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sábado, 5 de octubre de 2024

El cantor del pueblo

Carlos Puebla fue un cronista por excelencia de los hechos más sobresalientes de la Cuba que triunfó en los umbrales del siglo XXI...

Yuniel Labacena Romero en Exclusivo 13/07/2016
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No tuve el privilegio de conocerlo, ni compartir junto a él ningún espacio. Sin embargo he crecido con sus canciones, esas con las cuales he descubierto esa etapa de la naciente Revolución que no pude vivir. Y es que las melodías de Carlos Puebla Concha tejieron durante ese tiempo el camino largo y duro, que junto al pueblo enfrentó nuestra Patria.

El reconocido guitarrista y compositor fue un cronista por excelencia de los hechos más sobresalientes de la Cuba que triunfó en los umbrales del siglo XXI. Su "Hasta luego Comandante", al escuchar a Fidel leer la carta de despedida del Che, o "Que pare el Son", al conocerse la muerte del Guerrillero Heroico, son ejemplos de su sensibilidad revolucionaria por lo trascendente.

Tenía 71 años y una carrera gigantesca cuando se nos fue el 12 de julio de 1989. En ese entonces ya le había cantado también a la vida, a su pueblo, a la soledad, al amor, a la singularidad de nuestra esencia, a la gente humilde, y había cultivado los más diversos géneros de la música popular cubana, como el bolero, el son, la guaracha, el sucu-sucu.

En Manzanillo, por el lejano septiembre de 1917, vino Carlos Puebla al mundo y lo hizo en el batallar incesante de una nación por conquistar su independencia toda. Nació en un país oprimido, humilde, con ganas de hacer… en una nación que luego se convirtió en su voz. Dicen que aprendió música mirando, oyendo por ahí, siguiendo a escondidas las clases de guitarra que recibía un hermano.

Su niñez y juventud, marcadas por su origen humilde y la necesidad de ayudar a la familia, lo llevaron a desempeñar diversos oficios, como: carpintero, mecánico, obrero azucarero y zapatero. Aun así, siempre llevó dentro el “bichito” de la música que, con el tiempo, sacó a flote toda su poesía.

En su discografía aparecen: Carlos Puebla y sus tradicionales, Traigo de Cuba un cantar, Marchas y canciones revolucionarias, Vietnam canta a Cuba, Boleros de Oro, Canta Cuba libre. Y cada una lo define como hombre y cubano, como antiimperialista y revolucionario, que siempre defendió las causas más justas no solo de Cuba sino también de otros pueblos hermanos.

La radio local de Manzanillo, la CMKM, fue uno de los primeros “escenarios” donde aparecieron sus canciones, allá por los años 30 del pasado siglo. Fue por esa fecha cuando decide cambiar de vida, dejar el estrecho ámbito manzanillero y tratar de abrirse paso en La Habana. Luego de una escala en Matanzas, sigue para la capital y se presenta en Radio García Serra. Pero las cosas no le van bien y tiene que regresar a Manzanillo. El joven cantor no se desanima y en 1957 intenta de nuevo cosechar el éxito en la capital.

Entonces rodeado por el grupo Los Tradicionales emprende un nuevo viaje. Un día, caminando sin rumbo por La Habana Vieja, se encuentra con la Bodeguita del Medio. Según cuenta era sábado por la tarde y el establecimiento estaba repleto de clientes tomando y comiendo exquisitas golosinas que la señora de Martínez, el dueño de la Bodeguita, preparaba.

Se animó y desenfundando su guitarra cantó uno de sus boleros. La gente solicitó otro número y lo invitaron a beber y a comer y, además, le dieron algún dinero. Ángel Martínez, el dueño, le pide que vuelva al otro día; y ¡claro! Carlos Puebla regresa ese día y otro más, y por fin se queda allí cantando durante un tiempo. Se enteró que Martínez era un viejo comunista, y por tanto, no simpatizaba con el gobierno. Entonces tomó confianza y entre amigos comienza a entonar sus canciones llenas de contenido político.

El triunfo del Primero de enero de 1959 lo estremeció de veras y dejó en él huellas profundas. Su mirada a los grandes acontecimientos que vivía entonces la sociedad se hizo poesía y la Revolución tuvo en él uno de sus mejores cronistas. Así nacieron composiciones emblemáticas que aún retratan la realidad del país en aquellos años iniciales.

Y en eso llegó Fidel es una de esas letras ineludibles, cuyos fragmentos se hicieron populares en las propias gargantas del pueblo que se adueñó de frases como “se acabó la diversión, llegó el Comandante y mandó a parar”. Al Señor de la Vanguardia dedicó su Canto a Camilo y al Che su Hasta siempre, esta una de las canciones más conocidas en el mundo y compuesta poco después de conocer la triste noticia del asesinato del Che.

Las músicas de los filmes Alba de Cuba, Estado de sitio y Nuestro hombre en La Habana así como países como Uruguay, Chile, Venezuela, España… tienen para siempre la huella y el poderío de las melodías de Carlos Puebla. El embajador de la cultura cubana en el mundo, dada la fama que alcanzó creó cerca de 2 mil 000 obras y grabó unos cincuenta álbumes de larga duración.

El 12 de julio de 1989 dejó de existir El cantor del pueblo, el que entusiasmó a multitudes de Francia, México, Italia y otros países con sus sones, el que enardecía con su voz a los pueblos de Vietnam, Chile, El Salvador y Nicaragua. El mismo que recorrió todos los continentes con su guitarra haciendo perenne su lema: De Cuba traigo un cantar y esa fue una de sus mayores virtudes.

Carlos, quien se mantuvo cantando hasta pocos meses antes de su muerte, no se irá jamás de este pueblo y menos ahora que su figura está en el Museo de Cera en Bayamo. Allí la imagen del popular trovador se nos revela ante una concepción de marcado realismo y naturalidad, muy bien lograda estéticamente y dotada de todo contenido expresivo. Aquí sigue el cantor de la Revolución, atento a todo lo que sucede a su país y en el mundo, a punto de entregarnos una nueva canción.


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Yuniel Labacena Romero


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