Daymé Arocena, carisma y talento

Daymé Arocena no quiere ser pretensiosa pero se siente feliz con su disco Cubafonía, “porque ha sido mi aporte para que el mundo conozca más de Cuba y su música. No puedo aspirar a que mi disco sea el que disemine todos los ritmos cubanos por el planeta y que logre asombrar a quienes aún no conocen toda la riqueza musical que hay en este país, pero es lo que he querido hacer, es lo que he podido hacer”.

Y esta talentosa cantante, que multiplica su talento vocal en diferentes escenarios internacionales a la par que esparce su risa contagiosa y auténtica, organizó su agenda  para que en La Habana, en el Teatro Mella, este 16 de diciembre, el público vibrara con los temas de este álbum.

“Cuando miran la portada, la gente tiende a fijarse en los ojos, en mis ojos, pero no es el objetivo. Yo no quería otro motivo visual más importante que no fuera el nombre propiamente hablando, en el que se destaca Cuba por encima de todo. Yo soy cubana, y aunque dé muchas vueltas por el mundo extraño mucho a mis amigos, mi barrio, mi familia, mi camita…hasta el lechón asado que este 31 de diciembre no podré compartir con mis más allegados porque estaré en Islas Canarias”.

Cubafonía se estrenó en Chile, y dentro de poco llegará a Nueva Zelanda y a Australia. “Aún no he llegado a África, y créeme, lo deseo hace tiempo. De ese continente provienen muchas de las raíces rítmicas cubanas…Espero que el próximo año me traiga esa dicha”.

En el concierto la acompañaron los de siempre: Ruly Herrera en la batería, Jorge Luis Lagarza en los teclados y Rafael Aldama en el bajo. Además, Yaroldy Abréu en la percusión, los saxofonistas  Emir Santa Cruz y Yuniet Lombida, el trompetista Maykel González,  Heikel Trimiño en el trombón, en la guitarra Rober Luis y un coro femenino, en el que figuraban dos de las integrantes de Vocal Renacer.

Y claro que los títulos del disco se cantaron y se bailaron: Eleggua, La Rumba me llamo yo, Lo que fue (a ese amor que ya no es),  Maybe Tomorrow (una guajira en la que tuvo como invitado al violinista William Roblejo),  Negra Caridad  (a Oshún), Mambo Na' Mà, Cómo,  Todo por Amor (bolero dedicado a sus padres), Ángel (un tango congo sin letra pero con pasión), It's Not Gonna Be Forever y Valentine (en cuatro idiomas).

Don’t unplug my body fue  inevitablemente incluida en el repertorio, de su disco Nueva Era, teniendo en cuenta las alegrías que esa canción le ha traído, y lograr el coro del público sin que, en efecto, no se desconectara de su propuesta, fue lo mejor.

Disfrutar su sonrisa, su potente voz y su nueva propuesta musical, cuando ya ha pasado un año de aquella presentación en el Trianón, fueron los motivos perfectos para que, cada uno de los que estábamos allí sentados, agradeciéramos al proyecto Havana Cultura y a Gilles Peterson. Todo lo bueno que le está pasando hace poco más de 3 años empezó por ahí, y ella se lo merece.

Cuando en mayo de 2016 me dijo que vivía en un sueño del que no quería despertar, y al publicar la entrevista en esta misma revista no encontré yo las palabras exactas para describir la magia sonora que sale de su voz, Daymé Arocena se me dibujó así como es, como lo comprobé en este concierto: grande, por su carisma y su talento.

En esta, su tercera producción discográfica en solitario, Daymé se presenta como una voz madura y sólida en el panorama de la escena jazzística nacional. Cubafonía es su trabajo más pulido hasta la fecha, y da cuenta de los rápidos y seguros pasos dados por la joven artista desde que el proyecto Havana Cultura, de Havana Club, le abriera las puertas y le permitiera conectar con su productor, el Dj británico.

A pesar de ser poco conocida por el gran público en Cuba, el trabajo de Daymé Arocena le ha ganado la aclamación de la crítica y de sus admiradores, desde Los Ángeles hasta Tokio. En los últimos meses, como parte de la campaña promocional del disco, Daymé ha girado intensamente y se ha presentado en más de 50 conciertos en diferentes ciudades y escenarios.

Ha compartido escenario con estrellas como Roy Ayers, Ed Motta, Miguel Atwood-Ferguson y Chucho Valdés, cautivando a todos con su gracia contagiosa y el excepcional manejo de la voz.