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viernes, 4 de octubre de 2024

¿Qué busca la gente en romerías?

Las Romerías de Mayo de Holguín en su edición 23 acogen a más de 400 creadores de toda Cuba y numerosas naciones como Suiza, México, Venezuela, Italia...

Elizabeth Bello Expósito en Exclusivo 10/05/2016
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Locura, aventura, festival con un poquito de todo: rock, jazz, trova, conga, fotografía, artesanías, artes plásticas, teatro callejero, estatuas vivientes, debate, polémica, cine y poesía. Jolgorio donde hay de todo y para todos los gustos. Festival del arte alternativo, sagaz, nuevo. Quizás de ahí le viene el atractivo a las Romerías de Mayo de Holguín, que en su edición 23 acoge a más de 400 creadores de toda Cuba y numerosas naciones como Suiza, México, Venezuela, Italia...

Cientos de cubanos y extranjeros visitan cada mayo la Ciudad de los Parques para esta fiesta donde Holguín se convierte en capital del arte joven. En las Romerías de Mayo ocurre magia, así lo reafirman romeros y visitantes:

“Las Romerías no son solo punto de encuentro entre amigos y amigas, sino espacio para cine, buena música, literatura, poesía y sobre todo otra manera de captar nuestra realidades, no solo la de Cuba, sino la de nuestra América y el mundo. Aunque a veces, como realizador, no ruede todos los acontecimientos, sí los registro mentalmente y me sirven como una forma más de crecimiento intelectual. El ver, oír y sentir otros corazones hace latir un poco más el mío, que forma parte del nuestro y el de todos. Es un acontecimiento amplio, por las personas que acuden y la representatividad de muy diversas manifestaciones del arte y el pensamiento”, señala Idalberto Betancourt, realizador audiovisual.

“Loque más me gusta de las Romerías es el intercambio entre las diferentes culturas, los espacios de debate, reflexión, investigación, porque uno conoce y se entera de nuevos temas, de lo que acontece en materia de arte y cultura. Además, se produce la interacción entre diferentes regiones del mundo y dentro del país”, eso llama la atención de Luis Ricardo Gámez, funcionario de la UJC.

“La gente acude a Holguín —agrega— porque las Romerías se han asentado como un espacio cultural fuerte y los creadores lo asumen como ámbito para exponer sus creaciones ante un público diverso y preparado”.

Para Luis Pérez, productor e informático, es la primera vez: “Lo que más me agrada es el ambiente, las personas en la calle hasta altas horas de la noche, disfrutando de todo tipo de música: rumba, trova; también de las artes escénicas”.

También para María Montenegro, fotógrafa: “Tienes la oportunidad de intercambiar con colegas del gremio que ni conocías. Es un hervidero de actividades y arte. Hay música de todo tipo: jazz, trova, electrónica, rock”. Es esa diversidad de arte y pensamiento la que atrae a la mayoría de los romeros.

Así lo reafirma Ivan Pérez, Premio Nacional de Radio, realizador, escritor, sonidista: “Un gran punto de cultura, donde lo mismo te encuentras hip hop, que literatura, audiovisuales, que todo tipo de música. Es muy interesante, refrescante”.

Muchos la prueban e imposible no volver una y otra vez. Algunos se pierden de casa por esos días en la búsqueda de libertad, alegría, y diversión, que por estos días se respira: “Es una carga, un shock cultural. Holguín es una ciudad cultural. No se duerme, hay mucho para escoger” acota Marcel Mazorra, diseñador gráfico de la revista Cartelera, de ARTEX.

A muchos el evento les roba el sueño y les deja energías para toda la semana; pero igualmente les brinda la posibilidad de encontrarse y compartir con amigos: “Mucho cansancio, anoche no dormí. Es más que nada la oportunidad de reencontrarse con amigos, compartir, a intercambiar con personas que están en tu misma cuerda e incluso desconectar un poco y disfrutar de buen arte. Mi evento preferido es el de danza callejera, el movimiento y la trova; mi música preferida, las descargas, que me encantan”, acota María Antonieta Colunga, periodista.

Asimismo, para otros tantos representa una opción de trabajo: “No había tenido la dicha de participar nunca antes. Vine más que como espectador, a trabajar. Han sido días divinos. Los holguineros no han acogido muy bien. Aquí me tropecé con amigos que hace rato no veía, hice nuevos y disfruté de mucho arte. Desde el punto de vista cultural me han gustado los conciertos, la música. En un sola palabra Romerías es amor”, dice Adel Rosales, actor.

Para los holguineros las Romerías son orgullo y un pedazo nuestro y de todos, sacrificio, pluralidad, combate.

“Las Romerías son parte de Holguín, la oportunidad para que locales y foráneos se encuentren, compartan un espacio que se ha hecho habitual para el arte y para la interacción entre personas de todas partes del mundo y también para ver nuevas formas de hacer y presentar el arte. La ciudad adquiere una dinámica diferente, se llena de arte, vida. Lo que más me gusta es eso, cómo se pone la ciudad en Romerías. No hay tiempo para aburrirse porque por doquier aparece teatro callejero, exposiciones… o cualquier otra propuesta”, afirma Yosvani Fernández, instructor de arte.

Durante las Romerías muchos son regañados, agitados o elogiados. Algunos se enferman, les sube la presión, se agitan. Otros discuten por la credencial o el acceso a los lugares donde hace falta tenerla para entrar. Unos sufren por no tener hospedaje o por las dificultades con el sonido en medio de su concierto. Otros son obligados a dejar atrás la ducha hasta altas horas de la noche, cuando se puede recesar, e incluso olvidan la comida.

Claro que el resultado en materia de crecimiento cultural y artístico para Holguín, Cuba y para todas las naciones visitantes bien vale el sacrificio. El atracón de arte e intercambio, amistad y colaboración entre países que propician las Romerías significan mucho más. La intensidad de los días que se viven, la candidez y el arte que se respira en el aire borran las huellas del cansancio, las vicisitudes, los contratiempos. En Romerías se dejan corazón, cuerpo y alma.


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Elizabeth Bello Expósito


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