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jueves, 3 de octubre de 2024

El gusto es nuestro, Dulce Pontes

Una de las glorias vocales del fado portugués cantó en La Habana por primera vez, como invitada del Festival Les Voix Humaines...

Ana María Domínguez Cruz en Exclusivo 21/10/2015
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No la conocía, lo confieso. Días antes de su concierto, programado por la Oficina de Leo Brouwer a propósito del Festival Les Voix Humaines, logré tener dos discos suyos en formato digital y oí su dulce voz hasta el cansancio, deseosa de adelantarme a lo que disfrutaría el domingo en su presentación en el Teatro Mella, inaugurando este espacio como otra de las sedes capitalinas del encuentro internacional.

Sin embargo, la cita en vivo con la portuguesa Dulce Pontes, una de las voces más representativas del fado en esta nación europea, superó mis expectativas y me mostró a un público cubano conocedor de su obra junto a uno que, no por desconocerla, no quedó ajeno a su dramatismo en escena, a sus interpretaciones sentidas.

La Pontes irrumpió en el escenario con un atuendo medievalesco rojizo, pelo suelto al descuido y descalza. Se acompañó de sus músicos Fernando Silva, en la guitarra portuguesa; Amadeu Magalhães, en la mandolina, la gaita de foles y flautas; Davide Zacacaria, en el violoncello; Daniel Casares, en la guitarra; Juan Carlos Cambas, en el piano y el técnico Antonio Pinheiro Da Silva, y en la batería, de manera especial, del maestro Ruy López-Nussa.

Nos invitó a recorrer el tiempo con las clásicas canciones del repertorio fado en su país, del folclore portugués, del cual ha sido defensora desde el siglo pasado, cuando en sus manos y en su garganta estuvo el interés por no dejar morir un género que en Portugal tuvo en Amália Rodrigues su cúspide vocal.

Dulce Pontes nos hizo vibrar con su vitalidad, con su melodía corporal, su espontaneidad vocal. (Me) Sorprendió con los cambios de registro vocal más insospechados en un mismo tema, y probó que puede ser considerada una cantante de la Worl Music, con influencias del jazz, pero sobre todo con la naturalidad del que canta desde el corazón.

El concierto, inscrito en la campaña No al abuso y explotación sexual de los niños, lo inició con Ondeia y Un, ambas de su autoría; después dio paso a La Bohème, de Charles Aznavour; Nada te turbe y Senhora do Almortão, del folklore tradicional portugués. Y le siguieron otros temas, de los más conocidos en sus presentaciones, incluyendo Soy un circo, en homenaje a Horacio Ferrer. Convidó a cantar junto a ella a los que quisieron recordar la voz inconfundible del folclor argentino, Mercedes Sosa, y luego de recibir las flores y agradecer gestualmente los aplausos incesantes, Dulce Pontes tuvo que volver a salir a escena y complacer con otros temas al público “insatisfecho”.

Regaló su poesía, su ternura vocal, no por ello menos apasionada… Danzó con cascabeles en los tobillos y fue dueña de una noche en la que contados asientos quedaron vacíos en el teatro, donde en varias ocasiones se presentó Didenoi, una pieza creada sobre dos temas cantados por ella y llevada a escena por la coreógrafa española Maruxa Salas en un Festival Internacional de Ballet de La Habana.

“Es un gusto para mí venir a Cuba por primera vez como invitada a este festival. Es un gusto tenerlos esta noche en este teatro y regalarles mi música”.

El gusto es nuestro, Dulce Pontes. Encantada de conocerla… La escucho a diario, no puedo desprenderme de su música, al menos por ahora.


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Ana María Domínguez Cruz

"Una periodista cubana en mi tercera década de vida, dispuesta a deslizar mis dedos por el teclado".

Se han publicado 1 comentarios


Lisabeth Endres
 21/10/15 19:34

Conozco personalmente a Dulce, por mi amigo Juan Carlos Cambas, es un ser tan especial, que hay pocas palabra para catalogarla, me alegra, que la hayas descubierto, yo la adoro, es un ser de luz!!!!!!!

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