lunes, 23 de septiembre de 2024

La misión más fácil (+Fotos)

En las manos de madres y padres cubanos va la tarea de llevar a sus infantes a recibir unas dosis inmunizadoras que el país garantiza gratuitamente

Susana Gomes Bugallo en Exclusivo 10/03/2015
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Campaña de vacunación
Cuba es territorio libre de polio hace más de 40 años.

Por una semana, las madres y padres cubanos de los infantes de entre los 30 días de nacidos y hasta los dos años, 11 meses y 29 días de edad tienen una misión especial.

Una misión garantizada que en cualquier latitud resultaría un desvelo y en este archipiélago no pasa de ser un recordatorio por los medios de comunicación y la asistencia constante de profesionales de la salud y los activistas de organizaciones de masas como la FMC y los CDR. No pasa de ser eso para las familias de los menores, pero, ¿cuánto se mueve en el país para garantizar el éxito de una campaña de vacunación antipoliomielítica? Tanto como en otros lugares puede llegarse a desembolsar para adquirir armamentos.

Desde ayer y hasta el próximo día 15 tendrá lugar la LIV Campaña Na­cio­nal de Vacunación Antipoliomielítica en su primera fase. Luego, entre el 27 de abril y el 3 de mayo será inoculada la segunda dosis en los pequeños de los hogares, y se reactivará la de los que no pasan los diez años (que suman esta vez 111 323 infantes). Casi medio millón de críos se librarán este año de sufrir los efectos de una enfermedad que en el mundo sigue causando estragos. Y eso es solo este año.

Históricamente, desde que en 1962 el país eliminó este padecimiento, alrededor de 83 millones de dosis salvadoras han llegado a la infancia. Se calcula entonces que la población cubana con menos de 68 años de vida ha sido protegida por las campañas revolucionarias de vacunación, pues antes del triunfo de 1959 solamente se había eliminado en Cuba la fiebre amarilla y la viruela.

¿Es significativa entonces la misión de las parentelas de encargarse de que sus descendientes adquieran la dosis destinada para ellos? Pequeña se hace al lado de la que desata el país para cubrir las necesidades médicas de cada ser humano, más aún de aquellos que recién se estrenan en el mundo. Un movimiento que se diseña con la efectividad suficiente como para que pocas personas entiendan o conozcan en carne propia lo que trae consigo tal enfermedad.

Sin embargo, no es cosa de ciencia ficción hallar en cualquier latitud las marcas de quien de pequeño padeció este contagio en la sustancia gris de su médula espinal y culminó en una atrofia o parálisis de los músculos afectados porque la política de salud de su nación no previó entre sus prioridades la prevención gratuita de los efectos de este virus, o porque sus padres no pudieron costear la inmunización de sus hijos y prefirieron apostarlo todo a la constante suerte del pobre: «no tiene por qué pasarme».

Así se dicen muchos, y realmente no tiene por qué ocurrir. Pero ocurre sin que algo pueda hacerse. Y las historias impresionan a quienes viven ajenos a estas prácticas de sufrimiento y por estos días no se detienen a pensar muchas veces en cuanto trae consigo una campaña de vacunación gratuita como esta.

¿Cuán compleja es la misión de los padres y madres entonces? Tan simple como garantizar que sus menores lleguen sin tanto esfuerzo a las consultas donde se les suministran las gotas más milagrosas. Las que llevan el milagro en la historia que las creó tanto como en el efecto médico que causan.

Pero la misión familiar no acaba aquí. Sino que debe unirse a la de los centros educativos cuando intentan explicar a los alumnos qué es el socialismo. Este es el momento en el que la gente de casa debe sumarse a la labor de los docentes y explicarle a sus hijos que socialismo es también que hoy puedan asistir caminando a sus aulas porque de pequeños una vacuna —que en el mundo pudo costar años de deudas monetarias— se les suministró de modo gratuito.


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Susana Gomes Bugallo

Se han publicado 1 comentarios


ernesto
 27/4/15 14:22

Hola, creo que es fantático tu trabajo, sobre todo porque contamos con el privilegio de erradicar esta enfermedad, yo la sifro, aunque no me ha doblegado, espero que las madres tomen en serio esta campaña para evitar que su hijo sufra las secuelas de la polio. tengo 3 hijos y siempre estuve al tanto de esta campaña.

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