Aprender sobre un mundo nuevo

Ilé es una adolescente con las características normales de su edad. No solo su nombre nos indica que hablamos de alguien singular, sino también su manera de implicarse en las cosas que ama hacer y esa tímida pero explosiva respuesta ante la más tentadora pregunta.

Como gran parte de las adolescentes de hoy día, ella se desarrolla en diferentes ámbitos: la escuela, la casa, los repasos y los cursos a los que asiste. Conocerla es todo un privilegio, aun más si es en un taller de comunicación por el que ella se siente especialmente atraída.

Ante la convocatoria realizada por el Proyecto Escaramujo en noviembre de 2015, en el marco del Concurso Ania Pino in Memoriam, Ilé respondió a toda velocidad. Se inscribió y pasó a formar parte del grupo de adolescentes que, desde esa fecha, asisten una vez al mes al taller de comunicación.

Este taller no es como otros tantos, aquí no hay profesores ni profesoras, solo coordinadores. Todos se sientan en círculo y tienen la posibilidad de hablar cuando quieren y también de equivocarse y aprender de los errores.

Pero para Ilé, lo más atractivo es que le ofrecen la oportunidad de conocer e interactuar con nuevos métodos y maneras de hacer; que difieren de los otros espacios de este tipo en los que ha participado: el tema, las técnicas, el equipo de trabajo, los diferentes lugares donde se realiza, la forma de dar las clases, los medios y los juegos, son solo algunos de los elementos que le resultan interesantes y que, según la adolescente, hacen de los talleres un espacio donde se siente muy bien porque se divierte a la vez que aprende.

El tema que se aborda es la comunicación en diálogo constante con otras temáticas de gran importancia para los adolescentes, forjadores no solo del mañana, sino también del presente. De esa forma, en un día de taller los integrantes del grupo pueden estar debatiendo sobre la adolescencia vinculada a la fotografía, sobre medio ambiente relacionado con los audiovisuales, así como otros tantos asuntos de corte social vinculados a la comunicación.

El curso es un verdadero espacio de participación donde el grupo decide las temáticas que le interesa y en función de eso se organizan los talleres. Esto garantiza mayor motivación e implicación por parte de los adolescentes en el destino del propio proceso. Siempre se busca el bienestar personal, pero apostando por una meta grupal a la contribución a la formación de valores.

En este taller de comunicación, Ilé no solo encontró la satisfacción a sus ansias de conocimiento sobre audiovisuales y medios impresos, sino a las maneras de intercambiar en colectivo y divertirse aprendiendo.

La esencia de este curso no está en el resultado, sino en el proceso que se vive. Es un espacio de intercambio de experiencias donde se apuesta por un enriquecimiento y aprendizaje vivencial.

Aunque costó trabajo saber lo que menos le gusta a Ilé, logramos conocer que es el poco tiempo de duración del curso. Además de la falta de espacios donde llevar a la práctica real lo aprendido.

En el momento de la confección de este trabajo sus insatisfacciones eran ya una cuenta saldada. Por un lado con la emisora Habana Radio de la Oficina del Historiador de la Ciudad y por otro con el Canal Habana.

El curso no tuvo su culminación en junio de 2016 como se esperaba, sino que se mantiene en el tiempo pues los adolescentes han participado en varias emisiones del programa Contigo somos más de Habana Radio, conservan el contacto y algunos se mantienen fijos como parte del equipo de realización.

También con el Canal Habana se logró conquistar un espacio televisivo para el pasado verano, lo que contribuyó a la continuación de los talleres, centrados ya en la producción audiovisual. El programa Chicos y Corticos, destinado a niñas, niños y adolescentes, es el espacio donde los talleristas han volcado todos los conocimientos adquiridos en cuanto a producción comunicativa durante un año. Gracias a este taller de comunicación realizado por el Proyecto Escaramujo, muchos adolescentes han encontrado un espacio de realización, y especialmente Ilé puede decir que ha hecho realidad uno de sus sueños: ser conductora de televisión y “aprender sobre un mundo nuevo”.

Como para las niñas y niños ávidos de conocimiento nunca es suficiente. Una vez finalizado el programa de televisión se comenzó a realizar de conjunto con ellos un taller sobre nuevas tecnologías. Aprendieron a trabajar en redes sociales, se hicieron su propio blog y debatieron sobre las ventajas y desventajas que ofrece la red de redes.

Los adolescentes debatieron sobre videojuegos con mensajes educativos sobre medio ambiente y producto de ese debate realizaron carteles, que luego fueron expuestos en un Simposio de Flora y Fauna.

Escaramujo no es solo eso, pero este pudiera ser un resumen de lo que se ha hecho en los últimos tiempos desde una de las aristas del proyecto. El 2016 cierra con muchos logros, pero con otros tantos retos que abren las puertas a un año cargado de trabajo y, por qué no, de ilusiones para todas las personas implicadas.

Nuevos adolescentes vendrán, los ya no tan nuevos como Ilé seguirán trabajando de conjunto con los jóvenes coordinadores en pos de lograr cada una de las metas propuestas para este 2017, en que se cumplen 7 años de ese sueño que ya hoy es una realidad.