¿Cuántos de ellos viven en la isla? ¿Cuántos abrazan el proyecto personal del creador del grupo? ¿Cuántos quieren lo mejor para Cuba? Todas esas preguntas son necesarias para valorar el alcance de esta propuesta. He pasado por allí 48 horas. Si alguien tiene dudas del país que cierta disidencia quiere construir sobre "las ruinas de la dictadura comunista, totalitaria e incompetente" debería darse una vuelta por ese aquelarre.
Debe ser un ejercicio muy duro para alguna gente inteligente, letrada y patriota que conozco codearse con tanto vándalo digital, anexionista confeso, instigador de invasiones y de violación de la soberanía nacional. Alguno ha dicho que es necesario en aras de la unidad. Y uno se pregunta cómo pueden unirse los abanderados de "con todos y para el bien de todos" y los que gritan "invasión ya"... El propio creador del grupo da luces sobre este dilema existencial. Un archipiélago es una confluencia de islas. Y el archipiélago que nos proponen está basado ("inicialmente") en el caos.
- Consulte además: Un asunto esencialmente cultural
En sus primeros cinco días el muro se ha llenado de encuestas de todo tipo, un intento de elección de moderadores (ante el llamado de algunos a censurar "infiltrados" y disimular el descaro anexionista), aviso de paro nacional, aviso de una marcha después de la pandemia, aviso de un plebiscito que pregunte ¿cambio o continuidad? (sugiero también ¿patria o anexión?), aviso de rescate de la Constitución del 40, aviso de "la Internet gratis, regalo de Biden", avisos de muchos que se largan del "egochipiélago"…, y todo eso sazonado con mucho anticomunismo, expresiones de odio y una guerra campal contra las opiniones disonantes.
Todo el que presente un "proyecto de país" o un monólogo personal con esos dos componentes está condenado al fracaso. No lo digo yo. Está demostrado en la saga de la oposición insular, que ya había tenido en el pasado algunas cabezas sin brillo, pero nunca antes alguien que le pusiera un poco de dramaturgia al asunto. Dicho esto, les aviso que se ha corrido el telón de una obra donde no se mencionan al MSI y al 27N, con banda sonora que evita el Patria y Vida, con diversidad de actores en escena y un intento de caotizar las emociones del público asistente. La primera impresión (y es muy personal) es la del espectador estafado. Han dicho Archipiélago y esa palabra le queda grande a la cabeza de playa que se nos ofrece.
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