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sábado, 5 de octubre de 2024

Quiero personajes que me pongan en riesgo

El actor cubano Mario Guerra continúa enamorado del teatro y a la espera de que en el cine los personajes le sorprendan...

Ana María Domínguez Cruz en Exclusivo 12/09/2016
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—Si no fueras actor, ¿qué fueras?

—Fuera actor.

—¿Y si no hubieras sido actor?

—Actor, actor… Hubiera sido actor

Y a la tercera vez que le preguntó, Adolfo Llauradó quedó convencido de que ese era el único sueño de Mario Guerra, a quien también evaluaron como actor por primera vez Jorge Cao, Armando Morales y Roberto Blanco.

“Son 35 años de carrera ahora, pero yo he dado muchas vueltas. No estudié en ninguna escuela. Fui utilero, fui asistente de dirección de la redacción infantil del ICRT. Hice un montón de cosas, estuve en varios grupos de La Habana. Quería ser actor pero no me fue fácil llegar a eso. Si soy sincero, fueron muchos los escalones que tuve que subir antes, porque ahora son solo 139”.

En efecto, cada día asciende 139 escalones en el Teatro Nacional para llegar al noveno piso y ensayar con su grupo, denominado justamente así: Los 139 Escalones. Los mismos que subí yo para saber qué están preparando por estos días.

“¿Te acuerdas de El enano en la botella, el monólogo de Abilio Estévez? Lo hice bajo la dirección de Raúl Martín en Teatro de la Luna hace un tiempo pero ahora decidí replanteármelo, hacer una nueva interpretación con mi grupo. Hicimos una revisión del texto, descubrimos un nuevo discurso o, más bien, zonas temáticas que nos interesa sustituir por otras. Es ahora un proceso intenso, difícil, porque todos son actores jóvenes, como Jessica Borroto, Anros Perugorría, Raisa Debeche, Luis Ángeles…

”Como proceso al fin no queremos violentar las cosas, además de que cada uno tiene otros compromisos y eso ha retardado el trabajo. El monólogo se llamará Enanos en esta nueva versión. Es una metáfora…pueden existir muchos enanos y no solo uno. Hay una dramaturgia espectacular que ha surgido en el proceso, y además se tocan zonas del audiovisual, se interactúa con dibujos animados que todavía están en manos de Leandro de la Rosa.

”Lo curioso es que todos los actores a la vez asumirán el monólogo. El texto es casi un pretexto. Es metafórico, irónico. Es una mirada desde el encierro, la insularidad, las incomodidades, las prohibiciones, y todos resolvemos el conflicto. Nosotros tratamos de asumir esa gran metáfora desde nosotros mismos. Se ha creado una historia distinta entre el texto y la necesidad de cada uno de expresar sus propios conflictos. Ese es el punto más interesante de todos de los que hemos hallado y, a la vez, es el más difícil”.

—A la espera del estreno de Enanos, ya tenemos noticias de tus dos trabajos recientes en el cine.

—Tuve la suerte de trabajar con Esteban Insausti en el segundo cuento de su película Club de Jazz. Debo decirte que fue una experiencia muy interesante con Esteban, cuya mirada es muy aguda a pesar de su juventud. Me dio mucha confianza, me apoyé mucho en él. Creo, porque con el cine nunca se sabe, que llegué a un momento de mi carrera como actor que me gustaría ver el resultado. A mí me interesan más los procesos y apenas veo mis películas, te lo confieso, pero en este caso se me han despertado otras curiosidades.

“Inmediatamente después empecé a trabajar con Ernesto Daranas en Sergio y Serguei. Me he sentido muy bien en la filmación. Daranas es decente, es agudo, es respetuoso con todos, es muy inteligente. Me dediqué a observarlo. Me alegra haberlo conocido”.

—¿Estos personajes recientes tienen puntos en común con otros que ya conocemos de Mario Guerra?

—Todos los personajes conducen a Roma, se conectan de alguna manera porque es la misma persona quien los interpreta. En Club de Jazz apareció algo de lo que ahora mismo no te puedo hablar. Son variaciones sobre un mismo tema, tuve la oportunidad de recontextualizar cosas sin regalar nada. Con Daranas sucedió algo similar pero mi personaje tiene algo de comedia. Hice horrores en esa película, me divertí mucho, me sentí malcriado por el equipo de realización, pero en los dos casos, ansío ver la obra ya terminada.

—¿Por qué no Mario Guerra en televisión?

—Me han propuesto hacer trabajos en televisión pero no siento pasión por trabajar en ese medio. Respeto mucho la televisión, conozco bien los procesos de realización y realmente no me veo trabajando en ella. Me enamoré del teatro y hasta el cine he llegado, pero escojo en la medida de mis posibilidades lo que quiero hacer. No subestimo a nadie por lo que hace, porque cada cual elije qué hacer y dónde hacerlo, y es exactamente eso lo que hago. He tenido la voluntad de estar en el teatro principalmente porque me fascinan los procesos de realización en las tablas.

—¿Has intentado escribir?

—He pensado en escribir, claro. Tengo un guion de cine empezado, y hasta poesía he escrito. Pero ese oficio requiere mucho tiempo, mucha soledad. He emprendido algunas cosas y están inconclusas. Lo que sucede es que el trabajo del actor le roba tiempo al escritor.

—¿Cuentas pendientes con la música?

—Muchas. Me fascina la música, tengo un buen oído musical, me percato enseguida si alguien desentona a mi lado. Recibí clases de canto un tiempo y estudié clarinete en una época de mi vida. El piano lo manoseé bastante, sobre todo cuando filmamos la película de Benny Moré, y Emilio Morales, Rolando Luna y otros pianistas me ayudaron.

“Mi hobbie es el periodismo. Leí hace tiempo una entrevista de María Codama, la esposa de Borges, y me encantó. Leo biografías, las entrevistas a políticos. No me imagino con una grabadora buscando noticias pero sí quiero hacer un documental al movimiento hippie cubano, rendirle homenaje a los rockeros y amantes del rock de décadas atrás. Me interesa explorar esa zona de nuestra realidad en un documental. Incluso, me gustaría hacer una comedia musical retomando aquellos tiempos, entre guapos y pepillos”.

—¿Y en la actuación? ¿Tienes deseos de hacer determinado personaje que aún no ha llegado a ti?

—Me gustaría poderte responder esa pregunta, pero no me he dedicado a pensar en eso. Lo que quiero es que me propongan buenos personajes. Si son protagónicos es muy bueno porque se disfruta mucho pero si son personajes secundarios bien escritos, también me gusta hacerlos. Lo que sí estoy seguro es de que quiero personajes que me pongan en riesgo de todo tipo. Personajes que estén en la zona de peligro, que es lo que te hace crecer como actor.

“Vicente Revuelta decía que el actor tiene que ser una persona excepcional y tiene que ver con el hecho de que damos y entregamos mucho. El actor fuera del escenario sigue siendo actor, observando y viviendo todo a su alrededor”.


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Ana María Domínguez Cruz

"Una periodista cubana en mi tercera década de vida, dispuesta a deslizar mis dedos por el teclado".


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