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viernes, 4 de octubre de 2024

Las redes sociales entre la cruz y el hacha en una loma de Holguín

Que nadie diga que los jóvenes están perdidos, porque cada año podemos encontrarlos reunidos junto a la Loma de la Cruz...

Mauricio Escuela Orozco en Exclusivo 06/05/2020
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Romerías de mayo-redes sociales
En las redes sociales, sitios que sirven a diario de encuentro para la juventud se dará a conocer todo el cronograma de unas Romerías que no temieron al coronavirus.

Las Romerías de Mayo son más que una fiesta, eso ya lo saben todos los habitantes de Cuba que, hayan o no ido, respetan la magnitud del evento de mayor convocatoria del arte joven en la historia de este país. Solo  en la cultura la gente es capaz de comportarse de tal manera, en la savia de quienes crean un sentido en medio de tantas tormentas que nos asolaron y que, ahora, cuando truena el coronavirus, nos fortalecen con el mensaje desde las redes, uno que no solo nos brinda alientos sino la certeza de que pasaremos el vía crucis con decoro, como corresponde a los martianos.

Será en las redes sociales, en esos sitios que sirven a diario de encuentro para la juventud talentosa de esta nación. Allí, se dará a conocer todo el cronograma de unas romerías que no temieron al coronavirus ni a las acechanzas que la batalla cultural nos impone, desde el cambio de paradigma que se espera tras la pandemia.

Holguín, desde hace décadas, se erige en esa catedral, como si testimoniara que una provincia alejada de la capital es digna de los mejores y más afamados artífices, en un testimonio que incluye lo mismo a la cruz cristiana que al hacha aborigen en la simbiosis sabia. Oriente y Occidente, Europa y América, todas las caras posibles de lo que somos.

Hace unos años tuve la oportunidad de asistir a las Romerías, el destino quiso que me alejase de tal meta, no obstante, como joven y miembro de la Asociación Hermanos Saíz sé de todo el abanico de la diversidad, de la fuerza telúrica de los eventos, de la movida inmensa que se genera en la ciudad. Dicen los posmodernos que el futuro del hombre es el aislamiento, que solo así se logran las tan anheladas libertades, sin un sujeto de multitudes que nos construya. Pero tales lógicas chocan contra la evidencia de un país que se muda a una colina, peldaño a peldaño, como en simbólica procesión colectiva que no nos niega como personas, pero nos envuelve de sentidos. Ahora, el universo digital estará copado por quienes nos llaman a unas romerías virtuales, ya de hecho podemos asistir a exposiciones online, las cuales estarán en Facebook con un carácter transitorio, cuyos autores se disponen a una cercanía solo posible gracias a la tecnología. En la batalla por estos espacios, el arte es la mejor manera de decir y hacer.

Que nadie diga que los jóvenes están perdidos, porque cada año podemos encontrarlos reunidos junto a la Loma de la Cruz, con los proyectos a cuestas de vidas siempre en construcción y de tributo a lo más noble.


David Blanco, el primero de nuestros músicos en hacer un concierto online. (Tomada de Granma)

Tenemos que beber más de esa savia, la que no pide permiso, la que siempre está dispuesta, la que no conoce el miedo, ni la doblez, ni los discursos a medias. Tales son las muchedumbres de las Romerías, no las he visto, pero vienen reflejadas en los ojos de mis amigos, de los colegas que van a leer un cuento o a determinado evento teórico. Veo esas luces también en las redes sociales.

Desde años atrás, muchos vivimos más tiempo conectados que offline, y ello aunque pudiera ser nocivo, para los creadores no lo resulta tanto. Allí están los amores de nuestras existencias, las amistades, la vida pública, las decepciones y los sueños. Cierto que perdemos nuestra intimidad, regalándola en plataformas que no son cubanas, pero no podremos renunciar a existir, a darnos a conocer.

Las redes sociales estandarizaron la democracia comunicativa, o al menos ese es el discurso que nos dicen las compañías. No se trata pues de abandonar el campo, sino de hacerlo nuestro, mediante lo más lúcido. La luz no se esconde, sino que abre los caminos, para poder andar. Así están los jóvenes de las Romerías, así es la ciudad de Holguín, famosa por su pasado de urbe culta y un presente que le hace justicia. La belleza no reside solo en una obra acabada, sino que se construye cada año, incluso partiendo de cero, pues fueron muchos los que pusieron su grano de arena en lo que hoy vemos.

Cuando era un niño, las Romerías daban sus primeros pasos luego de décadas suspendidas, recuerdo que entonces no tenían la difusión ni la fuerza de ahora. Y solo unas fotografías de época, con las antiguas celebraciones anteriores al año 1959, nos mostraban su magnitud de antaño. Hay que reconocer la labor de los artistas jóvenes de la provincia de Holguín, los que en marcha dieron un sentido nuevo al presente, desde aquel pasado luminoso pero con otros conceptos y visiones. De ser una ciudad con cierto toque aristocrático, conservadora, la sede de estas fiestas devino festival de las artes, desenfado, punto de unidad entre las visiones vanguardistas. Tierra de adelantados.

Son muchas las emociones de quienes van a las Romerías, pero este año tengo casi la certeza de que las conoceré mucho mejor. Iré, de alguna manera, cuando encienda mi celular y navegue a través de lo que se nos ofrece. Estaré en esas calles virtuales, en la ciudad que une lo moderno y lo viejo. Las charlas irán de lo sublime a lo cotidiano, los encuentros más allegados no me extrañarán: aquel amigo, el otro colega. Tal es el valor de un país que no se detiene, de una edad que cumple su cometido de soñar. Hay que ser mediáticos de esa manera, en las redes, porque allí también transcurre la vida. Tenemos que dirigirnos al mundo en todos los lenguajes, si se quiere que el mensaje de la cultura cumpla con aquel adagio que ponderara Charlot: “…sonreír, aún en medio de lo peor, aunque no salga el sol, porque al final sabemos que el sol va a salir”.  


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Mauricio Escuela Orozco

Periodista de profesión, escritor por instinto, defensor de la cultura por vocación


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