Cada número es una nueva revelación

Con el Triunfo de 1959 llegó a Cuba una publicación que ha dejado su huella en la cultura cubana. Fundada por el escritor Alejo Carpentier, con un formato tabloide,  bajo el nombre de Pueblo y Cultura, tuvo como primer secretario de redacción a Leonardo Acosta. Al frente de la publicación estuvieron otros reconocidos escritores como Reynaldo González y Lisandro Otero.

El creativo Frémez tomó como concepto para diseñar la revista el llamado arte Povera, tan en boga durante la década de los años 60. En ese sentido, los primeros números de la publicación eran totalmente en blanco y negro.

Lo más novedoso es que desde sus inicios ha abordado temas poco conocidos. En sus primeras ediciones introdujo una publicación sobre el estructuralismo, conocimiento tan necesario para ejercer el oficio de la crítica, una asignatura aún pendiente en la Isla. En sentido general, la revista se caracterizó siempre por ser cultural con temática variada, explicó la intelectual Luisa Campuzano, al frente de Revolución y Cultura desde 1998.

En los años 80, se convirtió en la revista de la farándula cubana y tenía un carácter mensual. Sin embargo, el llamado Período Especial llevó a sus realizadores a replanteársela y aunque regresó a sus orígenes como revista cultural no pudo retomarse la sistematicidad de antaño por los problemas materiales y las dificultades en el tema de la distribución que han golpeado a toda la poligrafía nacional en las últimas dos décadas.

Hoy, se presentan solo cuatro números anuales de Revolución y Cultura, una revista donde laboran pocos redactores y muchos colaboradores, entre ellos, grandes intelectuales. A partir del año 2000 sus textos están disponibles en la web. Desde 2004 se puede descargar, íntegramente, en formato PDF. 

Bajo la guía de Campuzano, directora del Programa de Estudios sobre la mujer en la Casa de las Américas, se han publicado textos con enfoque de género y otros, sobre la narrativa nórdica y anglosajona. Además, se introdujo una sección dedicada a reflexionar acerca de la arquitectura y el urbanismo. Luisa también se ha preocupado igualmente por darles voz a autores de otras provincias cubanas para que la revista tenga un verdadero carácter nacional.

El número 3, correspondiente al período de julio-agosto-septiembre de 2016, se encuentra a la venta en los estanquillos. En su portada muestra vistas de la ciudad de Remedios, tomadas por el lente de Julio Larramendi.

Precisamente, la sección de arquitectura y urbanismo, en este número a cargo del arquitecto Reynaldo Mendoza Valdivia, está dedicada a recordar los 500 años de la Octava Villa, una urbe que ha mantenido viva, contra viento y marea, su extraordinaria cultura popular tradicional y sobre la cual escribió don Fernando Ortiz la obra Historia de una pelea cubana contra los demonios que luego sería llevada al cine por Tomás Gutiérrez Alea (Titón).

De gran interés en este número puede resultar el artículo titulado Cartas casi inéditas de Gertrudis Gómez de Avellaneda a propósito del Devocionario, que lleva la firma de Ángeles  Ezama Gil.

Por su parte, la escritora Zaida Capote Cruz toma como punto de partida la novela Un verano en Tenerife de Dulce María Loynaz, para reflexionar acerca de la literatura trasatlántica, el tema de la insularidad y el archipiélago como concepción teórica del mundo.

En Escritura contra olvido: un día habrá que escribir sobre nuestras madres, Ute Evers conversa con la escritora portuguesa Lidia Jorge acerca del impacto de la Revolución de los Claveles en el Portugal contemporáneo.

Por otra parte, Eduardo Viñuela diserta sobre las influencias musicales entre España y América Latina, en especial acerca de la impronta en el nuevo  continente del rock español.

Un artículo del investigador Enrique Río Prado se refiere a Joaquín Nin, eminente músico cubano que residió la mayor parte de su vida entre Francia y España, donde se dedicó al rescate de la música peninsular.

El reconocido curador y crítico de arte, Israel Castellanos León nos brinda algunas de sus experiencias sobre este controversial tema en su artículo Ay, curaduría, tan llevada y traída…

Las últimas páginas de la revista conforman un dossier dedicado a temas de género. El dossier abre con un artículo del historiador Emilio Roig sobre los derechos civiles de las mujeres en los años 20 y 30 del pasado siglo. Le siguen sendos textos dedicados a la crítica de arte y literaria ejercida por mujeres durante los primeros decenios del siglo XX.

Sin dudas, Revolución y Cultura, constituye una revista de altos quilates, una verdadera joya literaria que debería gozar de mayor difusión nacional y contar con un diseño más atractivo –a tono con los nuevos tiempos– hechos que redundarían en  beneficio no solo de críticos, estudiantes de arte e intelectuales sino también de la población en general.