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domingo, 6 de octubre de 2024

Por hablar “poquito español”

Potenciar los valores de las lenguas indígenas debe marcar la agenda de los países de Latinoamérica con vistas al 2019...

Iris Leydi Madera Iglesias en Exclusivo 19/01/2017
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2019 Año de las lenguas indígenas
Dos mujeres que emplean la comunicación por medios masivos para que prevalezcan sus lenguas.

Parecía pequeña, quizás un tanto rudimentaria. Nada comparable a la fuerza de La Pinta, La Niña y La Santa María. Pero igual, asombró al Almirante Cristóbal Colón la embarcación que transportaba a los nativos por ríos y mares cuando en 1492 llegó al Nuevo Continente. Un año más tarde Antonio de Nebrija incorporó el vocablo “canoa” a su Diccionario Castellano, así llegó el primer americanismo a las letras hispanas.

El choque de culturas devino un abrazo con garras traicioneras. Poco a poco, el español se impuso en casi todas las colonias latinoamericanas. La tradición lingüística de los indios desapareció en algunas naciones, como es el caso de Cuba, mientras en otras, fue relegada hasta segundos y terceros planos.

Luego de mucho tiempo, los esfuerzos de las comunidades por el reconocimiento de sus dialectos al fin hallaron eco en la ONU, confederación que recientemente declaró el 2019, Año Internacional de las Lenguas Indígenas. Según el texto de la Resolución aprobada, es preciso “llamar la atención sobre la grave pérdida de lenguas indígenas y la necesidad apremiante de conservarlas, revitalizarlas y promoverlas y de adoptar nuevas medidas urgentes a nivel nacional e internacional”.

En la consecución de tal propósito aportó bastante el Estado Plurinacional de Bolivia, a iniciativa del presidente Evo Morales, quien desde la propia cuna comprendió la valía de abrir el diapasón comunicativo de su tierra, tan rica por la convergencia de diversas etnias en un mismo territorio. El mandatario ha impulsado el aprendizaje de los distintos dialectos en los miembros del gobierno y demás funcionarios públicos en un país que reconoce 36 lenguas indígenas y el español como idiomas oficiales.

La Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), de conjunto con otros órganos, fungirán como encargados de coordinar las actividades del año. Será necesario entonces perfilar acciones encaminadas a la divulgación y fomento de los valores que atesora el habla guaraní, quechua, náhuatl, aimara, quiche, maya, por solo citar algunos ejemplos.

Unirnos, desde el diálogo y el respeto a la diversidad debe ser la consigna. La barrera lingüística ha constituido durante siglos un lastre en América, causante de conflictos que van desde el más común timo por parte de algún pillo, hasta la lucha por la reivindicación de los derechos de las minorías étnicas.

Constituye una injusticia que hoy en cualquier rincón un ciudadano atraviese dificultades para realizar un trámite legal debido a no saber articular palabras en castellano o, en los casos más dramáticos, que se le agrave una enfermedad curable, por su imposibilidad de entender las indicaciones médicas. Nadie que se manifieste en un lenguaje diferente a la mayoría puede ser víctima de discriminación.

Entre indios y colonizadores cabría pensar entonces, ¿quien llegó primero al continente? Será un real cinismo esperar al 2019 para valorar la importancia de sus formas de expresarse. Revisémos, latinoamericanos, desde ahora, lo que hemos hecho y lo que falta en el camino de lo plural. Al final, una canoa nos transporta a todos, sin distinción. Tiene un solo nombre: Vida, (esté o no inscrita en el mismo idioma).


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Iris Leydi Madera Iglesias


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