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miércoles, 2 de octubre de 2024

La mejor exponente de El manisero

El primer concierto típico de nuestra música, la primera audición radial y los inicios de nuestro teatro lírico, tuvieron Rita Montaner Facenda como intérprete...

Yuniel Labacena Romero en Exclusivo 21/08/2015
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Vino con el siglo a convertirse en una leyenda viva como cantante, pianista y actriz de la radio, el teatro, la televisión y el cine. El municipio Guanabacoa, una villa próxima a la capital cubana y considerada esencia primigenia de la cultura tradicional, sería su tierra natal. Allí nació un 20 de agosto Rita Montaner Facenda, la primera voz femenina que se oyó por la radio de la Mayor de las Antillas.

Esta artista de grandeza incomparable, sentimiento rítmico fenomenal y exquisito timbre vocal sigue acaparando los aplausos de cientos de públicos. La joven se desarrolló entre la música más clásica que conoció desde su infancia, los toques de los tambores en las fiestas de las congas, y el ritmo de las comparsas que desfilaban por las calles guanabacoenses.

Sus habilidades para la música, permitió que a los cuatro años su madre comenzara a impartirle las primeras enseñanzas teóricas relacionadas con el arte de los sonidos. Aunque fue una niña precoz, nunca admitió que la llamaran así. Con el tiempo aprendería en forma ágil idiomas, bordado, repostería y dibujo. Estudió el piano a la perfección, dominaba el pentagrama y cantaba lo culto y popular con excelencia.

El 13 de agosto de 1917 acudió a los exámenes de graduación, en el conservatorio Eduardo Peyrellade, de La Habana y su talento fue premiado con medallas de oro en piano, canto y armonía. Con solo 22 años, fue protagonista de un sorprendente suceso cultural, al cantar en el programa de inauguración de la radio en Cuba, a través de la emisora PWX, siendo así la primera voz femenina que se escuchó por este medio en toda la Isla en 1922, acompañada por la orquesta que dirigía Luis Casas Romero.

Pero sería cinco años después, que Montaner se adueñó para siempre de la escena y alcanzó una popularidad extraordinaria, al debutar en la zarzuela Niña Rita, obra del maestro Lecuona. Con su voz y sus dotes de actriz, asumió el tango-congo Ay, mamá Inés de Grenet, una de las piezas antológicas del cancionero criollo cubano.

Al año siguiente, otros escenarios del mundo se abrieron a Rita, como el Olimpia y el Palace, de París y en 1931 los Estados Unidos, donde brindó conciertos y recitales, auxiliada muchas veces en el piano por el talento de Bola de Nieve, a quien bautizó con este sobrenombre. En el habanero teatro Martí entregaría tiempo después, con su propio estilo, una versión de la zarzuela Cecilia Valdés, cuyo autor, Gonzalo Roig, califica de genial, artística y sobresaliente su interpretación.

La Montaner fue una inspirada compositora de congas, rumbas, boleros, comparsas, tangos africanos y argentinos, a la vez que legó estudios para violín y piano; tributó su creación en múltiples operas italianas y modernas, zarzuelas cubanas y españolas, e interpretó lo mejor del quehacer autoral del mundo, como pianista y cantante.

Gonzalo Roig (Cecilia Valdés), Moisés Simons (El manisero), Eliseo Grenet (Ay Mamá Inés), Ernesto Lecuona (El cafetal), Gilberto S. Valdés (Ogguere), y los norteamericanos Al Jolson y Xavier Cugat, prominentes compositores cubanos y extranjeros concedieron a la estrella la primicia de sus partituras.

Con singular maestría Rita paseó por los escenarios del mundo la música de su Patria, a la que tanto quiso y se convirtió en una mensajera de todos sus ritmos y canciones. Por ello, nuestro pueblo, indiscutible conocedor del excelente arte, la identificó por «La Única», en reconocimiento a quién supo entregar en acabada técnica y excelencia vocal todo un oficio.

El primer concierto típico de nuestra música, la primera audición radial y los inicios de nuestro teatro lírico, la tuvieron como intérprete, y desde allí conectó su carrera triunfal que la hizo imprescindible en nuestro mundo teatral. Varias publicaciones de los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado, afirman que "Rita se adentraba tanto en su quehacer profesional que envuelta en éxtasis creativo se daba por entero al escenario".

El cine, tanto de Cuba como de México, Argentina, Francia y Estados Unidos la tuvo entre sus personajes. Ella dio vida a los melodramas, y particular énfasis de humor y sensibilidad al llamado género musical. La viveza de su gracia y la singular intensidad de sus interpretaciones, quedan para siempre en las cintas Sucedió en La Habana, Romance musical, La única y El romance del palmar, esta última estrenada en diciembre de 1938 y el filme de mayor recaudación en Cuba durante ese período.

Rita se burló de la politiquería en el poder y asumió su lugar junto al pueblo. Su participación en espacios radiales de humor cubanísimo y de crítica política, logró audiencias sin precedentes. El pueblo siempre estuvo pendiente de La Chismosa y Lengualisa, personajes que protagonizó y reflejó el justo sentir de los cubanos. Por ello, fue amenazada de muerte, boicoteada, suspendida.

En la década del 50, con la herida del cáncer en su garganta, la Montaner se situó de nuevo en el primer plano de la opinión pública dando vida a la ópera La médium, del italiano Gian Carlo Menotti, para inmortalizar al personaje de madame Flora que años más tarde fue asumido por la mezzosoprano Alba Marina. Sus trece representaciones hicieron época en el teatro Hubert de Blanck.

Fue el 14 de julio de 1957 cuando actuaba en la obra Fiebre de primavera, de Noel Coward, en la sala Arlequín, cuando perdió la voz casi por completo. La recuperó por milagro de la voluntad y la disciplina artística, para terminar lo que serían sus últimas funciones. Rodeada del amor de su pueblo, muy enferma, en ese año, disfrutó el más impresionante homenaje nacional tributado a una artista.

Jamás una artista representó, como Rita Monatner, los ideales más caros de un país, el súmum de todas las artes, el alma nacional. Con su prematura muerte por cáncer, el 17 de abril de 1958, se produjo una pérdida irreparable. Con ello desaparecía físicamente una figura capital de nuestra cultura y del arte vernáculo, que no ha tenido hasta ahora otra artista que la iguale.

El maestro Rodrigo Prats, quien escribió para ella la zarzuela Amalia Batista, lo dijo: "todos los compositores cubanos le debemos uno de nuestros éxitos" y en la despedida de duelo, el locutor, actor y animador de radio y televisión Germán Pinelli: "El pueblo de Cuba trae sobre sus hombros su propio corazón". A 115 años de su natalicio, Rita Montaner, la mejor exponente de El manisero adquiere una dimensión más alta por su finura, su temperamento y su gracia incomparable.


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Yuniel Labacena Romero


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