sábado, 28 de septiembre de 2024

Envases PET: ¿es dañino reutilizarlos con agua?

Puede afirmarse que llenar con agua potable los envases de PET y consumirla después no representa un riesgo para la salud por ingestión de productos químicos tóxicos...

en Cuba nos une 28/03/2019
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Contenedores Pet 4
Contrario a lo que usted pueda leer, conservar agua en recipientes PET no es perjudicial para la salud

Por: Ricardo Martínez Sánchez

El politereftalato de etileno (PET, por sus siglas en inglés) es el poliéster de mayor consumo a escala mundial. Salió al mercado en 1953 y se comercializa con distintas marcas como Dacron, Mylar, Terylene y Lavsan. Más del 60 por ciento de su producción se dedica a la fabricación de fibras con destino a la industria de tejidos al sector de la salud; en tanto, alrededor de un 30 por ciento se emplea en la confección de contenedores para agua, refrescos, jugos, cervezas, vinos y bebidas alcohólicas.

El uso seguro del PET para esos fines ha recibido por más de 30 años la aprobación de diferentes agencias reguladoras internacionales, entre ellas la europea y la U.S. Food and Drug Administration (FDA). El resto de la producción mundial del PET se utiliza principalmente en forma de películas, que se caracterizan por su gran resistencia mecánica (Mylar, Melinex y Hostaphan).

En el caso de los contenedores de PET empleados para envasar agua y refrescos, la mayoría de los fabricantes recomiendan que se desechen y reciclen después de consumir su contenido. Ello no se debe a que la reutilización de los envases sea un riesgo para la salud, sino a que obtienen mayores beneficios económicos si no establecen el sistema de recuperación de envases, limpieza y llenado. No obstante, algunos países europeos, como Alemania y Dinamarca, tienen la política de reusar las botellas de PET como una vía de protección del medio ambiente, que sufre con la acumulación de envases no degradables.

En la vida cotidiana constituye una práctica internacional que muchas personas reutilicen los envases vacíos para llevar consigo agua potable. Algunas fuentes no académicas han divulgado la opinión de que tal proceder es nocivo para la salud, pues afirman que el agua se contamina con sustancias químicas tóxicas, incluso carcinógenas, provenientes de los contenedores de PET.

La condena a la reutilización de las botellas de PET está relacionada con la tesis de maestría de una estudiante de la Universidad de Idaho, que no fue revisada por la FDA ni publicada en ninguna revista científica, y con un mensaje de correo electrónico circulado en la web el cual difundía la falsedad de que la congelación del agua en los contenedores de PET producía dioxinas cancerígenas, a lo cual algunos medios hicieron eco.

 

El mensaje atribuía la información al Johns Hopkins Kimmel Cancer Center, institución que desmintió y refutó su contenido.

Puede afirmarse que llenar con agua potable los envases de PET y consumirla después no representa un riesgo para la salud por ingestión de productos químicos tóxicos. Si de algo hay que cuidarse cuando bebemos de una botella de PET reutilizada es de la falta de higiene. Los contenedores deben lavarse regularmente con detergente para eliminar la presencia de los microorganismos, procedentes de nuestro cuerpo o del medio ambiente, que pueden provocar alguna patología. Si se observa que los envases presentan daños físicos internos, como arañazos y grietas, deben desecharse porque son propicios para el crecimiento de las bacterias.

Tres aspectos importantes para juzgar el riesgo que pueda representar para la salud la reutilización de las botellas de PET son:

1. La presencia de compuestos químicos en el agua contenida en las botellas de PET rellenadas en la industria.

Los análisis de la calidad del agua envasada en las botellas de PET muestran la presencia de contaminantes en cantidades por debajo del límite de toxicidad. El origen de esas sustancias se encuentra en la producción del polímero, la fabricación del envase y el proceso industrial de su llenado.

La obtención del PET se realiza a partir de dos sustancias denominadas monómeros, el ácido tereftálico (AT) y el etilenglicol (EG), que se calientan hasta 280 oC en presencia de un catalizador inorgánico, el trióxido de antimonio (Sb2O3). El polímero obtenido contiene como impurezas residuos de los monómeros y el catalizador, que no afectan la salud. La difusión de los monómeros al agua envasada en las botellas de PET es despreciable. El catalizador se encuentra en el polímero en una cantidad de 170–300 mg/Kg. Sin embargo, solo una pequeña fracción migra hacia el agua, por debajo de los límites aceptados por las agencias reguladoras (0.04 mg/kg).

El polímero empleado para conformar los contenedores no requiere de la presencia de aditivos para su procesamiento. Estos envases se confeccionan en dos pasos, tal y como se ilustra en la figura 4. En el primero, las granzas de PET se llevan a una inyectora donde se hacen unas preformas, conocidas como parison. Durante la inyección, el polímero alcanza alrededor de 290 oC a 315 oC. En el segundo paso se conforma el envase a partir de la preforma, mediante el moldeo por soplado, donde el molde se mantiene entre 90 oC y 100 oC.

La elevada temperatura a la que se somete el polímero durante el proceso de inyección, unido a la presencia de humedad y oxígeno, provoca reacciones de degradación y descomposición que producen compuestos que contaminan el PET. Así, cuando un envase va a la línea de llenado, ya el polímero contiene cantidades pequeñas de Sb2O3 formaldehido y acetaldehído.

Además de las impurezas mencionadas, los líquidos envasados contienen otras sustancias, como ftalatos, fenoles alquílicos, antioxidantes, estabilizadores UV y lubricantes. Estos últimos se han encontrado también en el agua envasada en contenedores de vidrio y por eso no se atribuyen al PET, sino a otras fuentes, como las tapas de los envases, las tuberías de transporte, los agentes de desinfección, la contaminación de fondo en los métodos analíticos y el proceso de embotellado en sí mismo e incluso a la contaminación ambiental.

2. El reenvase industrial de las botellas de PET.

Después del consumo de su contenido, los envases de PET pueden seguir dos caminos: el de engrosar el cúmulo de los residuos de plástico que dañan el medio ambiente o el del reciclado. Entre las posibilidades de este último se encuentran la producción de nuevas botellas a partir del PET recuperado por un proceso sofisticado.

Otra acción en favor de la protección del medio ambiente es el reenvase de los contenedores de PET, popular en Europa. El proceso está totalmente automatizado desde la recolección de los envases, que se realiza en los establecimientos donde se expenden llenos u otros puntos de distribución. En la industria, los contenedores se lavan, se comprueba la eliminación de contaminantes con un detector electrónico (sniffer) y se llenan nuevamente. La principal dificultad del proceso es el mal uso de las botellas por parte del consumidor, que suele llenarlas con insecticidas, bebidas de muy fuerte olor, etc).

Al reutilizar una botella, se debe tener en cuenta que el polímero actúa como un adsorbente y se establece el equilibrio adsorción-desorción con el líquido que contiene. Si originalmente el envase contenía un refresco, al vaciarse el contenedor, el polímero mantiene pequeñas cantidades de los solutos. Si el envase no se lava cuidadosamente, se produce la desorción de los solutos después de llenarlo, lo que se detecta por el sabor que le imparte al agua sin causar daños a la salud. Sin embargo, si el envase se usa una vez para almacenar algún producto tóxico, ya no se podrá reutilizar para el consumo de agua potable.

3. La reutilización de las botellas en la desinfección solar del agua para el consumo humano.

Más del 11 por ciento de la población mundial no tiene acceso a fuentes seguras de consumo de agua potable lo que ocasiona diversas enfermedades contagiosas, algunas mortales, sobre todo en países subdesarrollados.

Una vía para aliviar este problema es la desinfección solar del agua (SODIS, acrónimo inglés), que consiste en exponer al sol el agua contenida en botellas de vidrio o plástico por 6–48 horas en dependencia de la intensidad del sol y la sensibilidad de los agentes patógenos.

En la actualidad los contenedores de vidrio se usan poco, debido a su fragilidad, mientras que las de PET están muy difundidas, al combinar su resistencia mecánica y la abundancia de los recipientes que pueden reutilizarse. La acción germicida es la combinación del calor y la luz UV.

El SODIS se emplea en más de 50 países de África, Asia y América Latina por más de cinco millones de personas. La foto muestra a una familia en Cambodia que utiliza esta técnica.

En resumen, el uso del PET para contenedores de agua y otras bebidas cuenta con el aval de las agencias reguladoras internacionales.

 

Los contenedores de PET se pueden reutilizar con seguridad para almacenar y consumir agua potable si se conoce que solo contuvieron la bebida original y/o agua. Un requisito indispensable es mantener su limpieza con detergente y desecharlos si se producen arañazos o grietas en su interior para evitar el desarrollo de hongos y bacterias.

Internacionalmente se practica el reenvasado de los contenedores. En países desarrollados se puede consumir el agua envasada industrialmente en botellas que pasaron por un proceso de recogida, limpieza y renvase. En países pobres donde la contaminación del agua afecta a su población, los contenedores de PET se reenvasan múltiples veces para emplearse en el proceso de la desinfección solar del agua y contribuir a mejorar la calidad de vida de esos pueblos.


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Se han publicado 1 comentarios


manolete
 28/3/19 9:09

y por qué no se hace extensivo este artículo en los medios nuestros, para aclarar a la población este asunto

no le demos ni un tantico así a las fake news

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