se habla muy poco o mal de la necesidad de trabajar en equipo, Nadie en la ciencia hace un proyecto solo, quiera o no se necesita de mucha gente para lograr alguna cosa.  Es cierto que hay gente ego'ista y tambi'en hay quien quiere robar ideas, pero tambi'en hay mucha gente que trabaja a la par,  Por otro lado de un proyecto salen un mont'on de tesis, casi nunca una sola. 

 

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