domingo, 29 de septiembre de 2024

Reina la Bella entre conciertos (+Fotos)

La Bella durmiente es una de las propuestas más atractivas del Festival de Ballet de La Habana...

Ada María Oramas Ezquerro en Exclusivo 31/10/2014
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Fatum 02
Fatum: una coreografía muy hermosa, donde el arte hermana a dos muchachas. (Fernando Medina Fernández / Cubahora)

LA FANTASÍA IRRUMPE EN ESCENA

Un cuento infantil adquirió el vuelo de un ballet de la era romántica y llegó a escena en la sala Avellaneda del Teatro Nacional en dos funciones que devinieron verdaderos acontecimientos por el interés del público por contemplar a dos princesas Aurora diferentes en su empaque.

El valor de la puesta de La bella durmiente radica en que las dos protagonistas coinciden en la preparación y el apego al estilo, una consagrada, la otra, una joven bailarina; ambas inspiradas en el amor a la danza y la admiración a la complejidad de esta coreografía de la prima ballerina assoluta Alicia Alonso, a partir de la adaptación de Marius Petipa del cuento de Charles Perrault.

El prólogo, concebido como un gran espectáculo, lleva a los espectadores la visión de las protagonistas de la historia, donde hadas, brujas y personajes de cuentos legendarios introducen una historia tan hermosa como fantástica.

En el rol de la princesa Aurora, Viengsay Valdés tuvo un desempeño espectacular, en actuación, dominio técnico y estilístico; mientras Yaela Piñera mostró dominio en la sicología del personaje y realizó con brillantez los retos coreográficos.

El Príncipe Desiré fue personificado por Víctor Estévez, quien se transmutó en el personaje, con el donaire que implica, tanto en su reflejo de la sicología del joven enamorado, como en sus ejecuciones danzarias y su eficaz labor como partenaire de Viengsay.

Arián Molina, quien se encuentra en un momento muy significativo de su carrera, mostró un desempeño de alta profesionalidad en la interiorización del joven príncipe.

Caracterizados en el personaje maléfico de Carabosse, Leandro Pérez y Alejandro Silva brindaron versiones que delinearon las características de este personaje con su séquito de monstruosas criaturas.

CONCIERTOS EN PLANO CIMERO

Tres salas han propiciado la asistencia del público a un horizonte de infinitos de estilos: el teatro Mella, las salas Covarrubias y Avellaneda del Teatro Nacional. Por ellas han pasado selecciones antológicas de obras consagradas, desde reconocidos títulos hasta creaciones muy contemporáneas que contribuyen a la apreciación de ese universo de tan altos contrastes nacido de las creaciones de coreógrafos a lo largo de los siglos hasta hoy, y expresiones muy recientes de creadores cubanos, en el teatro.

El sumun de esa conjunción de máxima calidad es La magia de la danza,que ocupar á por dos días la escena del Karl Marx. Uno de estos programas, donde la creatividad ocupa un protagonismo indudable, se llevará a acabo en el teatro Mella.

Fue un recorrido por el tiempo, por espacios distantes, de otras latitudes como la Ópera de Niza en obras evocadoras a Shakespeare —La pavana del Moro (variaciones sobre el tema de Otelo)— y actuaciones muy logradas e impactantes.

El Ballet de Camagüey aportó momentos que marcaron cumbres en la función: una coreografía muy hermosa, donde el arte hermana a dos muchachas, en secuencias de pasos y gestualidad, en interpretaciones realizadas a partir del imaginario de José A. Chávez, en Fatum,con coreografía de José Antonio Chávez, la cual recrea un universo gestual poblado de lirismo.

Exquisito es el único calificativo que podría otorgarse al estreno de Romeo y Julieta, de Nicolás Beriosoff, en cuya concepción del ballet, el amor se trasluce en los acercamientos, plenos de ternura y poesía, de Burnise Silvius y Jonathan Rodríguez, del Ballet Joburg, de Sudáfrica.

Bolero aportó el gran final a este programa, con una coreografía que posibilitó el lucimiento de los danzantes del Ballet de Camagüey, quienes mostraron el poderío de la compañía, sobre todo en los integrantes del sexo masculino, con una demostración de alta técnica y expresividad.

La velada culminó con un desfile de todos los miembros de la compañía dirigida por Regina Balaguer, que el público premió con una atronadora ovación.


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Ada María Oramas Ezquerro

De larga trayectoria en el periodismo cultural. Premio de Oro, del Gran Teatro de La Habana y Miembro de la sección de la Asociación de Artistas Escénicas de la UNEAC


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