El noticiero cultural es una pieza esencial de la televisión cubana. No solo porque hay en ese espacio el tino suficiente para abordar cuestiones conflictivas de nuestro quehacer creacional, sino porque en ese mismo sentido se trabaja para aminorar las cargas inmensas que la realidad les impone a las personas en medio de la crisis de materialidad que se vive.
Llevo años relacionándome con miembros del equipo de realización y solo puedo decir que hay habido grandes entendimientos y una coherencia absoluta en cuanto a los contenidos.
La belleza y el goce por la cultura llenan a este espacio de cubanos dignos que trabajan en medio de tantas cosas que les faltan, desde más cámaras hasta el siempre necesario recurso financiero. Hacer de la información un arte será siempre un reto, pero peor aún si para ello se debe contar con tantos escollos.
El Noticiero Cultural ha reverdecido muchas veces y como los dioses antiguos vuelve a la vida y nos otorga esa energía para la vida y la sensibilidad.
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Nada de lo que pueda decir de este espacio será suficiente para agradecer el trabajo por la cultura, por el hacer diario incluso en medio de polémicas en las cuales todo parecía agreste. El Noticiero Cultural ha hecho periodismo de opinión en medio de la sequía más grande que se conozca en la prensa nacional en torno a estos géneros referentes a la crítica.
Hay que resaltar la labor de Yuris Nórido, colega de altos valores humanos y profesionales que sabe que en este ejercicio le va la vida a la credibilidad de la cultura y de la cuestión profesional. Lo mismo de Magda Resik, que con esa sapiencia sabe que cada entrevistado es un elemento a tomar para la construcción del gran edificio del sentido de lo cubano.
Y es que hacer periodismo es lo mismo que levantar una nación con todos sus matices, no cabe la menor duda de que luego de estos combates en pro del sentido más urgente de la creación artística habrá que contar con la impronta de este espacio que no solo es para las noticias, sino para las matrices e ideas que se imponen en el universo de lo más justificado en materia de significaciones.
Hablar de la cultura cubana es hoy hacerlo el cuidado que conlleva un elemento del sentido que no se dilucida con la facilidad de las cosas nimias. En este campo se están dirimiendo las batallas más decisivas en torno a lo que queremos y en tal vertiente conviene que el Noticiero tenga todas las credenciales de su parte. No solo porque accede de manera expedita a los artistas y las fuentes, sino porque de ahí se nutre para poder continuar con una labor que construye la opinión de lo público en torno a la belleza y las artes en general.
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Dicho de otra manera, el Noticiero Cultural, sin proponérselo, es una especie de árbitro de la elegancia que se ha ganado ese puesto no a fuerza de imposición institucional, sino como parte de un trabajo en el cual lo tiene todo cuesta arriba. Y soy testigo de las condiciones terribles en las cuales han grabado muchas de sus emisiones, sin que ello se note en el producto que sale en la pantalla.
La belleza y la elocuencia de su locutora Indira Román hacen que nosotros nos interesemos más en los contenidos que en la forma que sabemos que no cuenta con todos los apoyos ni los recursos de su parte.
Sencillamente con ellos tenemos una porción importante de nuestra historia más reciente a resguardo de las incomprensiones y los deseos de tantos que quisieran que la sensibilidad no posea un hogar.
El Noticiero ha sabido ganarse una audiencia y demostrar que es necesaria la crítica de arte y las cuestiones de la belleza para construir una nación que sin eso carece de sentido.
En otro orden de cosas, todo lo que sucede en provincias ha tenido esta plataforma como punto de partida seguro y en esencia de eso se trata, de que nadie quede fuera del inmenso panorama de las artes. Gracias al Noticiero nos enteramos lo mismo de una Parranda en Remedios que de una exposición en Santiago de Cuba y además se puede decir que todas esas informaciones vienen aquilatadas por una carga de opinión especializada que no nos deja en solo el esqueleto de lo que pasó.
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Continuar con la labor informativa no solo es una cuestión elemental de ética del trabajo y de profesionalismo, sino que la cultura necesita de esos adalides que se enfrentan a un día a día agre ste y con todo en contra. No hay conspiración que valga más la pena que la que surge a partir del Noticiero, especie de bastión de las ideas que no descansa.
Ahora mismo en medio de un país que requiere de tantas cosas materiales, pensar en las funciones de teatro, en las galerías, en las construcciones de la cultura, no solo constituye un acto de total heroísmo, sino que es una inversión hacia el futuro. No hay que pensar nada más en lo que nos comemos, sino en lo que somos y de ahí lo trascendente del Noticiero.
Estoy convencido de que mi amigo Yuris sabrá de lo que hablo porque lo he visto por mucho tiempo levantarse y hacer una obra en lo más humilde de las condiciones y brillar junto a su equipo. Lo mismo puedo asegurar del resto de los periodistas, editores, camarógrafos del espacio.
No sé si con una Cuba que requiere de resoluciones de crisis será elemental para algunos el Noticiero, para mí es harto importante. Más que un reinicio de la cubanía, lo que el país necesita es que nos miremos en los espejos de lo periodístico y sepamos de esa forma qué hacer en instantes de decisiones inmediatas. En tal sentido, el Noticiero apunta a la salvación de una cultura, a la responsabilidad con la belleza de una nación y con los nombres y legados que nos engrandecen como pueblo.
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