Cada película mía ha sido un descubrimiento

Oliver Stone (1946) —quien ha ganado tres premios Oscar, dos en la categoría de Mejor Dirección—, regresa nuevamente a La Habana. En esta ocasión los seguidores de su cine militante, comprometido y revolucionario tienen la posibilidad de apreciar, dentro de las galas del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, el largometraje titulado Snowden, una ficción de 134 minutos, rodada en este año 2016.

En opinión de Ricardo Alarcón de Quesada, ex presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Stone hizo la proeza de darnos a conocer la historia de un joven con un futuro promisorio que fue capaz de sacrificarlo todo por un ideal. Edward Snowden era uno de los más brillantes analistas del mundo digital pero se dio cuenta de que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) no defendía los ideales con los cuales él se identificaba.

Para el rodaje de Snowden, el cineasta norteamericano tuvo que ir a Múnich, Alemania, pues aunque —en apariencia— no encontró ningún tipo de restricción por parte de la Agencia Central de Inteligencia ni del gobierno, ninguna productora ni estudio de filmación en su país quiso financiar la película. Finalmente, contó con el apoyo monetario de Alemania y Francia.

“Tuvimos que tomar mucha cautela para que la NSA no jaqueara el guion. Encriptamos la película con ese mismo fin. Trabajamos a base de papel y lápiz para no caer dentro del sistema de vigilancia de la Agencia”, explicó a la prensa el realizador del filme.

Para la escritura del texto, el director tuvo que realizar nueve viajes a Rusia en los cuales entrevistó a Snowden por espacio de dos años. “El filme es un recuento de la historia que él me contó. Luego leyó el guion y en la medida que fuimos avanzando hizo cambios, arreglos, aclaraciones. Vio la película terminada. Tratamos de ajustarnos a la realidad lo más posible. La NSA no está contenta con lo que hicimos”, confiesa.

Oliver ha dirigido más de una veintena de películas. Para el 2017 se espera el estreno de un documental sobre la figura de Vladimir Putin. Según su punto de vista, todas sus obras tienen un denominador común: el análisis subjetivo de un tema y la forma en que él lo percibe en un momento determinado.

“Cada película mía ha sido un descubrimiento. Las entrevistas al señor Castro me abrieron la mente a asuntos que no conocía. Cuando hice la película Comandante (2002) fue con la idea de que fuera un perfil histórico. Nunca se pudo poner en los Estados Unidos. La censuraron una semana antes de su estreno.

”Para Looking for Fidel (2003), la cadena HBO me encargó que le hiciera preguntas duras, difíciles, que la entrevista fuera más agresiva. No la han vuelto a poner porque él dio respuestas brillantes a todas mis preguntas.

”En 2009 grabé Castro in Winter, menos conocido que los anteriores y que no está disponible en Internet. El documental lo está distribuyendo Disney en América del Sur. En Estados Unidos salió gracias a Showtime. Me hubiera gustado ver a Fidel por última vez. Lo extraño mucho. Él predijo todo lo que ha sucedido después del 2001. La ciberguerra es la cosa más peligrosa que tenemos en el mundo. En uno de sus últimos editoriales alertó que había que cuidarse de Barack Obama”.

El realizador de la serie documental La historia no contada de los Estados Unidos revela que tardó cinco años en armarla pero en lo personal resultó muy iluminadora para él.

“La serie parte de 1898, con el camino largo del imperialismo de los Estados Unidos que comienza en Cuba y justo termina antes del caso Snowden. Cuando joven yo era muy conservador y tardé muchos años en aprender a pensar de otra manera”.

Snowden, texto audiovisual que acerca a los espectadores a la vida del joven consultor tecnológico estadounidense, quien en junio de 2013 reveló datos secretos sobre el sistema de vigilancia de la NSA, es el más reciente filme de Oliver Stone.

En el largometraje aparece también la figura de la novia de Snowden, fundamental para él, pues compartió su suerte en los momentos más difíciles y ayudó a humanizar a este hombre tan ensimismado en su trabajo y tan poco dado a expresar sus emociones como resultado de su labor para la agencia NSA.