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viernes, 4 de octubre de 2024

Las muchachas de los taburetes pintados están de fiesta

Habana Compás Dance celebra sus 12 años de trabajo distinguible y prepara un espectáculo para debutar en los Estados Unidos...

Ana María Domínguez Cruz en Exclusivo 11/03/2016
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¡Ahí están, las muchachas de los taburetes pintados! Y Liliet Rivera sonríe porque al cabo de 12 años de crear Habana Compás Dance, el 25 de marzo de 2004, la compañía ya tiene identidad propia y es reconocida en Cuba y en escenarios internacionales. “Lo que me interesa es que el público sea capaz de identificarnos, de distinguir nuestras coreografías entre otras, de reconocer nuestro trabajo como algo único, diferente, exclusivo”.

Claro que no fue cosa de coser y cantar. Liliet, quien además es coreógrafa, y otras bailarinas fundadoras de la compañía, provenían del Ballet Lizt Alfonso “…y fue muy difícil al principio crear la agrupación y lograr en ella un sello distintivo, porque estábamos muy apegadas al tipo de coreografía y danza que durante años hicimos con Lizt”.

Crucial fue entonces la llegada del músico percusionista Eduardo Córdova, actual director musical de Habana Compás Dance, y hacedor de los instrumentos, taburetes y otros accesorios que vemos en los espectáculos de la compañía.

“A Córdova le agradezco infinitamente lo que es hoy Habana Compás Dance. La mezcla de la danza contemporánea con los ritmos afrocubanos y españoles no sería tan disfrutable si prescindimos de todo el trabajo percutivo que él le impregnó a las coreografías.

”Detectó en mí, como en otras bailarinas, el talento musical para la percusión, y por eso nos dio clases y podemos tocar batá, tumbadora, chekeré, clave… de todo. Alternamos la coreografía con la instrumentación sentida que trae la percusión que, sin dudas, transmite una energía inigualable junto al uso de tacones, baquetas, castañuelas; cualquier cosa que otorgue detalles sonoros.

”Nuestro trabajo es una manera también de rescatar la figura de la mujer percusionista pues somos mayoría en la compañía…”.

—¿Y fue esa siempre tu intención?

—La verdad es que nunca pensé dirigir hombres, pero para una presentación en Corea del Sur me pidieron presencia masculina en el espectáculo y desde entonces ya he sumado cuatro, entre ellos, al bailarín y también coreógrafo Reinier Soler. No es fácil, pero con ellos no me ha sido muy difícil, afortunadamente. Y sus opiniones son muy importantes en la concepción del montaje de una coreografía, como lo son las de todos los miembros de la compañía. Para mí es vital que nos sintamos bien con lo que hacemos.

—Debutará Habana Compás Dance en Estados Unidos próximamente…

—En abril tendremos diez días de intenso trabajo. Presentaremos el espectáculo Fusión y Pasión, en el Straz Center for the Performing Arts en Tampa, Florida, y luego prepararemos otra función para nuestro regreso en noviembre.

“También en septiembre presentaremos en La Habana otro espectáculo para el que estamos reuniendo ya algunas ideas, y nuevamente estaremos en octubre en el Festival de la Cultura Maya, como sucedió el año pasado”.

—¿Cuánto ha crecido la compañía desde que cuenta con su sede en Marianao?

—La compañía ha crecido mucho desde que éramos cinco bailarines en el 2004 hasta ahora, que somos alrededor de 30, pero es cierto que hemos ampliado el diapasón de nuestro trabajo a partir de la apertura de nuestra sede en calle 51 entre 122 y 124, justo al lado del anfiteatro de Marianao.

“Allí entrenamos a diario hasta las 5:00 de la tarde, y a partir de esa hora recibimos a niños y adolescentes entre 5 y 18 años para impartirles clases. Se sienten el futuro de Habana Compás Dance, y aunque no todos puedan serlo, eso nos enorgullece mucho, porque es otra manera de ver el resultado de nuestro trabajo en la satisfacción de esos alumnos.

”Esa zona de la capital es compleja en muchos aspectos socioculturales y económicos, y la presencia de nuestra sede y del trabajo que hacemos ha contribuido a modificar ciertos patrones. La comunidad nos acogió, los padres de los muchachos poco a poco se fueron involucrando y nos apoyan, y hemos despertado esa conciencia del interés del futuro de sus hijos y la participación en sus actividades.

”Pensamos ampliarnos porque hasta el momento solo tenemos dos salones para las clases, y la demanda crece. Mientras, las muchachas de los taburetes pintados seguimos trabajando”.


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Ana María Domínguez Cruz

"Una periodista cubana en mi tercera década de vida, dispuesta a deslizar mis dedos por el teclado".


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