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lunes, 7 de octubre de 2024

Historias tras bastidores

A más de una centuria de inaugurado como Centro Gallego de La Habana, sus espléndidos salones han sido sede de importantes eventos artísticos a nivel mundial...

Aileen Infante Vigil-Escalera en Exclusivo 22/04/2017
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Gran Teatro Alicia Alonso
Gran Teatro de La Habana "Alicia Alonso", de estilo neobarroco y construcciones del barroco europeo como modelo, sus autores abundaron en la edificación de tallas y esculturas en piedra. (Fernando Medina Fernández / Cubahora)

Cuando el siglo XX apenas se estrenaba, los terrenos ocupados por una emblemática edificación habanera dieron paso al complejo arquitectónico que llega a nuestros días como la plaza escénica más antigua en activo y de mayor tradición cultural en Cuba y varios países latinoamericanos: el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso.

Su antecesor, el reconocido teatro Tacón inaugurado el 15 de abril de 1838 en la manzana formada por las intercepciones de las actuales calles San Rafael, San José, Consulado y el Paseo del Prado, tenía capacidad para recibir a unos dos mil espectadores —aunque algunas fuentes refieren que podía admitir 500 más—, lo que lo convirtió en el escenario por excelencia de la aristocracia criolla.

Desde su apertura y hasta 1906, cuando es vendido a la Sociedad de Beneficencia de Naturales de Galicia, fue el teatro más grande y lujoso del continente americano —y por sus cualidades técnicas el tercero del orbe, después de la Scala de Milán y el de la Ópera de Viena— pasando por su escenario compañías italianas y francesas de ópera, y estrellas mundiales.

El objetivo de la compra —aseguran diversos sitios digitales— era demoler la edificación y fabricar en estos terrenos y sus aledaños dentro de esa manzana la sede del Centro Gallego de La Habana. El arquitecto a cargo, seleccionado en un concurso, fue el belga Paul Belau, y la firma constructora la norteamericana Purdy & Henderson (autora del Banco Nacional de Cuba y de la Lonja del Comercio).

Casi ocho años demoraron los trabajos que dotaron al complejo erigido alrededor del icónico teatro de dos salones de baile, un casino, salones de juegos, oficinas, caja de ahorros, tesorería, restaurantes y cafés.

De estilo neobarroco y tomando las construcciones del barroco europeo como modelo, sus autores abundaron en la edificación de tallas y esculturas en piedra como la fachada principal de la instalación, donde se distinguen cuatro grupos escultóricos en mármol blanco alusivos a la Beneficencia, la Educación, la Música y el Teatro.

En correspondencia con estos cánones artísticos, el resto de los elementos que conforman la estructura también se colocaron de forma equilibrada. Los balcones, las ventanas, las cornisas, así como la proporción de sus torres y la unidad de las molduras logran un ritmo elegante en todo el edificio distinguiéndolo, aún hoy, dentro de la arquitectura habanera.

DE CENTRO GALLEGO A GRAN TEATRO DE LA HABANA

Según el diario Granma, en su edición del 17 de enero de 2016, fue la ópera Aída, interpretada por la compañía de Adolfo Bracale, la encargada de la inauguración del entonces Centro Gallego, el 22 de abril de 1915.

Comenzaba así una etapa gloriosa para el complejo cultural, por cuyos salones transitaron artistas de la talla de Antonia Mercé (la argentina), el pianista Ignacio Paderewski, la ballerina Anna Pavlova, Sarah Bernhardt, Arturo Rubinstein, Serguei Rachmáninov, el violinista Misha Elman, el tenor Enrico Caruso, Esperanza Iris, los cubanos Ernesto Lecuona, Jorge Bolet, Amadeo Roldán y Rita Montaner, Eleonora Duse, Margarita Xirgú, José Mojica, Jorge Negrete, el cellista Pablo Casals, el violinista Jascha Heifetz, el guitarrista Andrés Segovia, Carmen Amaya y otros muchos.

Sobre los varios nombres que identificaron durante los años posteriores a la institución también explica el rotativo que, tras la intervención revolucionaria de 1961, el Centro Gallego pasó a denominarse Federico García Lorca, en homenaje al poeta granadino en ocasión del vigésimo quinto aniversario de su asesinato.

Pero solo se identificó como tal hasta 1985 cuando, a iniciativa de Alicia Alonso, el edificio comenzó a reconocerse como Gran Teatro de La Habana, reservándose el nombre de García Lorca para su sala principal.

Nuestra Prima Ballerina Assoluta había llegado por primera vez al escenario del emblemático edificio de Prado en 1950 con las obras Las Sílfides y Las bodas de Aurora, y luego de 1960, cuando éste se proclamó como la sede principal del Festival Internacional de Ballet de La Habana. En 1965, el complejo se convirtió en la sede permanente del Ballet Nacional de Cuba, fundado por ella en 1948.

Muchos y memorables momentos se sucedieron desde entonces, teniendo como protagonistas, además de grandes figuras del patio, a bailarines de todos los continentes, entre ellos Maia Plisetskaya, Vladimir Vasiliev, Carla Fracci, Antonio Gades, Maurice Béjart y Julio Bocca. Además de grandes compañías o sus figuras: Royal Ballet de Londres, Scala de Milán, New York City Ballet, Ballet del Teatro Colón (de Argentina), Ballet Bolshoi y Ballet del Teatro de Kirov.

Además, en sus salas el público ha podido deleitarse con las temporadas del Centro Pro-Arte Lírico con sus programas de óperas, zarzuelas, operetas y conciertos; así como con las interpretaciones del Ballet Español de Cuba y del Centro de Promoción de la Danza (PRODANZA).

ETERNAMENTE ALICIA

Inmerso en toda clase de eventos artísticos arribó el Gran Teatro al siglo XXI, y más específicamente al año 2013, fecha en que se decidió someterlo a una reparación capital que cerró sus puertas al público durante tres años.

Según refiere la enciclopedia cubana EcuRed, el trabajo reconstructivo abarcó todo el inmueble y permitió restaurar las fachadas, vestíbulos, palcos, cubierta y tabloncillo.

Asimismo, permitió dotar al teatro con nuevo mobiliario, telones, sistema de climatización, acústica, mecánica escénica, salones de ensayos para los bailarines y la orquesta, un estudio de grabación y más de 20 camerinos y baños. Muchos locales que antes existían en el inmueble y que no tenían que ver con el sistema de cultura fueron retirados. El rescate fue total, pero siempre respetando la idea original.

Cuando el 1ro. de enero de 2016 sus salones dieran nuevamente la bienvenida al público con la gala titulada Tríptico Clásico, dedicada al aniversario 57 del triunfo de la Revolución, un nuevo nombre distinguía a la prestigiosa institución cultural.

En septiembre de 2015, con carácter excepcional y en reconocimiento a los aportes de la Prima Ballerina Assoluta a la cultura nacional y universal, su amor a la Patria y fidelidad a la Revolución, el Consejo de Estado de la República de Cuba acordó denominar el actual Gran Teatro de La Habana como Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso.


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Aileen Infante Vigil-Escalera


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