Fidel “recorre” La Cabaña

Fidel esta aquí, es un libro inmenso, se oye decir a cada paso entre quienes llegan a La Cabaña, donde acontece por estos días la 26 Feria Internacional del Libro. No podía ser de otra forma, ese soldado de las ideas siempre fomentó y abogó por el hábito de la lectura en nuestro pueblo, y además fue un apasionado de los libros. “Sufro cuando veo las bibliotecas, sufro cuando reviso una lista de títulos de todas clases y lamento no tener toda mi vida para leer y estudiar”, asegura en la obra Un grano de maíz.

Muchos recordarán todo lo que hizo para apoyar el libro y la lectura desde los primeros años de la Revolución: la Campaña de Alfabetización, y cuando exhortó a todo el pueblo para que aprendiese a leer y a escribir, para estudiar, informarse, meditar, observar, pensar, razonar, analizar; porque “la persona que aprenda a leer será acreedora a todos los tesoros que la inteligencia del hombre ha ido acumulando en conocimiento y sabiduría”.

Ahora su pensamiento y accionar, que nunca nos ha abandonado, está en los 24 títulos que el lector puede obtener en la Feria. Buena parte de los libros van dirigidos a las nuevas generaciones con el fin de seguir difundiendo la obra de ese gran estratega. Otro gran valor son las imágenes que tiene cada uno y que convidan una y otra vez a adentrarse en cada ámbito de la vida del líder histórico de la Revolución Cubana.

Ahí están, por ejemplo, el Diccionario del pensamiento de Fidel Castro, de Salomón Susy Sarfati, obra compilatoria de 979 conceptos y 3020 pensamientos alusivos a la filosofía, la ciencia, la tecnología, las artes y otras materias; que se convierte en una valiosa herramienta para que el lector se aproxime de forma rápida al intelecto de Fidel.

Anécdotas no reveladas hasta ahora de la intensa vida del Comandante en Jefe, son el contenido del volumen Desde el aire... memorias de un piloto ejecutivo, realizado por la investigadora Pilar Quesada González. El texto cuenta los casi 30 años en los cuales Claudio Rey Moriña tuvo el encargo de garantizar, en el aire, la integridad física de Fidel. El prólogo del texto es del propio líder, lo que le da un valor añadido, en él expresa sus consideraciones y su visión de la relación que establece con el piloto.

Las crisis en América Latina, diagnósticos y soluciones, de Luis Suárez Salazar, es un texto en que el autor seleccionó las principales reflexiones de Fidel acerca de las crisis que han marcado la existencia de los pueblos latinoamericanos y la responsabilidad que en ello ha tenido el imperialismo norteamericano. Y es que uno de los legados más grandes del líder histórico de la Revolución Cubana fue la defensa de la unidad de América Latina y el Caribe.

Ese intercambio sostenido que tuvo el Comandante en Jefe con el pueblo, incluso en medio de las situaciones difíciles, sabiendo explicar y orientar con argumentos firmes los acontecimientos y decisiones, queda en el libro Lo perdurable es el pueblo, donde su autora Nayda Orozco plasmó un estudio y análisis de la relación de Fidel con la opinión pública.

El investigador Abel Enrique González, autor de la compilación Fidel Castro y los Estados Unidos, 90 discursos, intervenciones y reflexiones, destacó en su texto la capacidad del líder para transmitir con sus palabras una cultura de convivencia y paz. “Pese a todos los ataques del vecino norteño, él jamás despreció al pueblo de esa nación, ni a sus valores: sus denuncias iban siempre dirigidas al Gobierno”, aseguró.

En Fidel Castro ¿Qué se encontró al triunfo de la Revolución?, el escritor Juan Carlos Rodríguez reunió testimonios gráficos y textuales sobre cuáles eran los problemas de Cuba en 1959 y la manera concreta en que el Comandante en Jefe los resolvió. También incluyó opiniones de grandes de la cultura como el trovador Silvio Rodríguez, la prima ballerina assoluta Alicia Alonso, el periodista Luis Báez, el historiador Eusebio Leal y de relevantes figuras mundiales como el escritor uruguayo Eduardo Galeano.

Pero no solo de libros ha estado colmado el mayor evento literario del país para homenajear al soldado de las ideas. El proyecto cultural “Nuestra historia y Fidel” ha sido espacio multidisciplinario para visibilizar el legado del líder cubano como principal impulsor de la cultura en la isla. En él la exposición Fidel, escudo y bandera, con obras de artistas nacionales de varias generaciones, recibe al visitante. El pabellón acoge además varios libros de la colección personal del Comandante y otros que sobre él se presentan en la Feria.

También hasta este fin de semana se desarrolló el coloquio “Fidel, política y cultura”, que reunió a grupo de intelectuales en la sala Nicolás Guillén. Al participar de esa cita, la escritora y periodista Katiuska Blanco comentó acerca del papel del líder en la etapa revolucionaria y su respeto absoluto por la dignidad humana, afianzada como condición ineludible de la sociedad y la confianza en el hombre. “Lo consiguió a fuerza de ir a la vanguardia siempre, con su poderoso y legendario ejemplo, una honestidad a toda prueba y mucho sacrificio”, dijo.

“Fidel tuvo desde el inicio una disposición al sacrificio e, incluso, a entregar la vida por el proceso revolucionario”, resaltó Mario Mencía. “Partía de la premisa estratégica de que la única vía en el camino para derrocar a la dictadura y llevar adelante su proyecto revolucionario era la lucha armada”, subrayó por su parte, Heberto Norman, quien se refirió a la férrea voluntad de Fidel por sobrepasar todos los obstáculos. Y los Héroes de la República de Cuba, Gerardo Hernández y Fernando González, compartieron las visiones sobre el humanismo del líder de la Revolución cubana, “quien aseguró que volveríamos cuando nadie apostaba por nuestro regreso”.

Por su parte, el intelectual canadiense Arnold August, estudioso del Derecho en la sociedad cubana, aseguró que la defensa de los derechos humanos en todas las esferas, inexistentes antes de 1959, se une a las dimensiones de su legado, pensamiento y acción. Definió a Fidel como “un patrimonio de la humanidad”, que sirve de guía para mantener “una comunicación estrecha y dialéctica con las necesidades de la sociedad”.

A ello se unen los criterios de Rolando Rodríguez, fundador del Instituto Cubano del Libro, quien diálogo acerca de la concepción de Fidel sobre el papel de la cultura en la Revolución cubana. Gracias a él pasamos de ser un país sometido que “solo miraba al norte”, a convertirnos en una nación libre e independiente. Si hoy no existen analfabetos, si se multiplicaron las escuelas y universidades, los centros culturales y científicos, y hay tantas editoriales, fue debido a la voluntad del Comandante, para quien “la cultura no solo era arte y literatura”.

Es estimulante ver a decenas de personas escuchando atentas a cada uno de estos interlocutores y, más aun, viendo salir a otros de La Cabaña cargados de libros, revistas, plegables, afiches… no solo de Fidel, sino de otros autores que como él han hecho grande nuestro patrimonio literario. Nadie escapa ante un hombre que defendió la convicción de que “la Revolución no le dice al pueblo cree sino lee”, y logró que la Feria saliera de los muros de La Cabaña para convertirse en una cita nacional, la misma que próximamente recorrerá todo el país, con Fidel como inspiración.