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miércoles, 2 de octubre de 2024

Bendición Malakhov desde Holguín para jóvenes bailarines del mundo

El destacado bailarín asiste al Concurso de Danza del Atlántico Norte y Grand Prix Vladimir Malakhov que se celebra en la ciudad oriental...

Cubahora en Exclusivo 06/10/2015
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En esa delgada rebanada de tiempo en la que nos ha tocado vivir, como gusta decir mi amigo

Yassel, resulta una bendición coincidir con seres excepcionales que nos enriquecen espiritualmente.

Este tiempo nuestro tiene muchos paradigmas de esos y en diversos campos esenciales para la condición humana; pero limitémonos al de las artes y una sola personalidad: Vladimir Malakhov, conocido como El Príncipe de la Danza y considerado por la revista Dance magazine, durante cinco ocasiones, como el “mejor bailarín del mundo”.

Malakhov llegó por vez primera a los escenarios cubanos en el Festival Internacional de Ballet de La Habana de 2010, cuando decidió que regresaría a este país a regalar su arte.

Recientemente concluyó la segunda edición del Concurso de Danza del Atlántico Norte y Grand Prix Vladimir Malakhov, que se celebra en la oriental ciudad de Holguín.

Malakhov ha sido primera figura de compañías de las categorías del American Ballet Theatre de Nueva York, el Tokio Ballet, el Ballet Clásico de Moscú, la Ópera de Viena, el Stuttgart Ballet de Alemania, y el Ballet Nacional de Canadá.

Nacido en Ucrania, Malakhov, en realidad es fruto de la prestigiosa tradición de la escuela rusa de ballet; se graduó la Escuela Coreográfica de Moscú y se convirtió en primera figura del Ballet Clásico de esa ciudad.

Por esas raras coincidencias de la empatía, el amor y la generosidad, Malakhov conoció a Maricel Godoy, directora de la Compañía Codanza, quien le ofreció la oportunidad de desarrollar sus iniciativas pedagógicas y promocionales en Holguín, con la implementación en 2014 del concurso que lleva su nombre, para bailarines menores de 35 años, que proporciona a los ganadores medios de trabajo equivalentes a tres mil dólares y en esta más reciente versión de 2015 ofreció también becas de estudio y especialización para los cursos de verano en las compañías Alvin Ailey de Nueva York y Joffrey Ballet de Chicago.

En Holguín esta gran estrella del ballet mundial se ha sentido a sus anchas, aclamado y venerado en sus actuaciones en el Teatro Eddy Suñol, donde en diciembre de 2013, con 45 años de edad y una flexibilidad y talento envidiables, bailó sobre la música de Saint-Saëns inmortalizada en la danza por Mijail Fokin, La muerte del cisne, y durante sus clases magistrales o en sus paseos por calles, parques y plazas.

Sin dudas, el gesto de este gran artista hacia los jóvenes intérpretes encierra, además de una alta cuota de generosidad, el legado de una saga creativa que se remonta al 8 de febrero de 1673, cuando por vez primera se viera el primer espectáculo de ballet en Rusia.

Después llegaron nombres imprescindibles para el universo de la danza clásica como el del bailarín y coreógrafo Marius Petipa , el compositor Piotr Chaikovski o la leyenda de los Ballets Rusos de Serguéi Diáguilev a principios del siglo XX.

Con él se inscribieron con letras doradas los nombres de Mijaíl Fokinm, Vaslav Nijinski y Anna Pavlova; y después en la etapa soviética Galina Ulánova , Maya Plisétskaya, Rudolf Nuréyev o Mijaíl Barýshnikov.

En la llamada Ciudad de los Parques, Malakhov, a sus anchas, se ha comportado como un curioso niño, espontáneo, fácil a la sonrisa, accesible para quienes procuran por él, humilde o derramando lágrimas, emocionado por las interpretaciones en la escena.

Para la danza actual, sobre todo de Latinoamérica y El Caribe, la presencia y los esfuerzos de este gran artista resultan una bendición y un mecenazgo como pocas veces ocurren.


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