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jueves, 3 de octubre de 2024

He tenido que trabajar mucho pero he amado mi trabajo

Confiesa la gran vedette cubana Rosa Fornés quien anhela que la zarzuela y la opereta vuelvan a renacer en Cuba...

Luis Abel Oliveros, Maya Ivonne Quiroga Paneque en Exclusivo 22/02/2016
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El cubano ama el teatro musical. Por eso cada vez se alzan más voces que reclaman el retorno a las tablas de una especialidad que, en décadas pasadas, cosechó tantos éxitos en la Mayor de las Antillas.

Desafortunadamente, algunas personas en la Isla consideran el teatro musical como un arte menor. Sin embargo, para interpretarlo se requiere de personas muy versátiles y carismáticas.  Sobre el tema reflexiona la cantante y actriz Rosa Fornés.

Rosita, como cariñosamente le llamamos todos en la Isla, accede gustosa a responder algunas preguntas, porque esta mujer de la cultura cubana, ama con todo su corazón la zarzuela y la opereta, dos géneros del arte lírico que, al menos en Cuba, han caído en una suerte de olvido total.

El diálogo se produce en un clima encantador, en medio de la calma que se respira en la sala de su casa del reparto Siboney. La Rosa de Cuba nos recibe radiante, como la reina que siempre ha sido, ataviada con sencillez, sin que el paso de los años le robe ni un ápice de glamur.

En exclusiva para los lectores de Cubahora reproducimos íntegramente la entrevista que concediera la gran vedette cubana para el programa A Contraluz, del Canal Habana, que en su segunda temporada estuvo dedicado, precisamente, al teatro musical. 

- ¿Cómo fueron sus inicios en el mundo de la zarzuela y la opereta?

- “Amaba el arte desde que era una niña. Yo empecé como aficionada, siendo muy jovencita. Como había estudiado un poco de canto, triunfé en la Corte Suprema del Arte. La primera noche que me presenté me dieron el primer premio. Entonces, me pusieron una maestra de canto y otra de música. Así hacían con las estrellitas nacientes que íbamos surgiendo allí.  

“Siempre iba acompañada de mamá, papá o de mi tía. Todo lo que me venían a proponer tenían que hablarlo con ellos. Cuando tenía 16 años me vio Antonio Palacios, un español que trajo ese género musical a Cuba. Él me llevó a hacer una zarzuela española. Estuve un año estudiando canto y música antes de presentarme con esa zarzuela.

“Para mí fue una cosa muy linda. Gustó la obra. Me fue a ver nada menos que el maestro Ernesto Lecuona. En un intermedio de la obra llega al camerino para hablar conmigo. Le dije que hablara con mi mamá o con mi papá cuando terminara la obra. Él formó una compañía, con los mejores cantantes que había en aquel momento de ese género, y quiso que yo formara parte de ella.

“En aquella época se estrenaba una zarzuela semanalmente. Trabajábamos y estudiábamos la que iba la próxima semana. Eso me dio un desenvolvimiento muy grande. Lo hacía todo con mucho cariño y mucho amor.  Mi voz no la consideraba nada del otro mundo. Era soprano, muy afinada, daba las notas pero no presumía de tener una gran voz.

“Para interpretar ese género uno no solamente tiene que salir a cantarlo. También tiene que salir a actuar y hacer el personaje que estás representando. Yo actuaba y cantaba al mismo tiempo. Los demás salían a lucir su voz y no le daban la intención a lo que iban diciendo. Tenían unas voces preciosas pero lo único que les importaba era cantar bonito la parte musical.     

“El caso es que el público se empezó a fijar en mi y comencé a tener un éxito tremendo y sorpresivo. El director quería montar La viuda alegre. Yo había oído grabaciones de esa opereta porque en casa mi abuela tenía una discoteca muy bonita y me encantó hacerla.

“Pusieron a otra cantante a alternar conmigo para si un día me sentía mal no dejar de ponerla en cartelera. El público no quería que la cantara nadie más que yo. Tuve la suerte de cantarla todos los días. La gente me hacía repetir los números dentro de la obra.

“Al cabo del tiempo salí a trabajar a México donde también me la celebraron muchísimo. Hasta en Europa la pude cantar. Recorrí todo el campo socialista. Yo decía: 'Pero si esa obra se estrenó hace mucho tiempo y la han interpretado muy buenas cantantes'. En todas partes afirmaban: 'La viuda alegre tuya es única. Rosita usted hace una creación de ella. Usted la actúa, la canta, la vive'. Me asociaron con ese personaje que me halagó mucho.

“Tuve la oportunidad de estrenar aquí en Cuba operetas que nunca se habían escuchado pero La viuda alegre me la celebraban enormemente. Siempre ponían una escenografía para que, en la entrada, yo bajara por una escalera. Presumía mucho a la hora de hacer un personaje de ese tipo porque esa mujer era muy atractiva -lo dice así el argumento-, y había que representarlo como era debido”.

- ¿Quiénes fueron sus mejores acompañantes masculinos en este género?

- “El personaje masculino debe estar a la altura de la mujer. Lo hice con varios tenores que estuvieron muy bien. Unos eran más cantantes que actores porque en ese género, las dos cosas a veces, no se juntan mucho.

“Me gustó mucho cantar con Armando Pico, uno de los mejores tenores que ha dado Cuba, porque lucía muy bien y era cantante y actor. Ambos fuimos fundadores del Teatro Lírico Nacional de Cuba y trabajamos juntos muchísimo.  A la hora de hacer La viuda alegre era el personaje masculino que me venía bien. Yo deseaba que lo hiciera siempre conmigo”. 

- ¿Cuál es su opinión acerca de la poca presencia de ese género en los Medios Audiovisuales y, sobre todo, en la escena cubana actual?

“Creo que deberían rescatarse. El mundo va cambiando y en el teatro a ese género le han dado un poco de lado. Eso es penoso. He ido a países donde cultivaban la opereta como algo especialísimo.

“Antes se hacían largas temporadas de ese género y hoy no se lleva a la escena. Es una verdadera pena porque existen escuelas de canto en Cuba. De ahí salen muchachos con voces preciosas y no tienen la manera de cultivar ese género.

“Los directores artísticos deben buscar la forma de que a las nuevas generaciones les interese ese género musical para que no se pierda. Hay mucha gente jovencita que no conoce qué es una opereta solo escuchan el reggaetón porque no los han enseñado a ver y oír otros tipos de música”.

- ¿Qué consejo les daría a los jóvenes artistas que quieran interpretar una zarzuela o una opereta?

- “He tenido que trabajar mucho pero he amado mi trabajo. Viví de él y pude ayudar a todos mis seres queridos con el fruto de mi trabajo. Como empecé muy jovencita no sabía lo que era ir a fiestas de muchachas. Solo iba a trabajar y me cuidaba mucho la voz para poder cantar por las noches. 

“A los jóvenes les digo que si van a cultivar ese género deben tratar de hacerlo todo bien: la voz bien colocada, emplear la tesitura más adecuada. Hay que saber cantar y actuar, darle intención a lo que expresan. También ayuda si la persona tiene un buen físico.

“Es un género muy bonito pero requiere de mucho esfuerzo personal. En Cuba tenemos voces preciosas pero salen a cantar pensando solamente en la colocación de la voz. En ese género es muy importante saber moverse en escena. Ese es el consejo que le doy a los jóvenes”, concluye Rosita.


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Luis Abel Oliveros

Maya Ivonne Quiroga Paneque

Periodista, locutora, guionista y directora de radio y televisión


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